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La apuesta por la energía fotovoltaica ahorra al Ayuntamiento de València seis millones de euros al año en su factura

En el centro, el alcalde de València, Joan Ribó, en una de las instalaciones de pérgolas fotovoltaicas.

Laura Martínez

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El Ayuntamiento de Valencia ahorra un 30% en su factura de la luz desde que ha implementado las placas fotovoltaicas. La red de pérgolas fotovoltaicas distribuidas por la ciudad y la rehabilitación de los edificios públicos con energías renovables ha permitido al consistorio obtener un ahorro de seis millones de euros en el último año. La factura del Ayuntamiento ha pasado de 19,9 millones de euros a rozar los 13,6 gracias a las instalaciones de autoconsumo, que comenzaron a proyectarse en el pasado mandato y han brotado estos dos últimos al culminar el proceso administrativo.

Las primeras pérgolas se instalaron en 2019 como respuesta a los procesos de participación ciudadana y en dos años la red ya suma unas dos decenas de instalaciones, que conllevan un ahorro energético y económico notable, además de la reducción de emisiones contaminantes. Las actuaciones de eficiencia energética en la ciudad se han complementado con la instalación de paneles en edificios municipales y con cambios en el alumbrado público, donde se han sustituido las instalaciones habituales por LEDS y se ha revisado la iluminación de edificios municipales.

Según los cálculos de la concejalía de Gestión de Recursos, estos cambios en el alumbrado han reducido el coste para las arcas municipales en más de 5,1 millones de euros al año (pasando de 12,7 millones en 2014 a 7,6 millones de euros en 2020). En cuanto a los edificios públicos, la instalación de paneles ha reducido un 17,15 % la factura energética (un millón de euros en un año) y en los colegios municipales (de los 1,55 millones que se pagaban en 2015 a 1,15 del último ejercicio completo).

Gran parte de las instalaciones surgen de las consultas ciudadanas que ha puesto en marcha el municipio por barrios y pedanías de la ciudad, recuerda la concejala de Gestión de Recursos, Luisa Notario, que considera “fundamental”, el interés “porque demuestra que los vecinos y vecinas de València y el gobierno municipal caminan de la mano por la misma senda de la sostenibilidad, la responsabilidad y la eficiencia”. Sobre las intervenciones en escuelas, en colaboración con la conselleria de Educación, la concejala de Compromís explica que el objetivo es “reducir los costes correspondientes al consumo de la energía eléctrica y disminuir a la vez las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera”.

Para llevar a cabo las actuaciones el Ayuntamiento diseñó el Plan de Eficiencia Energética y el Plan de Intervención en Alumbrado Público (IDAE II), que contaron con ocho millones de euros de ayuda europea a través de los Fondos FEDER. En 2017 el consistorio puso en marcha el proyecto Valencia Solar, una instalación de cinco pérgolas fotovoltaicas para suministrar energía a diversos locales municipales y una red de estaciones de recarga de coches eléctricos. La inversión total fue de 443.000 euros y se estimaba un ahorro energético de 366 MWh anuales; un ahorro económico de unos 35.800 euros anuales. “Impulsamos el incremento del desarrollo de la energía solar fotovoltaica con el objetivo de reducir la dependencia de los combustibles fósiles, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y estimular la actividad económica en el territorio”, apunta Notario.

Otra de las intervenciones recientes es la del Parque Lineal de Benimàmet, un proyecto que consistió en aprovechar el sombraje que tenía el parque para instalar placas fotovoltaicas en los techos. En total, el proyecto ha constado de 30.00 kW de potencia nominal y 35,64 kW de potencia instaladas en tres pérgolas, con un presupuesto de 104.000 euros. El ahorro, indica la concejalía, ha alcanzado picos de hasta cerca de tres cuartas partes del consumo energético y de hasta casi la mitad del gasto económico. Se estima que la energía renovable generada supone una reducción de emisiones de dióxido de carbono de 24,68 toneladas equivalentes cada año en uno de los centros y de 46,28 toneladas en el otro. Estas intervenciones casan con las opiniones de expertos en cambio climático, que recalcan la importancia de situar “islas de frescor” en las ciudades para combatir el aumento de las temperaturas y abogaba por aprovechar los edificios públicos para este tipo de instalaciones. Las actuaciones, asegura la concejala, se irán extendiendo en lo que resta de mandato.

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