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Recuperan los restos de Pedro Asua, miliciano republicano de Galdakao fusilado en Jaca en 1938

Restos hallados en una fosa del cementerio de Jaca que, según los investigadores, pertenece al miliciano vasco Pedro Asua

Maialen Ferreira

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El Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora) y el Ayuntamiento de Galdakao han recuperado este sábado los restos del miliciano del batallón Zabalbide de Izquierda Republicana, Pedro Asua Zubiaurre, nacido en Galdakao y fusilado el 7 de febrero de 1938, en Jaca, tras ser condenado a muerte por un Consejo de Guerra. La exhumación de los restos ha dado fin a la búsqueda que el sobrino de Asua, Josu Larrea, comenzó hace décadas.

Meses antes de ser fusilado, estando preso, Asua escribió una carta a su hermana en la que, sin ser consciente de lo que le iba a ocurrir, le expresaba su intención de “volver pronto a Bilbao”, le explicaba que no le quedaba dinero, y le pedía que, si ésta podía, le mandase algo de “dinero o ropas” para poder subsistir. En la carta, se despedía mandando recuerdos a la familia y “un fuerte abrazo de tu hermano que tanto te quiere”. Su hermana guardó aquella carta durante décadas en la mesilla de noche y no supo más de él. Pasaron años hasta que le llegó información sobre su paradero: cuando Bilbao cayó en manos franquistas en junio de 1937 fue cautivo y trasladado a un batallón de trabajadores para realizar labores de manera forzosa en Jaca. Tras una denuncia, fue juzgado por un tribunal militar, condenado a muerte y fusilado el 7 de febrero de 1938 en el mismo cementerio de Jaca. Tenía 21 años.

A pesar de que en la familia siempre supieron que su tío había sido fusilado, no fue hasta 2005 cuando el sobrino de Asua, Josu Larrea, comenzó con la búsqueda del miliciano vasco. El primer paso fue escribir al investigador Paco Etxebarria. Éste le envió el libro de un escritor de Santander, el 'Eco de las descargas', de Esteban E. Gómez, que hablaba sobre la represión que hubo en Jaca. Al final del libro, había una lista de los fusilados, entre ellos la fecha del fusilamiento de su tío, pero con un 'sin nombre' escrito al lado. Como más tarde descubriría, ese 'sin nombre' enterrado en una fosa del cementerio, era Pedro Asua.

La odisea de Larrea por encontrar los restos de su tío siguió en 2007, cuando se dirigió al Ayuntamiento de Galdakao a solicitar información. Después de aquello, viajó a Jaca, donde el escritor Esteban E. Gómez le esperaba con el certificado de defunción de su tío. Fueron al cementerio y, en el libro de registro de enterramientos, teniendo en cuenta el año de defunción y con ayuda de los trabajadores del mismo, pudieron encontrar un lugar en el que posiblemente Pedro Asua pudo ser enterrado.

Con ayuda del Ayuntamiento de Galdakao y las gestiones realizadas por la Sociedad de Ciencias de Aranzadi, lograron el permiso del Gobierno de Aragón y el visto bueno del Ayuntamiento de Jaca para excavar en el lugar en el que supuestamente fue enterrado Pedro Asua. Las excavaciones, que tuvieron lugar entre el 13 y el 14 de octubre, han sido financiadas por el Instituto Gogora en el marco del convenio entre el Gobierno vasco y la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Los investigadores, gracias al libro de enterramientos del cementerio, encontraron una fosa común con los restos de un joven menor de 25 años enterrado solo. Tras las pruebas de ADN realizadas, concluyeron que se trata de los restos del miliciano vasco por lo que este sábado han procedido a exhumarlos para llevarlos a su Galdakao natal.

El próximo 19 de marzo, domingo, al mediodía, la familia recibirá los restos de Pedro Asua, en un acto que se celebrará junto al cementerio de Elexalde, en Galdakao, en los terrenos que antiguamente pertenecían a la familia. Este acto, según Larrea, implicará cerrar poéticamente un círculo, ya que con él, Pedro Asua volvería a sus tierras, las que hubiera heredado de no haber sido fusilado.

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