Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
Unidad Popular... pero en común
- Recientes encuestas demuestran que la auténtica opción de cambio pasa por una unidad popular construida en común
- Ahora en Común, como instrumento facilitador de la confluencia y sin vocación de transformarse en partido político, ha de generar los mecanismos de primarias para elegir a quienes representen a un amplio sector ciudadano en la concreción de la confluencia
Si bien en política tres meses pueden ser una eternidad, también es cierto que puede ser un tiempo justo o escaso para generar un escenario diferenciado y fuerte que permita confluir a aquellas fuerzas que apuesten por un auténtico cambio en el escenario político a nivel estatal. Aunar esfuerzos y sumar fuerzas en pos de una unidad popular en común es una tarea de todos y los esfuerzos que en esa dirección está realizando Ahora en Común no deben ser menospreciados.
La iniciativa ciudadana, que no surgió con la voluntad de convertirse en partido político, sino de punto de encuentro y espacio facilitador de la confluencia, avanza a una velocidad mayor de la esperada y deseada por unos pocos. Pese a las reticencias de algunos que se autodenominan promotores, este espacio se va convirtiendo, paso a paso, en el espacio en el cual se generan las dinámicas confluyentes y cuyo punto culminante habrá de ser la celebración de primarias abiertas: de ellas surgirán las listas electorales que la unidad popular presente para lograr la confluencia de cara a las próximas elecciones generales.
Para algunos, los menos, la confluencia solo tiene sentido si Podemos también concurre a las primarias que promueve la plataforma o espacio ciudadano Ahora en Común, mientras que para la mayoría de los que apuestan por un cambio real -pero de todos-, la confluencia se generará con una puesta en común de los valores de una unión de fuerzas y personas que apuesten por ese cambio, una vez que cada cual haya hecho sus deberes. Resulta ingenuo pensar que los de Pablo Iglesias se van a incorporar y competir en un espacio donde aún no se ha definido quiénes van a dirigir ese proceso en el ámbito provincial y estatal.
Hemos de tener presente que, a fecha actual, Podemos -con mayor o menor acierto y con mayor o menor trasparencia- ha hecho sus deberes generando unas listas electorales y se presentará “solo o en compañia de otros” a las próximas elecciones generales. Hacerlo en solitario, y teniendo en cuenta los últimos sondeos demoscópicos y las particularidades de la propia ley electoral, sería un auténtico error que sólo serviría para consolidar, más si cabe, el bipartidismo que tanto daño ha hecho a este país.
Por su parte, Ahora en Común, como espacio facilitador de la confluencia, está generando las dinámicas necesarias para poder celebrar unas primarias ciudadanas y abiertas que permita establecer quiénes serían aquellas y aquellos por los que apuesta un sector importante de la ciudadanía. Se propone, por tanto, conseguir una auténtica confluencia que genere una fuerza electoral multiplicadora partiendo siempre de los límites temporales y otras restricciones y servidumbres que contiene la actual legislación electoral.
Una vez que cada cual haya cumplido sus tareas, todos aquellos que están por el cambio deberán establecer y medir la correlación de fuerzas existente y elegir la forma jurídica sobre la cual construir en común la unidad popular que permita multiplicar las sumas para asegurar una resultado electoral que logre llevar a la práctica, en la próxima legislatura, un auténtico cambio en las políticas a las que nos tienen acostumbrados tanto el PP como el PSOE.
Muchos ciudadanos que apostamos por el cambio estamos convencidos de que la mejor forma de saber quiénes nos deben representar en ese proceso es la vía de unas primarias abiertas, participativas, igualitarias, justas y honestas para que todo el que quiera pueda presentar sus propuestas y medir sus fuerzas. Solo de un proceso así podrán salir los mejores, aquellos que estén capacitados y respaldados para avanzar y concluir un proceso de confluencia que genere una fuerza electoral con auténticas posibilidades de triunfo, teniendo presente que ganar no siempre consiste en quedar el primero.
Asumiendo lo anterior, es necesario tener presente que un proceso de confluencia no pasa por imponer sino por convencer, que no pasa por absorber sino por sumar y, sobre todo, pasa por tener una clara visión estratégica de lo que se pretende lograr para abordar la próxima legislatura. Tal proceso, igualmente, requiere de generosidad y altura de miras, tener presente el interés común más que el personal.
Son pocos pero muy ruidosos los que creen que la confluencia pasa por un milagro. En realidad aquí no se requiere intervención divina alguna, sino una clara convicción de que lo logrado en los procesos electorales municipales es repetible en el ámbito estatal pero teniendo presentes las particularidades que a dicho nivel presenta la tramposa ley electoral.
El desafío que tenemos como sociedad -y más aún el que recae sobre los líderes políticos que auténticamente apuesten por el cambio- consistirá, por tanto, en buscar las vías para contar con un amplio respaldo y credibilidad ciudadana que permita afrontar unidos y en común el desafío de las próximas elecciones generales.
Lo que los “ciudadanos confluentes” -si se me permite el término- debemos hacer es elegir a dichos representantes, y una vez elegidos, que adopten los acuerdos, las medidas y busquen las estructuras jurídicas que permitan implementar aquello para lo que les mandatemos. Pretender regular, con carácter previo, lo que deban o no hacer es tanto como restarles la propia legitimidad de la que les dotarían esas primarias que mayoritariamente queremos que se celebren. Lo contrario sería tanto como pretender poner puertas al campo en un escenario de impulso ciudadano que desborda a cualquier grupo u organización.
La confluencia no se puede construir en contra de nadie sino a favor de todos. Pretender excluir a políticos o a partidos políticos (por el solo hecho de serlo) o a cualquiera que esté dispuesto a aceptar las reglas del juego de la democracia participativa es tanto como negar la esencia misma de lo que ha de ser esta apuesta en común.
En cualquier caso todos sabemos que la política no es sencilla y la confluencia política mucho menos, pero un proceso de estas características requiere contar con los partidos políticos, los movimientos sociales, las mareas ciudadanas y los propios ciudadanos individualmente considerados. Solo de la suma de todos, realizada con carácter pre-electoral para multiplicar, se podrá conseguir el objetivo que todos pretendemos: la unidad popular... en común.
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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.