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Recogidos 3.000 cartuchos de perdigones de plomo en una hora en el Parque Natural de la Albufera

Los cartuchos recogidos por PACMA

Toni Cuquerella

3.000 cartuchos de caza recogidos en una hora en el Parque Natural de la Albufera, la mayoría de perdigones de plomo, una munición prohibida por ley para los humedales. Esta es la denuncia que ha presentado el Partido Animalista PACMA en la Consellería de Agricultura tras la recogida de vainas realizada por cuatro activistas en una única parcela.

Los mismos activistas afirmaron que ante la detonación cada vez más próxima de disparos tuvieron que abandonar la parcela, “quedando sobre el suelo todavía miles de vainas de munición, junto con otros residuos de todo tipo (botellas de vidrio de bebidas alcohólicas, botellas de plástico de agua, envases metálicos de alimentos, restos de vajillas, envases vacíos de cartuchos…)”. Además alertan que, aunque algunos cartuchos eran recientes, otros dado su estado de deterioro, debían llevar varios años en el suelo.

Con este hallazgo, PACMA denuncia el incumplimiento sistemático de la ley por parte de los cazadores, como ya hicieron hace unas semanas al denunciar la caza ilegal en 157 cotos en la provincia de València, cinco de ellos precisamente en el Parque Natural de la Albufera.

Los animalistas denuncian también “la permisividad del Govern del Botànic ante la vulneración de la ley por parte de los cazadores y su apoyo constante a este colectivo, que provoca cada año la muerte de más de 30 millones de animales en nuestro país y se cobra la vida de en torno a medio centenar de personas” afirma Raquel Aguilar, coordinadora de PACMA en València.

Por otro lado también exigen desde la formación que la Consellería ponga los medios necesarios para cumplir con la reclamación de la Fiscalía Provincial de València, que insta a la administración dirigida por Mireia Mollà a adoptar las medidas necesarias para impedir cualquier aprovechamiento cinegético en cotos que afecten a espacios naturales protegidos de la provincia de València, como es el caso de La Albufera, concluye Aguilar

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