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Urkullu anuncia que PNV y PSE-EE ultiman su coalición de Gobierno pero evita aclarar si hará vicelehendakari a Mendia

Iñigo Urkullu, este martes en Miramar, acompañado de varios consejeros y las autoridades locales

Iker Rioja Andueza

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En el extraño verano político de 2020, que ha incluido unas elecciones en pleno mes de julio, el tradicional Consejo de Gobierno que se celebra cada agosto en el regio Palacio de Miramar de Donostia ha pasado de ser el inicio del curso político al final de la legislatura 2016-2020. La próxima semana el Parlamento celebrará la sesión de investidura y releegirá a Iñigo Urkullu con los 41 votos de PNV y PSE-EE, mayoría absoluta en una Cámara de 75. En su comparecencia ante los medios de comunicación. Urkullu ha confirmado que no habrá sorpresas y que “esta misma semana” se cerrará el acuerdo de coalición. Pero ha esquivado todas las demás preguntas. No ha concretado ni cuáles son los flecos que quedan pendientes, ni cuándo será el momento exacto de la firma ni tampoco si está dispuesto a incorporar a la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia, como consejera e incluso como vicelehendakari.

Urkullu, irónico, ha considerado que es igual de “lógico” que los periodistas le insistan para conocer los detalles sobre la composición del futuro gabinete para la etapa 2020-2024 como que él no despeje ninguna de las dudas. “Hay espíritu de formalizar un acuerdo. Estamos avanzando en ello, en cuatro bloques de trabajo. Estoy confiado en que esta misma semana se alcanzará el acuerdo”, se ha limitado a decir el lehendakari. Pero se ha quedado ahí cuando se le ha insistido por la configuración del nuevo Ejecutivo vasco: “No voy a hacer ningún tipo de cábala o conjetura”. Incluso ha señalado que “corresponde a los partidos políticos elegir a sus representantes”, cuando es una prerrogativa exclusiva del presidente de un Gobierno.

A pesar del hermetismo de las negociaciones que están manteniendo PNV y PSE-EE, sí es claro que Mendia se ha dejado querer para entrar al Gobierno, incluso como vicelehendakari. Late en el ánimo socialista el reforzar el discreto papel que han tenido esta legislatura con tres áreas que apenas han manejado el 4% del presupuesto, Medio Ambiente y Vivienda; Turismo, Comercio y Consumo; y Trabajo y Justicia. El consejero socialista con más peso político, Iñaki Arriola, se ha visto afectado, además, por la polémica gestión de la crisis del vertedero de Zaldibar. En realidad, el PNV ha ganado más escaños que el PSE-EE respecto a hace cuatro años -de 28 a 31 y de 9 a 10-, pero los de Mendia quieren hacer valer que ahora sus votos son decisivos para una mayoría absoluta. Urkullu nunca ha tenido vicelehendakari en sus ocho años. De hecho, no existe esta figura desde 2009. Si Mendia quisiera ese rango, podría obligar al PNV a crear otra vicepresidencia, al modo en que Pedro Sánchez encajó a Pablo Iglesias en el Gobierno de España.

Todas las fuentes consultadas insisten en que aún no se ha cerrado la estructura del nuevo Gobierno. De hecho, fuentes del Ejecutivo vasco indican que Urkullu se ha despedido de su equipo en el Consejo de Gobierno pero que aún no ha podido ratificar o comunicar salidas a sus actuales colaboradores. En público, ha alabado por su nombre de pila a todos y cada uno de ellos, incluido exconsejero de Turismo, Comercio y Consumo, Alfredo Retortillo, que se marchó en 2019 para ser candidato del PSE-EE a la Alcaldía de Barakaldo, y “Jon”. Jon es Darpón, el exresponsable de Salud que tuvo que dimitir por la investigación en torno al fraude las oposiciones médicas del Servicio Vasco de Salud. Su sustituta fue Nekane Murga, ahora en primer plano con la pandemia. Urkullu se ha hecho rodear de todo su equipo en la rueda de prensa de Miramar. Cada consejero tenía una silla con su nombre en la que colocarse con la debida distancia. El gabinete se ha tomado también la tradicional fotografía de familia, aunque consciente de que la semana que viene algunos de ellos no saldrán en ella.

Urkullu ha destacado lo bien que ha funcionado la coalición con el PSE-EE: “Hoy he transmitido a los consejeros el agradecimiento y reconocimiento por el trabajo realizado. Hemos compartido un mismo proyecto y un programa al que hemos dado cumplimiento. Hemos trabajado con un espíritu de colaboración y equipo. El resultado ha sido positivo. Fruto de este trabajo, Euskadi cuenta con unas políticas y unos servicios públicos de primer nivel”, ha enfatizado. Y ha seguido: “Sabemos que Euskadi va a necesitar un clima de consenso y acuerdos. Es la cultura institucional y política en la que creo. La que voy a volver a propiciar desde el primer día”.

El lehendakari ha dado la sensación de tener ya esbozado su discurso de investidura con el deseo de “iniciar esta nueva etapa cuanto antes”. Urkullu disolvió el Parlamento a principios de febrero en previsión de unas elecciones para el 5 de abril que la pandemia pospuso hasta el 12 de julio. En septiembre se cumplirán siete meses sin actividad parlamentaria ordinaria en Euskadi. “Compartimos la importancia de recuperar la actividad institucional plena”, ha reconocido Urkullu, que ha situado la “gran crisis económica y social” -e incluso “emocional”- motivada por la pandemia como su principal reto tras la reelección. En euskara, ha apelado a un nuevo “marco presupuestario” que atienda una caída del 8% del PIB o la destrucción de 60.000 empleos, que ayude a la hostelería y al turismo pero también a otros sectores industriales. “Ésas tienen que ser las prioridades del nuevo Gobierno”, ha dejado claro.

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