Regeneración Ni-ni
El castizo vocablo regeneración ha estado muy en boga durante la presente legislatura. Hasta el PP, el partido que más corruptelas genera, ha enseñado al resto de formaciones el capote de la Ley de Transparencia. Con la consabida negativa de las mismas, algunas de ellas también muy desacreditadas, a esta faena de aliño.
Sin embargo, por mor de esta incredulidad, los promotores de la hispana regeneración, concepto eminentemente elitista y de paternidad noventayochista, han acabado por engendrar una criatura rebelde e indeseada por ellos. Se trata del empoderamiento, de raigambre anglófona y antaño sin referentes partidistas de envergadura. Hogaño apunta a un 22,5% de votantes y resta por ver si sus adalides, con mayores cuotas de poder, derivarán en una suerte de vanguardia. Los resultados de la Asamblea Constituyente parecen reforzar dicho posicionamiento.
De vuelta a la regeneración, nada manifiesta más meridianamente el fracaso de esta vía reformista que el éxito de Podemos. Las malas noticias se ciernen en el solar valenciano sobre los partidos que la han abanderado.
Es el caso, por ejemplo, de una UPyD que ha contemplado recientemente la dimisión de gran parte de su Consejo Territorial valenciano. Las quejas contra la dedocracia plenipotenciaria de la lideresa se antojan ya cansinas y no dejan de formar parte del imaginario colectivo de la formación y del memorial de agravios de su ilustre asociación de víctimas, la cual cuenta ya, entre muchos otros, con Sosa Wagner o el fundador Mikel Buesa. En fin, sabíais a lo que veníais y, con destinar desde Madrid a nuevos virreyes, asunto arreglado. En el haber de la formación magenta, no obstante, ha de apuntarse la contribución a la higiene democrática que han supuesto sus denuncias de casos de corrupción.
Asimismo, el núcleo fundador de Ciutadans en nuestro territorio también pasa por un trance complicado, tras la salida de quienes lo fundaron años ha por desavenencias con sus socios del Centro Democrático Liberal. Los del CDL ponen a disposición de la marca de Rivera la única implantación municipal con la que cuenta en la Comunitat Valenciana, indispensable para afrontar mínimamente una campaña. Sin embargo, su pasado en los partidos “de la casta” e imputaciones como la del líder gandiense Fernando Mut han propiciado una fractura con los impulsores del proyecto por estas latitudes.
Por último, VOX marró la ocasión de mandar un eurodiputado a Estrasburgo, lo que le hubiera permitido, al menos, ser aún de la partida. Tengo la impresión de que se equivocaron con el liderazgo del sempiterno Vidal-Quadras. Con Santiago Abascal de presidente, quien patrimonializó a ojos de los medios más derechistas la manifestación del 12 de octubre de 2013, tienen ante sí una segunda oportunidad de hacerse presentes y dar continuidad al proyecto, la cual pasa, básicamente, por rascar representación en Madrid. Por otra parte, las razones principales del escaso bagaje de la formación han de rastrearse en el magro target al que se dirige una fuerza que se sitúa a la derecha de un PP que empezó la legislatura imbuido por una notoria deriva conservadora.
Nones, por lo tanto, para los gerifaltes de la Regeneración Ni-ni.