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El futuro de la cocina sale al mundo laboral

Varios estudiantes del Grado de Gastronomía caminan hacia la entrada del Basque Culinary Center

Paola Fernández

San Sebastián —

Al caminar entre los pasillos del Basque Culinary Center se percibe que no estás en una universidad cualquiera. Cocinas, talleres de panadería o de pastelería y una cafetería que cualquier facultad envidiaría. De hecho, en esta cafetería son los propios alumnos quienes preparan los menús que todo el que reserve mesa puede degustar. Es verdad que como en cualquier otra universidad se puede ver a jóvenes alumnos con libros y carpetas estudiando para su próximo examen, pero lo que no se puede ver en otras universidades es que vistan delantal y gorro de cocinero. Este año se gradúan 60 alumnos. La primera promoción del Grado en Gastronomía y Artes Culinarias.

Ya han pasado cuatro años desde que se comenzó con este Grado, el primero de estas características en Europa, y el director del centro, Joxe Mari Aizeaga, hace un balance “muy positivo”. En estos momentos el grado cuenta con 370 estudiantes, de los que el 25% son extranjeros, en torno al 22% vascos y el resto proceden del resto de las comunidades autónomas de España. Aizeaga cuenta que esto fue una apuesta de crear una formación universitaria interdisciplinar que no solo contenía formación en cocina sino formación en sala, en gestión empresarial, en ciencia, en cultura. Por lo tanto,  “una formación muy novedosa en el mundo universitario y que está dirigida a abrir oportunidades profesionales”.

Keril Gómez, de 25 años, vino hace cuatro años desde Elche hasta Donostia para cursar este grado. Contaba un bagaje gastronómico, ya que había estudiado un módulo superior de cocina y había trabajado con su padre durante cinco años en un restaurante, además de en Londres y Francia. Sin embargo, asegura que muchos, como él, venían “con la idea de ser cocineros y el 80% salimos de aquí con la idea de que menos cocineros vamos a ser de todo”. Keril apunta que sin duda la universidad le ha dado unas expectativas muy amplias de lo que es el mundo gastronómico “más allá de la propia cocina pura y dura”.

A partir de ahora, estos nuevos graduados salen al mercado laboral. Pero al contrario que otros muchos jóvenes que terminan este año sus carreras, los graduados del Basque Culinary Center tienen un futuro mucho más prometedor. Aizeaga señala que el sector de la gastronomía, la hostelería, la industria y la alimentación incluso, “no es un sector que esté sufriendo tanto como otros”. A su juicio, cada vez se están abriendo más restaurantes y más negocios de gastronomía. El director cuenta que los estudiantes que se graduarán en verano “tienen la inquietud lógica de quien termina sus estudios”, pero “tienen muchas oportunidades profesionales”. Incluso durante las prácticas, algunos de ellos han recibido propuestas de empleo. Por lo que cree que “todos van a conseguir trabajo”. Y sino hay casos, como el del vitoriano Iñaki Telleria, que junto a otros cuatro compañeros de la universidad, van a montar un restaurante en Ordizia.

Por su parte, Keril va a realizar el proyecto de final en la universidad, ya que tiene “un interés particular en ayudar a la institución”. Explica que al haber sido los primeros “quieras o no te vas encontrando con todos los escalones o baches que hay en el camino, y hay bastantes aspectos en los que podemos intervenir y ayudar y esa es mi intención”.

Ambos alumnos hacen un balance muy positivo de estos cuatro años. Keril señala que han sido cuatro años “muy productivos, muy enriquecedores y hemos aprendido muchísimo”. Además, “lo bueno de la universidad es que nos ha abierto mucho el abanico de posibilidades gastronómicas”. Iñaki también cree que ha aprendido bastante, sobre todo porque “en esta facultad te ofrecen mucho y lo bueno y lo malo que tiene es que puedes coger el 100%, el 50% o el 20%. Y ya que estamos aquí hay que aprovechar el 100%”.

Cocineros con estrella

En estos años han pasado por las cocinas del Basque Culinary Center lo mejor de la cocina mundial. Aizeaga considera esto “uno de los mayores tesoros”, porque es un “privilegio”, pero también una responsabilidad “estar a la altura de los mejores profesionales”. El director se muestra orgulloso del apoyo que han recibido de la comunidad de los cocineros y cocineras, tanto vascos como a nivel nacional o internacional. Además, cada vez que invitan a un cocinero “viene encantado” y al año pueden pasar entre 50 y 60 cocineros de primer nivel.

Por otro lado, la facultad de cocina acoge diferentes cursos, incluso para lo que llaman “entusiastas” de la cocina. Además de cuatro masters para profesionales, el centro acoge unos 50 cursos de especialización al año, seminarios y talleres. En total unas 1.000 personas acuden al año a disfrutar de la cocina y a aprender. Así, organizan talleres y campamentos de verano para los más pequeños, porque quieren ser “un agente promotor de la cocina en la sociedad”. Finalmente, cuenta con una parte de investigación, innovación y emprendimiento. Aizeaga concluye que desde el Basque Culinary Center han conseguido demostrar que “entorno a la gastronomía hay potencial de hacer muchas actividades que van a promover la innovación y los nuevos negocios”.

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