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Euskadi supera el centenar de fallecidos semanales, incluido un niño, aunque estabiliza los ingresos con COVID-19

Urgencias del hospital Alfredo Espinosa de Urduliz

Iker Rioja Andueza

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Entre el 7 y el 13 de enero se han registrado 108 fallecidos de personas con COVID-19 en Euskadi, el séptimo peor dato semanal desde el confinamiento y el peor en un año. El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) asegura, eso sí, que 30 de los decesos no han tenido el Sars-Cov-2 como única y principal causa. Entre los fallecimientos comunicados se halla el de un niño de menos de 10 años, el segundo en toda la pandemia, aunque las fuentes consultadas no precisan por el momento las particularidades de este óbito.

Ello eleva a 5.256 los muertos totales en la pandemia, el 0,94% de los 554.391 casos totales de la pandemia (el 25,45% de la población). Con la llegada de la variante ómicron del Sars-Cov-2, los positivos se han disparado y la proporción de muertes ha bajado de manera importante (del 25% al 20% en nonagenarios, por ejemplo) pero las cifras absolutas de defunciones nunca habían sido tan altas en las olas que se han dado desde la llegada de las vacunas. Además del fallecimiento del niño, ha muerto un treintañero -el decimosexto con COVID-19-, seis cuarentañeros, tres quincuagenarios, once sexagenarios, 29 septuagenarios, 54 octogenarios y 39 nonagenarios o centenarios.

La presión hospitalaria, por el contrario, parece más estable en Euskadi. Del 10 al 16 de enero han ingresado con coronavirus 741 personas. Son los niveles más altos también desde la primera ola pero baja ligeramente con respecto a los 763 de la semana anterior. La media diaria es de 103 internamientos pero este domingo ya fueron 69. El fin de semana anterior ingresaron 175 pacientes y éste han sido 151. Son 923 las personas que permanecen hospitalizadas, 143 de ellas críticas en la UCI, el pico de esta ola. En cambio, en las plantas hay fuertes oscilaciones no explicadas con 840 pacientes el 11 de enero, 693 el 14 de enero y 780 el 16 de enero. Desde el inicio de esta ola no se computan a las personas que negativizan aunque sigan en el hospital y en muchos partes diarios el Ministerio de Sanidad ha dado el dato de más de un millar de pacientes con COVID-19 en Euskadi. En los últimos siete días 29 menores de 19 años han ingresado, el dato más elevado de toda la pandemia. El 68,2% de los hospitalizados tienen de 60 años en adelante.

Este lunes se han notificado 3.806 casos positivos de COVID-19. Es el dato más bajo desde el 21 de diciembre, pero responde mucho más al nuevo protocolo que implica no computar los positivos de farmacia salvo que precisen una baja laboral ni hacer seguimiento a los contactos estrechos que a una caída real de la incidencia. De hecho, las pruebas acumuladas en 24 horas son 9.820, 16.000 menos que hace dos domingos y la mitad que hace una semana. Ese 21 de diciembre los mismos casos o similares salieron con 22.000 pruebas. La tasa de positividad continúa en el 38,75%, casi gemelo del 38,77% se marcó en la primera semana de 2022 cuando se batió el máximo de infecciones confirmadas en siete días de toda la pandemia, 79.309.

A falta de que transcurran dos semanas enteras para que las cifras empiecen a reflejar la evolución real y no el ajuste de contabilidad, la cifra de incidencia se sitúa en 6.235,46 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días cuando se ha llegado en esta ola a un pico de 7.038. Asimismo, el decalaje se aprecia con mucha más intensidad en la tasa a 7 días, que marca 2.706. Por territorios, las incidencias son de 6.327 en Gipuzkoa, 3.131 en Bizkaia y 5.981 en Álava, un valor un 13% mayor que hace una semana a pesar del cambio. El denominado R0 -que mide cuántos casos genera cada infectado- está en 0,83, lo que indica una teórica contracción de la cadena de contagios. Sin embargo, el fin del rastreo ha supuesto que se dispare del 50% al 62,4% en solamente una semana la proporción de sintomáticos en el momento de la toma de muestras.

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