“Cuando se avalan declaraciones homófobas se alienta el odio”
Mikel Martín lleva más de 30 años luchando por la igualdad de derechos para las personas homosexuales, lesbianas y transexuales, y tratando también de desterrar lo que él denomina “sexofobia”. Lo hace desde EGHAM, el movimiento por la libertad de gays, lesbianas y transexuales de Euskadi. En el 'Día contra la homofobia, lesbofobia y transfobia', Mikel Martín hace un recorrido por la vulneración de derechos a nivel internacional, como la legislación contra la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales” aprobada por Putin en Rusia; hasta los casos más cercanos como las declaraciones del Arzobispo de Alcalá de Henares contra los homosexuales.
Pregunta: Hoy se celebra el 'Día contra la homofobia, lesbofobia y transfobia', una jornada de visibilización de la vulneración de derechos que persisten, ¿en qué situación estamos?
Respuesta: Yo ya la llamaría una jornada contra la 'sexofobia' como alglutinador de todo lo que gira alrededor de las sexualidades no normativas, mientras se impone una sexualidad que va siempre de la mano fundamentalmente de instituciones religiosas, e incluso de instituciones y representantes políticos y jurídicos retrógrados y en muchas ocasiones homófobos que tienen en su ADN una visión heterocentrista que les impide reconocer la pluralidad, riqueza y diversidad sexual de las personas.
Esto se ve reflejado en las las legislaciones. En siete países todavía penalizan las relaciones homosexuales con la pena de muerte, hay más de 60 países que la penalizan con el código penal en la mano con multas, cárcel ,malos tratos... y lo que no se visualiza por parte de autoridades o grupos políticos es la realidad que sufren miles y miles de personas, que son maltratadas, discriminadas, que están condenadas a vivir en silencio o a exiliarse. El caso más reciente es de la República de Donetsk, que en su proceso independentista está redactando una Constitución donde defienden el matrimonio tradicional y penalizan o prohiben lo que llaman “uniones pervertidas”.
P: ¿Qué razones encontráis a este retroceso?
R: Yo creo que esto se produce como reacción a las cotas de libertad y reconocimiento de los derechos civiles que estamos obteniendo los homosexuales, lesbianas y transexuales. Los sectores más inmovilistas se ponen nerviosos, parece que les estamos quitando algo contra su voluntad, y nada más lejos de la realidad. Aquí vivimos y dejamos vivir, amamos y dejamos amar, gozamos y dejamos gozar y a nadie le obligamos a que tenga unas u otras prácticas sexuales.
P: ¿Cómo se ataja este recorte de derechos?
R: Frente a esto lo que tenemos que hacer es reafirmar el derecho a vivir libremente sin que nadie nos ponga la mano encima, sin que nadie nos piense mal, nos hable mal, nos escriba mal, sin que nadie nos juzgue mal, o haga apología de odio hacia las personas que no entramos dentro de ese corsé heterocentrista. Como por ejemplo las declaraciones del obispo de Alcalá de Henares -en las que cargaba contra los homosexuales- y de las que además ha sido absuelto de una forma escandalosa. Lo que han hecho es dar credibilidad en nombre de su libertad de expresión y de credo a que nos ponga a parir, hablando mal y pronto, a quienes somos diferentes, a quienes amamos de forma diferente. Pero ¡oiga usted! somos diferentes a la hora de amarnos, pero somos iguales en cuanto a personas con derechos y obligaciones. Lo que pasa es que nosotros siempre hemos tenido obligaciones pero no derechos. Lo que pretende es volver a adoctrinar diciendo que somos una aberración.
P: Entonces, ¿estamos retrocediendo de nuevo en el reconocimiento de las personas homosexuales?
R: Estamos avanzando pero quienes se oponen a este avance tiran con perdigón lobero y quisieran que desapareciéramos. Mientras denunciamos la situación en países como Nigeria, Uganda o Turquía, vemos como un tribunal de Madrid avala las declaraciones de Juan Antonio Reig, y como un poco más allá, a 5 horas de vuelo, un pueblo que se quiere independizar pone en su Constitución qué relaciones son normales y cuáles son pervertidas.
P: ¿Cree entonces que a los avances conseguidos por la sociedad no acompañan las instituciones?
R: En algunas instituciones sí, pero hay una distancias tremendas entre unos países y otros. En Rusia están saliendo personas al exilio no político, sino sexual, como ocurrió aquí hasta el 75 cuando teníamos la ley de peligrosidad, cuando también se produjo un exilio sexual tremendo. Y dentro del Estado es lo mismo, en las comunidades donde gobiernan los grupos más conservadores se notan los recortes por ejemplo en lo centros de planificación familiar, a las organizaciones que luchan contra el sida... hay mucha disparidad.
Hay que recordar que hablamos de personas, de derechos humanos, de ciudadanos y ciudadanas que hemos estado cargados de obligaciones y privados de derechos.