Un partido anticatalanista se vanagloria de haber censurado el concierto de Ebri Knight
“Objetivo conseguido con trabajo y esfuerzo”. Así se vanagloria Avant Valencia de haber conseguido que la Sala Amstel Arts, en el complejo de ocio de La Marina, suspendiera un día antes de celebrarse el concierto de Ebri Knight, un grupo catalán con letras de marcado carácter reivindicativo.
El grupo político Avant Valencia es una asociación de partidos vinculados a la extrema derecha a los que les une, según su web, “la lucha contra el odio y el rancio catalanismo”. La formación dice que nace “para estabilizar la política destructiva de los partidos políticos centralistas y catalanistas que gobiernan y han gobernado la Terra de Valencia (sic) despiadadamente”, unos postulados que recuerdan al blaverismo y a un regionalismo anticatalanista.
Para ellos, el grupo de folk punk, que canta tanto en castellano como en catalán, es “un grupo que fomenta el odio a otras ideologías, y fomenta el independentismo catalán y su idea de los falsos países imaginarios no tiene cabida en un lugar dedicado a la Cultura”. Según el comunicado que ha difundido la formación y que h an recogido íntegramente algunos portales de noticias, aplauden que Amstel censure “ciertas actitudes más próximas a coartar la libertad y ensalzar un determinado fascismo provocando más odio entre las personas.
Ebri Kniht denunció el pasado viernes la censura del concierto que estaba previsto el sábado junto al grupo Herba Negra en el recinto del Veles e Vents y la respuesta a última hora de los promotores del evento. La agrupación denunció que se trataba de motivos “políticos e ideológicos” y de una marcha atrás producida una vez que los responsables vieron sus mensajes en redes sociales. Dos días antes del concierto, “la gerencia de la sala, a través del representante de Heineken en Valencia (empresa gestora de la sala), nos exigió el compromiso de no manifestar ningún mensaje político ni religioso durante el concierto, ni tampoco vender ningún material con contenidos de este tipo”, expresaron los músicos.
Por su parte, las portavoces de Esquerra Unida criticaron la decisión y pidieron explicaciones al consorcio de La Marina, emplazando a que “adopte medidas contra la censura ejercida por la empresa que gestiona la sala, puesto que supone un precedente muy grave permitir que el criterio ideológico de determinados programadores pueda imponerse por encima de derechos fundamentales”.