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Los empresarios pretenden que la subida a 900 euros del SMI incluya todos los complementos y no solo el salario base

Trabajadores en una cocina

Laura Olías / Marina Estévez Torreblanca

Los empresarios están expectantes por conocer la letra pequeña del decreto sobre el salario mínimo de 2019, según admiten miembros de la patronal CEOE. A su juicio, la mayor subida del salario mínimo interprofesional de la historia, hasta los 900 euros mensuales en catorce pagas (un 22,3%), debería incluir toda la masa salarial y no tan solo el salario base. Es decir, debería sumar también todos los complementos. Quieren de esa manera amortiguar el impacto en la cuenta de las empresas. Sin embargo, el Ejecutivo tiene previsto que la subida del SMI afecte solo al salario base, al margen de los complementos, según fuentes gubernamentales.

Fuentes de la patronal aseguran que cada año hay distintas especificidades en el decreto del salario mínimo interprofesional (esta suele ser la forma legislativa con la que se aprueba cada diciembre, aunque este año el Gobierno quiere vincularlo a los presupuestos generales del estado). Es por ello que miembros de la junta directiva de la CEOE confían en que en esta ocasión, dada la especial subida esperada, se especifique que incluyen también complementos como nocturnidad, idiomas o antigüedad.

Lo que dice la ley

Hay una cierta confusión a la hora de interpretar si efectivamente el salario mínimo debe incluir toda la masa salarial o tan solo el salario base. El real decreto aprobado el año pasado asegura que “las cantidades indicadas anteriormente (el SMI de este año) se verán incrementadas, según lo establecido en los convenios colectivos y contratos de trabajo, con los complementos salariales que correspondan”. Pero los expertos en derecho laboral consultados por eldiario.es apuntan a que el salario mínimo debe añadir al salario base los complementos. “Afecta a todo, es el suelo salarial por debajo del cual no se puede permitir trabajar para otro”, asegura también un Inspector de Trabajo.

Por el contrario, el secretario de Política Sindical de UGT, Gonzalo Pino, advierte: “Es solo la base salarial, al margen de los complementos. Otra cosa es que los empresarios tiendan a incluir también los complementos, pero nos tendrán enfrente si lo hacen”. La secretaria de Empleo de CCOO, Lola Santillana, es de la misma opinión, y cree que solo debe contemplar el salario base.

El catedrático de Derecho del Trabajo Eduardo Rojo explica que “el salario base y el salario mínimo son cuestiones distintas” y apunta que en la actualidad para saber si se debe subir el salario a un trabajador debido al incremento del SMI se toma en consideración el conjunto de la masa salarial, no solo el salario base. “Se mira lo que el trabajador percibe de salario por una jornada completa”, apunta.

Otras fuentes sindicales explican que, de cara al cómputo del salario para valorar si debe subir o no dado el incremento del SMI, existen dos tipos de complementos: unos que se suman al salario base y otros no. Los que se añaden al salario base son “los complementos personales o aquellos que no tengan una naturaleza determinada”. En cambio, existen otros complementos atribuidos a una causa concreta, “como de productividad, exclusividad y puntualidad”, que no entrarían dentro de este cómputo, y por lo tanto serían adicionales a los 900 euros mensuales mínimos.

Según este criterio, con el ejemplo de la subida del SMI de 2018 (de un 4% hasta los 735 euros mensuales en 14 pagas), si un trabajador percibía 700 euros de salario base más 60 euros como complemento personal, no se vio afectado por la subida del SMI. Se entiende que su salario en cómputo anual son esos 760 euros y están por encima de los 735, explican estas fuentes sindicales.

Por el contrario, si cobraba 700 de salario base y 60 euros en concepto de plus por productividad, ligado a su desempeño, sí se habría visto beneficiado por la subida del SMI, porque “ese complemento no es de igual naturaleza que la base salarial”, explican estas fuentes.

En opinión de Rojo, que la subida del SMI de 900 euros afecte solo al salario base, como defiende el Gobierno, “no me atrevo a decir que jurídicamente no es posible, pero no lo veo, es forzado y no sé qué dirán las empresas”. Fuentes sindicales consultadas consideran que un real decreto no bastaría para añadir más complementos en el cómputo a considerar para el SMI (como pretenden los empresarios) ni para que no se tuviera en cuenta ninguno (que solo afectara al salario base), sino que habría que modificar la normativa laboral.

Debate sobre los efectos del alza del SMI

El alza del salario mínimo ha revitalizado un histórico debate entre economistas sobre los efectos en el empleo de las subidas del salario mínimo. También el alarmismo de algunos sectores conservadores que auguran la destrucción de puestos de trabajo. Varios expertos que advierten de las posibles consecuencias negativas reconocen, no obstante, que por el momento no hay evidencias empíricas contundentes sobre ellas en la práctica del mercado laboral en España.

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), ha calculado que la subida del SMI tendrá un impacto de 40.000 puestos de trabajo en la creación de empleo y conllevará un impacto de una décima en el consumo y en el PIB, si bien supondrá un aumento adicional de la renta disponible de 1.750 millones de euros. Por su parte, el servicio de estudios del BBVA habla de una amenaza a 190.000 empleos, por la vía de la reducción de jornada o de supresión de contrato.

La semana pasada se conocían también las advertencias del Banco de España sobre los posibles efectos negativos en el empleo de las subidas del SMI en ciertos colectivos más vulnerables en el mercado laboral, como los jóvenes y los trabajadores con menos formación. Además, la Comisión Europea cifraba este impacto negativo en el empleo, dado el 22,3% de alza para 2019, entre 70.000 y 80.000 puestos de trabajo.

El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz aseguraba el pasado domingo en una entrevista en El País que subir el salario mínimo tiene un impacto “insignificante o incluso positivo” sobre el empleo, argumentándolo con un centenar de estudios hechos en EEUU: “Allí, los datos son abrumadores. Y no se refieren a subidas del 22% como en España, sino incluso del 100%, como en Seattle”.

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