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¿Qué es eso de la responsabilidad de Estado?

Alfons Cervera

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Las palabras son a veces como las cartas de un tahúr. Escondidas en las mangas de la chaqueta, el tramposo las saca cuando le conviene para derrotar al jugador que tiene enfrente. Seguramente una de esas palabras trampa más repetidas desde el 20 de diciembre del año pasado es “responsabilidad”. Y esa repetición aumenta hasta límites insospechados después de las elecciones celebradas el pasado 26 de junio.  Sobre todo hay dos partidos que hablan de una necesaria “responsabilidad” de Estado: el PP y Ciudadanos. Y cuando se sacan la palabra de la manga se la echan a la cara del PSOE para que propicie la investidura de Mariano Rajoy como presidente del gobierno. Es una jugada que salta una y otra vez -hasta la extenuación- sobre el tapete de los posibles pactos de investidura que se anuncian cada día desde esas últimas elecciones.   

Responsabilidad de Estado es lo que le exigen a Pedro Sánchez esos dos partidos que son realmente uno solo e indivisible. Tienen las mangas de sus chaquetas veraniegas siempre azules llenas de esas tres palabras. Y por si no tiene esa pareja bastantes mangas para esconder las tres palabras, les presta las suyas y sus sombreros el mariachi de los barones socialistas con una impagable Susana Díaz como vocalista de la banda. Responsabilidad de Estado ha de tener Pedro Sánchez y eso supone dos cosas principalmente: apoyar a Rajoy y enseñarle a Podemos una ristra de ajos para que como Drácula esconda sus colmillos y se abisme en las tinieblas de una noche eterna.

El pacto entre el PP y Ciudadanos es una engañifa, una ridícula obrita de teatro que fracasaría en una representación escolar de fin de curso. Es la excusa para que la derecha vuelva a ser una sola y para que Albert Rivera regrese emocionado a su casa de siempre, aunque en vez de en Navidad estemos en verano. También a esa obrita se han sumado desde el principio Felipe González y su anacrónica compañía de variedades arrevistadas. El PSOE es un partido responsable y esa responsabilidad tiene dos salidas: propiciar la investidura de Mariano Rajoy y ejercer una oposición responsable al gobierno del PP. A este paso, la palabra responsable va a quedar la pobre más chuchurría que el chicle de tabaco en la boca cariada de un pistolero del Oeste.

Olvidan esos jugadores de mangas trucadas que ahora mismo la auténtica responsabilidad de Estado se demuestra de otra manera: no propiciando que un partido al que la justicia ha considerado en alguna parte una “banda criminal” siga gobernando este país. Esa habría de ser la verdadera responsabilidad del PSOE, de Pedro Sánchez y la de quienes desde la dignidad ciudadana nos negamos a soportar cuatro años más de ignominia permanente en nombre de un irredimible patriotismo de tahúres. La amenaza de derrumbe no habría de ser el marco en que se desarrollen unas posibles terceras elecciones. En ese sentido, la democracia debería ser un espacio político y moral de inagotables dimensiones. La ristra de ajos en la cara de la izquierda tampoco habría de sellar la estrategia socialista en las próximas semanas. Habrá que hacer lo imposible para impedir que un gobierno anclado en el saqueo y las mentiras siga gestionando lo poco que nos queda. No sé si sólo con la dignidad y la nobleza se puede gobernar. Pues habrá que gobernar con eso si al final Pedro Sánchez es el presidente de un gobierno que luche por el cambio en un país que ya no espera casi nada de casi nadie. Nos queda eso: la dignidad y la nobleza para ajustar los presupuestos del cambio, ya que el dinero se lo han llevado quienes han hecho de la codicia y el amiguismo con los poderosos el logotipo más elocuente de sus políticas ruinosas.

Dejemos pues de marear las palabras como si las palabras fueran ese trapo que se estruja para limpiar lo que queda después de una noche de parranda. La responsabilidad de Estado exige que quienes la nombran y se la exigen a los demás no mientan como vienen mintiendo el PP y los barones del PSOE desde que las elecciones democráticas ofrecen un panorama político más plural que el que había hasta ahora. Y es en este panorama de absoluta desarmonía política donde me surge una pregunta un tanto desasosegante: ¿será verdad que -como ya se vio después del 20D- al combo musical Susana y los Barones no les interesa que Pedro Sánchez sea presidente del gobierno para poder cargárselo como secretario general en el próximo Congreso del partido? No sé. Lo digo por añadir aquí otro significado nada académico a eso que tantas voces -desde las filas socialistas- llaman responsabilidad de Estado. O sea: a mí me suena más aquella vieja historia de Bruto y sus compinches acuchillando en plan manada a Julio César que esa otra, tan cándida e inocente, de ejercer una oposición responsable a los desmanes seguros de Rajoy y sus colegas. Pues eso.

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