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¡Vente a Venezuela, Pepe!

Alfons Cervera

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Si se pudiera hacer broma con todo, podíamos decir aquello de “Vente a Venezuela, Pepe”. Pero no se puede hacer broma con todo. Hay asuntos que no admiten bromas porque son asuntos graves. Y lo que está pasando con Venezuela es bastante grave. Me refiero a cómo el PP, Ciudadanos y los medios a su favor (casi todos) están utilizando ese país para sus propios intereses electorales. La alianza de Podemos con Izquierda Unida y las confluencias los ha puesto de los nervios. El mundo del dinero está que no le cabe la camisa en el cuerpo. Sudan a chorros cada vez que las izquierdas suben en las encuestas. Y la única manera que tienen de parar esa subida es la que mejor conocen: la marrullera. Se vuelcan con todas sus armas (que son muchas) para derribar la esperanza de que en este país pueda haber un cambio de verdad. O al menos el intento de cambiar algunas de las miserias que estamos sufriendo por culpa, no de la crisis, sino de los políticos que han arruinado la caja pública con sus chanchullos y de esos patriotas que en vez de tener aquí sus dineros se los han llevado a paraísos fiscales. La crisis sería mentira si esos delincuentes no se hubieran chupado para sus negocios privados el dinero público y hubieran cumplido con sus obligaciones fiscales. Pero ahí están, tan panchos en sus poltronas mientras se forman colas por las noches en los contenedores de los supermercados.

Sí, aquí mucha gente está pasando hambre, se queda sin casa, se queda sin ayudas para poder echar una mano a sus familiares dependientes, se queda sin poder poner la calefacción en los inviernos, se queda sin aliento para encarar con una mínima dignidad la vida que, como decía García Lorca, no es buena, ni noble, ni sagrada. Sí, así es la vida en España pero el PP, Ciudadanosy los medios a su favor (casi todos) se van a Venezuela para contarnos luego lo mal que lo están pasando los pobres venezolanos por culpa antes de Chávez y ahora de Maduro. Y a ese baile con orquesta chirriante se ha apuntado un titubeante PSOE en manos todavía de Felipe González, un Felipe González que habla pestes de Chávez yMaduro pero no habla de la magnífica relación mantenida con su amigo Carlos Andrés Pérez, que fue presidente de Venezuela cuando él lo era del gobierno españoly acabó siendo destituido por delitos de corrupción y exiliándose en los Estados Unidos. El otro día un alto responsable de Ciudadanos contaba en la televisión que según Rivera los venezolanos no tienen papel higiénico. No sabía yo si reírme o estampar el plato de la comida en la pantalla del televisor. Ahora resulta que Rivera se había montado el viaje a Venezuela para visitar los váteres caraqueños y comprobar que en vez de papel higiénico usan no sé si periódicos o incluso piedras, como hacíamos de críos al salir de la escuela en los montes de mi pueblo.

Otra cosa que denuncian de Venezuela es que allí manda un dictador. También eso me hace gracia. Si tanto desprecian las dictaduras, ¿por qué el PP y Ciudadanos se niegan a condenar la dictadura franquista? Al revés: son fervientes defensores de esa dictadura. Tampoco dicen nada del negocio que tiene España montado con la venta de armas a Venezuela. Y es que, claro, Venezuela es para los confabulados un mal país cuando se trata de golpear a Podemos pero un país genial cuando sirve para los negocios aunque esos negocios tengan que ver con la compra de armas españolas. Parece que las elecciones que se van a celebrar el 26 de junio sean las de Venezuela. La pobre Venezuela, como dicen los de la derecha española que la visitan para acercarle su generosidad. No sé por qué no vuelan un poco más y se acercan a México, por ejemplo, y hacen algo por arreglar la corrupción, la miseria económica, los asesinatos, la macabra relación entre la política y los carteles de la droga. O en un vuelo rápido se dejan caer por los campos de refugiados que se llenan cada día de esperanzas rotas y muertes a destajo.

Otro frente que han abierto las derechas y sus medios de comunicación es la reedición del Manifiesto que se inventaron Marx y Engels hace la tira de tiempo. Otra vez el fantasma del comunismo recorre las calles y las plazas españolas. ¡España caerá en las garras comunistas si las izquierdas llegan al gobierno! Un grito. Un clamor. Los ecos del miedo se extienden por las televisiones y las radios y los periódicos. ¡Que vienen los comunistas! ¡Hay que amurallar España para que se queden fuera los que aún llevan cuernos y rabo! El fantasma del comunismo. Sin embargo no hablan del otro fantasma que cada día se hace más visible: ese capitalismo despiadado que niega con una saña implacable los más elementales derechos humanos a la gente más desfavorecida.

Desde Venezuela a la amenaza del comunismo todo vale para que los cambios posibles nunca lleguen. El mundo del dinero quiere seguir ganando las elecciones. Y no va a parar de echar mierda sobre las izquierdas hasta el 26 de junio. Y aún más después de ese día si esas izquierdas llegaran a formar gobierno. Ese mundo del dinero fácil y tantas veces de origen turbio va a urdir un cerco armado hasta los dientes para conseguir la victoria. Pero aquí pongo un medio chiste que siempre cuento y me sirve para el optimismo: ¡nos tienen rodeados, pero no escaparán! Que lo sepan.

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