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Del KO inicial del Brexit al OK resignado actual, la colonia británica se aferra a Alicante

Los británicos Christine Arnsby, Martin Roger y Christine Martin en San Fulgencio.

Emilio J. Salazar

“No me preguntes más por ese tema, todos los políticos ingleses son basura”. Esta percepción de Martin Roger, un británico afincado en Torrevieja desde hace 13 años, resume el hastío de una colonia que asiste atónita a la petición de la primera ministra May de una segunda prórroga en el periodo negociador para su salida de la Unión Europea prevista para el 29 de marzo y aplazada al 12 de abril.

El triunfo del Brexit en junio de 2016 no solo trajo un verano caliente en la comunidad ‘guiri’ de la provincia de Alicante, la mayoritaria en España con 67.883 residentes censados a finales de 2018 según INE, de los 248.824 de todo el país. Al referéndum le siguió el pánico inicial que se tradujo, por ejemplo, en largas colas en agencias inmobiliarias como la que regenta José Orts en la calle principal de Rojales. “Les entró el pánico y vendieron muchas viviendas”. Sin embargo, la tendencia actual es la contraria. “Ahora están comprando más que venden”, asegura.

Porque en líneas generales, la incertidumbre ante las secuelas que podría dejar un Brexit duro no está provocando un éxodo, como han titulado varios medios. Lo atestigua Fidel, taxista desde hace 40 años en San Fulgencio donde los vecinos británicos alcanzan el 40% del total, unos 3.000. “Tengo contacto con ellos porque usan mucho el taxi, no como los españoles”, se queja. ¿Ha notado menos británicos en los últimos tres años? “Para nada”, responde. “Ni se están marchando ni están viniendo más”, asume Sofía Álvarez, concejala de Residentes Internacionales en Orihuela, cuyo litoral acoge a 9.500 expatriados o como se conocen comúnmente, los expats. La edil del PP recuerda la confusión que ha existido en torno a los números reales de británicos censados debido a que el INE y los ayuntamientos no cruzaban datos hasta 2015 y eso provocó que cuando se actualizaron cayó el número de británicos. En Orihuela Costa se pasó de 13.000 a 8.800.

Pero la realidad ahora es, según todas las fuentes consultadas, que la comunidad british ha pasado de las colas en las agencias inmobiliarias a hacerlas en los últimos meses en las oficinas municipales para empadronarse, un registro al que siempre habían sido reticentes y con el que ahora buscan curarse en salud para garantizarse la cobertura sanitaria española. En la capital de la Vega Baja el aumento del censo de ingleses ha crecido un 5% en el último año, el mismo porcentaje que en la ya mencionada Rojales donde existe la mayor concentración de extranjeros del país (70%). De ellos, el 35% son británicos, es decir, 6.256 habitantes a fecha del pasado viernes, según fuentes municipales, 298 personas registradas más que hace cuatro meses.

Esta tendencia obedece a la conciencia que están tomando tras recibir numerosas charlas del consulado británico, la Diputación de Alicante o las que ofrecen los distintos municipios, explica Derek Monks, concejal de Integración de Residentes en Rojales desde 2011. “Ya no hay sensación de pánico, mis compatriotas confían en que no va a haber cambio radical en el caso de una salida sin negociación en cuestiones como la sanidad, como ha garantizado el president Ximo Puig”, esgrime este socialista que llegó a España hace 20 años.

Sanidad

La cuestión sanitaria no preocupa por ejemplo a Christine Arnsby. Lleva 40 años viviendo en Torrevieja donde ha regentado una tienda de discos y de ropa. “He cotizado buena parte de mi vida aquí así que la sanidad pública la tengo garantizada”, cuenta esta jubilada. “Yo la verdad es que tengo más dudas de cómo me va a afectar”, reconoce Christine Martin, también jubilada y residente en Torrevieja 13 años, por lo que pudo votar en el referéndum al estar dentro de los 15 que, como máximo, permitía el Reino Unido a sus emigrantes. “Lógicamente voté por la permanencia, tengo mi pensión allí aunque pago mis impuestos aquí así que si me preguntas la verdad es que no veo un futuro claro”, reconoce.

A José Antonio Valentín, médico de Urgencias del Centro de Salud de Rojales donde el 90% de sus atenciones tiene rostro inglés certifica que “casi ningún británico” le ha mostrado preocupación por si se quedan sin sanidad pública. “Están muy contentos con el servicio que prestamos, dicen que es mucho mejor que en Reino Unido”, aunque avisa del “gasto” que supone la atención a las personas mayores ya que “muchos se van quedando viudos y necesitan más cuidados”. Volvemos a José Orts quien además de agente inmobiliario vende seguros de salud aunque no a los británicos. “En estos tres años casi no he recibido consultas de británicos interesados en hacerse uno. Quizás se estén esperando a que llegue el cambio o quizás es porque no tienen muchos recursos”, reflexiona.

Turismo

Otras de las posibles consecuencias que preocupan, no a los británicos, sino a los políticos en particular y a los alicantinos que viven del turismo en general, es el turismo ante la perspectiva del Brexit. ¿Se verá afectado? De momento menos de lo esperado pero algo sí. La venta de paquetes turísticos para el verano de 2019 estaba cayendo en enero un 6% con respecto a 2018 y la en la Feria de Turismo de Londres, la World Travel Market, se vaticinó que un Brexit duro afectaría de lleno a Benidorm y la Costa Blanca.

Ante ese escenario, avisa Karen Mailing, presidenta de la Asociación de Comerciantes Británicos de Benidorm, “la obligación de hacerse un visado y pagarlo para venir a España condicionaría la llegada de muchos turistas ingleses”. Esta profesora y traductora de inglés lleva 28 años viviendo en la provincia alicantina y se muestra optimista “de momento” porque considera que “siguen viniendo igual”, pero reconoce que “todo el mundo está pendiente de los posibles cambios que pueden haber”.

Política y 'fake news'

La desinformación no solo marcó la campaña en la que ganó el ‘yes’ sino que también está presente entre los británicos afincados en Alicante, reconoce Mailing. “Les tratamos de facilitar información pero muchas veces se quedan con los rumores”. “El otro día me pasaron una supuesta información que aseguraba que cuando salgamos de la Unión Europea nuestros pasaportes y permisos de conducir no van a ser válidos, cosa que es totalmente falsa”, añade Darren Parmenter, periodista reconvertido en candidato concejal socialista de San Fulgencio.   

A este respecto, y entre las dudas que genera el divorcio del Reino Unido y la UE está la certeza de que los británicos residentes podrán votar en las municipales gracias al convenio firmado entre ambos países el pasado mes de enero. Los partidos están inmersos en la precampaña y en localidades concretas de Alicante pueden jugar un papel fundamental… si se implican.

En San Fulgencio, por ejemplo, en las elecciones locales de 2015 solo participaron 900 británicos de los 3.000 con derecho a voto. “Hablan mucho, se quejan, pero luego no hacen nada”, explica Parmenter, 28 años en España. ¿Y por qué no se integran? “Sí que lo hacen pero a su manera. Mira yo, soy un poco raro entre ellos porque hablo bien el español, pero tienes que tener en cuenta que a ciertas edades les cuesta aprender el  idioma pero les gusta la comida española y este estilo de vida”, justifica.

Le contamos que parece difícil encontrar una opinión positiva entre los británicos de los políticos de Londres. “No encontrarás ninguna y si de algo ha servido el Brexit es para que mejore entre ellos la percepción que tienen de los políticos de España; aquí no estamos tan mal”, asume. 

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