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100 concentraciones por la dignidad

Céntesima concentración de las víctimas del metro en Valencia.

Moisés Pérez

100. Esa es la cifra de concentraciones a las que han llegado las víctimas del trágico accidente de metro que ocurrió en Valencia en 2006 y que dejó 43 muertos y 47 heridos. Número al que se ha llegado forzados. La sordera de un Consell incapaz de dotar dignidad al colectivo, obliga a ello.

En el ambiente se notaba que no era una concentración cualquiera. Veinte minutos antes de empezar con la protesta, la plaza la Verge ya registraba una afluencia de gente inusual en otras ocasiones. Se notaba que era un día especial. Incluso, el cielo parecía teñirse de negro en recuerdo de los fallecidos en el triste accidente.

A diez minutos para que la plaza clamara con el silencio, ocurría uno de los prolegómenos reservados para la ocasión: llegaban unos corredores al lugar con pancartas en las que se leía “100 Km, 100 concentraciones”. Se trataba de unos atletas amateur que habían empezado esta mañana una marcha de 100 kilómetros en honor a las 100 concentraciones de la Asociación de las Víctimas del Metro 3 de julio. Capitaneados por el simpatizante del colectivo Pedro Díaz, los corredores fueron aplaudidos por una plaza que ya estaba prácticamente a rebosar. Estos llegaban con el ya clásico grito de lucha: “Sí se puede”.

“Lo que es una barbaridad no son los cien kilómetros que hemos hecho, son las cien concentraciones”, decía Díaz. Mientras él hablaba ante los medios y la cara visible de la asociación de las víctimas del metro agradecía el esfuerzo de los deportistas aficionados, la gente abarrotaba el lugar. En la plaza, se observaba a destacados líderes políticos como Enric Morera o Mónica Oltra de Compromís, diputados socialistas como Jordi Sierra o Julián López o miembros de colectivos sociales como los iaioflautas.

Siete en punto de la tarde. Los cinco minutos de silencio tradicionales empezaban. Pero, esta vez, el silencio se rompía por la música de la Colla de Tabal i Dolçaina de Torrent. Interpretaban la canción “La procesión de la memoria”, compuesta inicialmente en homenaje a las víctimas del franquismo. La emotividad se notaba en el ambiente. Las cien concentraciones pesaban, los recuerdos persistían, el Consell seguía sordo y el cielo lloraba en forma de lluvia.

Tras los cinco minutos de silencio, una de las integrantes de la asociación leía un manifiesto. En él, se recordaba que ya hacía 4 años de la reunión entre el colectivo y el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, y la Consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig. Y que pese al encuentro, el Consell no había variado su postura hacía las víctimas del metro.

El silencio los hace cómplices

“El silencio ante las revelaciones de estos años los hace cómplices”, exclamaba la miembro de la asociación en acusación a Fabra y Bonig, mientras repasaba varias informaciones publicadas durante estos años que habían destapado las mentiras de la versión promovida por el gobierno valenciano. Los gritos de “Fabra dimisión” surgían tras la frase.

Al término de la lectura del manifiesto, tomaba la palabra la portavoz de la asociación, Beatriz Garrote. Su intervención se entrecortaba por las lágrimas. “Llegamos indignados a las cien concentraciones”, criticaba. Sin embargo, su rabia y su dolor parecían convertirse en esperanza. “Aunque lleguemos indignados ante todas las mentiras, la reapertura judicial del pasado año y nuestra próxima vista a Bruselas nos ha hecho recobrar la ilusión”, decía. Los aplausos no cesaban, mientras ella gritaba: “Esperemos que en Europa nos den las respuestas que el gobierno valenciano no nos ha dado”. El cántico del “Sí se puede” interrumpía su discurso.

Garrote proseguía su intervención agradeciendo el acto de los corredores, mostraba su solidaridad al colectivo de los pacientes de la Hepatitis C y recordaba la manifestación de mañana contra la violencia machista. Su discurso acababa dando las gracias a la gente que se había concentrado allí. “Estamos muy agradecidos por todos los que venís. Nos estáis haciendo aguantar”, decía emocionada para terminar: “Lamentablemente os seguiremos necesitando en las próximas”. De momento, cien concentraciones y cero responsables.

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