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El expresidente de los constructores de Castellón afirma que el PP imponía mordidas desde la era de Zaplana

Eduardo Zaplana y Francisco Camps.

Toni Cuquerella

Vicente Monsonís, expresidente de la Asociación de Empresarios de Construcción de Castellón, ha explicado cómo el PP imponía mordidas a los empresarios del sector para obtener contratas públicas, comisiones ilegales que remonta en el tiempo a la era de la presidencia de Eduardo Zaplana, y que llegó a su sucesor Francisco Camps.

Monsonís, en declaraciones a la Cadena Ser, explica que había constructores que pagaban comisiones próximas al 3% de la adjudicación, consiguiendo así constituir “verdaderos monopolios artificiales”. El empresario se refiere a su tiempo como presidente entre 1997 y 2005, periodo en el que el PP paso de empezar a gobernar en minoría a continuar con diversas mayorías absolutas.

'Pizza'

Montsonís también explica el concepto que se llamó 'pizza': consistía en introducir modificaciones falsas en el proyecto, y en esta modificación se llegaban a dar mordidas al PP de hasta el 30%.

Por ello asegura que “era imposible entrar en determinadas obras si no lo hacías con los supuestos que te imponían”. Esta práctica era un sistema “generalizado” y ha contado que ha “tenido que ver cómo proyectos antes de salir a licitación estaban en la mesa de determinados empresarios y cómo empresarios salían de reuniones con la autoridad política de despachar los presupuestos anuales del año siguiente, de decidir dónde invertir, cómo invertir, eso lo he visto yo”.

Denuncia

Denunciar esta práctica era otra cosa. Así asegura que ha conocido el sistema debido a las denuncias de “muchos empresarios que querían salirse de ese círculo”.

Por lo que respecta a su empresa Vicente Monsonís asegura que no quiso entrar en este círculo corrupto, tras lo cual “se me dijo literalmente ‘estás muerto como empresario’, porque me negaba a ciertas prácticas, y así lo viví”. Añade que “se nos hacía morir de éxito. Nos adjudicaban determinadas obras y luego se nos cortaba la financiación”.

Pero no lo denunció, ¿por qué?, por falta de pruebas y por miedo. “Eran capaces de arruinarte y qué pruebas tengo yo. El problema son las pruebas, qué pruebas tengo yo frente a una actitud napolitana”, se ha justificado.

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