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El nuevo protocolo sin rastreo en Euskadi hace que las aulas cerradas por COVID-19 pasen de 460 a cero tras la Navidad

El consejero de Educación, Jokin Bildarratz

Iker Rioja Andueza

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El consejero vasco de Educación, Jokin Bildarratz, se ha felicitado este lunes en el Parlamento Vasco por dos veces de que la vuelta a las aulas tras las vacaciones de Navidad se ha hecho con “todas las aulas abiertas a lo largo de la primera semana”, cuando antes del parón había del orden de 460 grupos sin actividad y brotes de COVID-19 en más de 200 centros. No es que haya caído la incidencia precisamente, ya que el propio Bildarratz ha admitido que se ha multiplicado por cuatro o más en Euskadi en las últimas semanas, sino que es un efecto directísimo de los cambios en los protocolos, que implican que ya no se hace rastreo cuando aparece un positivo en el aula ni se obliga a los contactos a dejar de ir a clase.

No es el único cambio de protocolos en los últimos días, ya que se ha decidido igualmente no computar los positivos aparecidos en farmacias salvo que precisen de una baja laboral (se anunció el pasado lunes) o dejar de hacer seguimiento a los contactos estrechos de los infectados con excepción de no vacunados o personas de riesgo (medida del pasado martes). En general, ello está suponiendo un cambio de paradigma en el seguimiento de los datos que hacen que no todos los indicadores sean comparables antes y después de Navidad.

Es más, el propio Bildarratz ha informado de que tras las vacaciones el sistema se ha visto desbordado por el incremento de bajas entre el personal. Solamente en la red pública -que en Euskadi representa apenas el 50% del total- ha habido “3.032 sustituciones en la red pública en una semana, 600 cada día”. En el curso 2019/2020 eran del orden de 24.000 los docentes en la enseñanza pública no universitaria, por lo que es una cifra equivalente al 12% del total aunque ello no implica que ese dato sea simultáneo. “Se ha producido un considerable incremento de las sustituciones debido a la alta incidencia de la variante ómicron. Nuestros centros son reflejo de lo que ocurre a la sociedad”, ha señalado en la Cámara. Se ha felicitado, en todo caso, por la reducción de la cuarentena a siete días, lo que facilita la gestión y ha recordado que ya el 5 de enero se activaron los sistemas internos (Ordezkagune) para garantizar un adecuado regreso a las aulas.

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“Nuestro objetivo es que los colegios sean espacios seguros”, ha remarcado el titular de Educación, que ha insistido en que la presencialidad es irrenunciable en la enseñanza. “Ha sido y sigue siendo la prioridad”, ha enfatizado. En ese sentido, ha defendido un endurecimiento de las restricciones a la par que se ha relajado el rastreo de casos. Ha explicado que son tres las medidas nuevas y que son “eficaces”, tales como el uso continuado de la mascarilla en el patio, “burbuja en el aula” y “aplicación de la burbuja a las actividades extraescolares”. Esto ha acarreado la suspensión del deporte escolar, pero no del federado, y una oleada de quejas por el agravio comparativo que ha supuesto. Bildarratz ha recalcado que son “medidas propuestas por las autoridades sanitarias, contrastadas y que se han demostrado eficaces” y ha recordado que “estas medidas se mantendrán hasta el 28 de enero”, al igual que las restricciones en hostelería o eventos. Y ha añadido que lo que se ha parado es “la competición, no el entrenamiento”. En todo caso, ha admitido que se adoptó la decisión 48 horas antes de comunicarla a las diputaciones, que tienen competencias en esta materia.

Duras críticas de la oposición

La oposición ha criticado duramente la gestión educativa de la pandemia y, por extensión, todas las medidas sanitarias en esta fase. “Estamos viviendo un momento de gran confusión. Nos dice que estamos en un momento preocupante pero las medidas no indican que estamos en un momento preocupante. Especialmente preocupante es la no notificación de los casos positivos. Los técnicos que hacen el seguimiento no tendrán todos los datos para valorar la curva y planificar”, ha denunciado Rebeka Ubera, de EH Bildu, que ha ironizado que parece más seguro para los niños que vayan con sus padres al bar a que hagan una extraescolar.

Desde la bancada de PP+Cs, Laura Garrido ha lamentado que las familias “no saben a qué atenerse” cuando hay un brote en los colegios y que cunde la desinformación. Ha asegurado que conoce el caso de un aula con cuatro positivos que no ha sido rastreada y que, por lo tanto, sigue operativa, lo que indica para ella que la situación no ha mejorado en nada sino que simplemente se ha modificado la gestión. En la misma línea, Jon Hernández (Elkarrekin Podemos-IU) ha puesto de manifiesto las “serias carencias y mala gestión” del actual protocolo, a lo que ha añadido que la “comunicación no efectiva” de lo que se está haciendo suscita “gran incertidumbre” en la comunidad. Por el contrario, el PSE-EE ha cerrado filas con su socio, el PNV, y ha denunciado la “contaminación de datos” de la oposición y defendido la gestión de Bildarratz.

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