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“¿Dónde están los médicos negros?”: así reaccionan africanos de distintos países a anuncios de ONG

Imagen de recurso de una trabajadora humanitaria.

Icíar Gutiérrez

Ocupan vallas, marquesinas, revistas, anuncios en Facebook y en televisión. Las campañas publicitarias de las ONG internacionales que trabajan en África tienen entre sus objetivos recaudar fondos y crear conciencia sobre la pobreza, el hambre o las consecuencias de las guerras. Las imágenes que utilizan son claves para atraer a los donantes, pero también acaban convirtiéndose, en ocasiones, en foco de críticas por tirar de estereotipos que pesan sobre la población del continente o no respetar la dignidad de los retratados.

En los estudios y los debates sobre cómo mejorar la comunicación en el sector de la cooperación suele faltar una parte importante: qué piensan de esos anuncios las personas que reciben la ayuda. ¿Se sienten representadas? ¿qué imagen creen que se acaba dando de ellas y de África? El nuevo estudio de Radi-Aid, proyecto del Fondo de Asistencia Internacional para Estudiantes y Académicos de Noruega (SAIH), trata de dar algunas respuestas a estas preguntas.

Aunque los participantes coinciden en que la ayuda sigue siendo necesaria, la mayoría considera que las campañas de las ONG para captar fondos deberían mostrar más diversidad racial y en edad, para así dar una imagen “más equilibrada” de la realidad del continente: más adultos y personas mayores, más cooperantes y líderes locales.

“Hablaron de una representación monolítica de África. Los encuestados estaban molestos por el hecho de que los africanos negros todavía son utilizados como los niños de los carteles de la ayuda internacional”, resume el informe, elaborado junto a la Universidad de Anglia Oriental (Inglaterra). En la investigación participaron 74 personas de comunidades que reciben ayuda en seis países de África Subsahariana: Etiopía, Ghana, Malawi, Sudáfrica, Uganda y Zambia.

Durante el debate, algunas de ellas plantearon preguntas como “¿dónde están los doctores negros en estas imágenes?” o “¿qué hay de los africanos que ayudan a los africanos?”. Las imágenes mostradas consistían en anuncios de las entidades Amnistía Internacional, Care International, Cordaid, The Disasters Emergency Committee, Dubai Cares, Oxfam, Save the Children, Unicef y War Child en las que las personas negras aparecen como víctimas de desplazamiento, violencia, reclutamiento forzado o hambre. “Si las ONG y las organizaciones benéficas occidentales sienten que necesitan usar constantemente a personas negras en sus anuncios, ¿por qué no incluir en ellas imágenes de médicos, trabajadores humanitarios y otros profesionales negros que impulsan el desarrollo cada día?”, se preguntan los autores del documento.

Es lo que defendió uno de los entrevistados, de 23 años, en Uganda. “Si sacas 20 fotos, incluye al menos dos que sean positivas, que la gente pueda decir: 'Aunque estén sufriendo, no es el panorama general'. Hay médicos africanos que están haciendo cosas. No puedes sacar imágenes negativas en general y esperar que la gente piense de otra manera”.

En la misma línea, otro de los encuestados ugandeses mostró su enfado ante el hecho de que las campañas solo mostraran a personas negras como protagonistas de la ayuda: “Como africano, me molesta que los africanos seamos retratados así”.

“Es como si siempre estuviéramos mendigando”

Para los entrevistados, las imágenes generalmente retratan a África como un continente “inferior y necesitado”. Es el caso de uno de los participantes de Etiopía, un joven de 22 años. “Siento que somos inferiores como continente. Estamos en la cola del mundo. Es como si no pudiéramos cambiar, como si siempre estuviéramos mendigando”, asegura.

“Los países desarrollados han tenido sus propios problemas muchas veces. ¿Por qué no vemos carteles con niños blancos necesitados? ¿Somos buenos para mendigar solo porque somos negros? Me entristece ver que esto no ha cambiado. Claro que algunos de los nuestros están necesitados, no pueden ni siquiera comer una vez al día. ¿Pero somos los únicos a los que les pasa eso?”.

Los entrevistados destacan que, ante todo, se debe preservar la dignidad y el respeto de las personas que aparecen en las imágenes. “Muchos sugirieron que los anuncios podrían hacer más para mostrar los logros de la gente, a pesar de que sean pobres o vulnerables”.

Aceptan que se utilice fotografías de niños en la publicidad, aunque coinciden en que se trata de una “táctica deliberada para provocar una reacción emocional”. Por otro lado, rechazan que se usen imágenes de desnudos o masacres. “Incluso si estamos tratando de recaudar dinero y crear conciencia, no podemos sacar fotos de cadáveres. La gente que está muriendo merece algo de dignidad”, dijo un hombre de 44 años de Zambia.

Preguntados por si las imágenes mostradas se corresponden con la realidad del continente o no, un 71% considera que sí reflejan lo que ocurre en sus países. Otros aseguraron que los anuncios exageran la situación para aumentar el impacto de las fotografías. “La mayoría cree que las imágenes son correctas, pero esto no tiene por qué significar que estén contentos con ellas. Las fotos hicieron que algunos de los encuestados se sintieran incómodos, conmocionados y tristes, y aunque creían que las imágenes eran exactas, algunos enfatizan que no dicen toda la verdad sobre sus situaciones. En resumen, les gustaría ver más que una sola historia”, explica a eldiario.es Beathe Øgård, presidenta de SAIH.

Por otro lado, la gran mayoría de los participantes dijo que, para conseguir donaciones, elegiría imágenes negativas en lugar de imágenes positivas donde, por ejemplo, una persona sonríe como señal de éxito de la ayuda. A pesar de todo, los entrevistados reconocen que la comunicación de las ONG es compleja y no hay una solución única.

“Las ONG han mejorado, pero hay camino por recorrer”

Para Øgård, cuya organización se dedica a tratar de derribar los prejuicios que pesan sobre la población africana, la publicidad de las ONG en los países occidentales ha ido mejorando con el tiempo. Cita como ejemplo la década de los 80 y el uso frecuente de “la pornografía de la pobreza”, es decir, imágenes extremas para captar más fondos para erradicar hambrunas o luchar contra la desigualdad.

Sin embargo, a su juicio, las organizaciones tienen muchos aspectos que mejorar en sus campañas. “Todavía hay camino por recorrer. Por ejemplo, en el tema recurrente del 'salvador blanco', que sigue vivo y tan extendido como antes. Las campañas de emergencias humanitarias siguen estando plagadas de imágenes de niños y niñas hambrientos que inducen a la culpa y que ofrecen soluciones sencillas para problemas muy complejos”, sostiene la presidenta.

Para superarlo, la presidenta de SAIH considera crucial contar con las voces de quienes están al otro lado de los objetivos de las cámaras. “Las ONG pueden encontrar la mejor manera de comunicar estos temas complejos mediante la cooperación y la participación de la población local de las zonas en las que trabajan”, esgrime. “Creemos que este estudio es un buen punto de partida para una investigación más profunda sobre lo que piensan y sienten los representados acerca de la comunicación tradicional del sector de la ayuda”.

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