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La sociedad vasca se aleja de discursos contra migrantes: 8 de cada 10 apoyan su regularización y la atención de menores

Numerosas personas paseando por la Gran Vía de Bilbao

Maialen Ferreira

Bilbao —

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Más de ocho de cada diez personas, concretamente un 85,8% de la población vasca, se posicionan a favor de la regularización de las personas migrantes que se encuentran en situación irregular en Euskadi. El 44,3% de ellas se muestra a favor con la condición de que cuenten con un contrato de trabajo, mientras que el 41,5% apuesta por regularizar a todas las personas en situación administrativa irregular sin condiciones. En el caso de los menores extranjeros no acompañados, el 81,6% de la población vasca considera que deberían ser atendidos, pero un 46,3% del total pide que sea dentro de un sistema de cupos que permita repartirles entre las distintas comunidades autónomas. Estas son algunas de las conclusiones del 'Barómetro 2025: percepciones y actitudes hacia la población de origen extranjero en la CAE', presentado este viernes por el Departamento de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico del Gobierno vasco, la Universidad del País Vasco (EHU) e Ikuspegi-Observatorio Vasco de Inmigración.

El documento, que lleva elaborándose de forma anual desde 2007 a través de encuestas presenciales a 600 personas, aclara en su edición de este 2025 que “el aumento de la extrema derecha en la esfera política tanto europea como estatal ha supuesto también para la sociedad vasca una exposición frecuente a discursos antiinmigración, racistas y xenófobos por parte de representantes políticos legitimados por su posición electa, de los cuales se hacen eco los medios de comunicación y las redes sociales”. “Así, en línea con la teoría de la ventana de Overton —que describe el proceso en el que aquello que se percibía socialmente impensable se convierte aceptable progresivamente —, ciertas declaraciones de corte discriminatorio que anteriormente resultaban inadmisibles se escuchan con asiduidad hoy en día”, señala el documento, que sostiene que pese a ello Euskadi se ha conseguido mantener más moderada que otros territorios con respecto a las opiniones y creencias sobre las personas migrantes.

De hecho, al preguntar a la sociedad vasca sobre las políticas de entrada y permanencia de las personas de origen extranjero, un 34,2% considera que debería permitirse la entrada sin ningún obstáculo legal, es decir, un tercio de la población apoya la libre entrada; mientras que la opción mayoritaria, respaldada por un 40,8%, aboga por permitir la entrada únicamente a quienes dispongan de un contrato laboral, vinculando la inmigración con la actividad laboral. Por su parte, un 17,8% se inclina por permitir la entrada a las personas que cumplan otros requisitos legales, como el reagrupamiento familiar, los permisos de estudio o la solicitud de asilo. Las posiciones más restrictivas son minoritarias: sólo un 2,7% opina que habría que prohibir por completo la entrada de personas de origen extranjero con trayectorias migratorias.

En el caso de los menores no acompañados, desde 2019 hasta 2025, se trata de un fenómeno que se ha enfrentado a cambios significativos. “En los primeros años de la serie (2019‑2021) predominaba de forma clara la opción de atenderlos bajo un sistema de cupos (46,9% en 2019), mientras que la alternativa de proporcionarles pisos o residencias tuteladas también contaba con un respaldo importante (34,7%), alcanzado un 81,6% el grado de acuerdo sobre que la sociedad vasca debería atenderles. En ese mismo periodo, la devolución al país de origen era una opción claramente minoritaria (12,5% en 2019). ”Así, la sociedad vasca mantiene una predisposición mayoritaria hacia la atención y protección de los niños y las niñas de origen extranjero en situación de desamparo, así como los y las jóvenes menores sin referentes familiares, aunque en los últimos años se aprecia una creciente preferencia por fórmulas de gestión compartida y limitación del número de menores a cargo mediante cupos, al tiempo que la posición más restrictiva se mantiene minoritaria en los últimos años“, apunta el documento.

Así, las posiciones más restrictivas, como enviarlas a su país de procedencia si no estudian ni trabajan, se han mantenido en niveles reducidos, entre el 11% y el 14% en los primeros años de la serie, aunque en 2024 experimentó un repunte significativo (18,7%) y en 2025 vuelve a valores sobre el 14,2%. “Este aumento puntual en 2024 puede estar relacionado con el contexto mediático del momento, que, como se ha podido ver en el primer apartado, se ha centrado en gran parte en este colectivo”, sostiene el informe.

“Año tras año vemos cómo el contexto social, económico y político influye en la percepción del fenómeno migratorio. Es por ello importante seguir trabajando desde diferentes ámbitos en la lucha contra la xenofobia y el discurso de odio, ya sea desde el ámbito académico, político o comunitario. Es importante también no perder de vista las factores estructurales y estructurantes que afectan a la inserción social y laboral de las personas migradas, ofreciendo una contra narrativa a las lecturas simplistas. Aunque los datos que presentamos hoy pueden parecen tranquilizadores, no podemos bajar la guardia”, detalla Julia Shershneva, directora de Ikuspegi – Observatorio Vasco de Inmigración.

La encuesta mide también lo que denominan como Índice de Apertura hacia la inmigración, que sintetiza el posicionamiento general de la ciudadanía en una escala de 0 a 100, y en el caso del año 2025 se sitúa en 65,86 puntos, lo que supone una subida de más de dos puntos respecto a los 63,54 puntos registrados en 2024, aunque por debajo de las cifras de años anteriores en los que la COVID-19 o la guerra de Ucrania despertaron “una ola de solidaridad excepcional”. “En cualquier caso, las actitudes de la sociedad vasca hacia la inmigración extranjera se mantienen en posiciones moderadas, lejos de los extremismos y polarización creciente en las narrativas y discursos de la derecha y la extrema derecha que muestran sin tapujos su rechazo a la llegada de personas inmigrantes y a las ya residentes en nuestras comunidades. Si bien es cierto que la sociedad vasca sigue teniendo margen de mejora en la aceptación de la inmigración extranjera, sostiene y mantiene posturas, actitudes y predisposición hacia comportamientos, más bien inclusivos y abiertos ante la llegada de personas de origen extranjero”, concluye el informe.

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