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Opinión

Odia, que algo queda

Si la Red siente algo, probablemente sea odio

Gaspar García Moreno, periodista

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Estamos asistiendo a unas situaciones, por lo que cuentan los medios en diferido,  porque hace años que no sigo un debate parlamentario, que podemos cambiar el “que hablen de mí aunque sea para mal”  por “siembra odio que algo queda”. Da la impresión que en el Parlamento (no digamos a través de las  redes sociales que alguien tendrá que controlar algún día, donde se multiplica por cien, por mil, por millones los odios, las injurias, las difamaciones, las amenazas de matones de la peor calaña, el levantamiento de “falsos” que decimos por aquí)  todo vale. Rebatir a los medios y a esos seudoperiodistas es tarea de todos. O por lo menos saber qué quieren decir, de qué pie cojea cada medio, de qué ideología son, vamos, y quedarnos o intentar quedarnos con lo que de verdad traen o dicen. Todavía me quedo con los hechos por periodistas profesionales y honrados, que se comprometen con la verdad.

Los hay, y no puedes ir a la contra porque los 'manejadores' de las redes o no hacen ni puto caso o arremeten sacando odio, poniendo en el ventilador porquerías más inciertas que verdaderas porque todo les vales con tal de darle caña al mono o cargarse al que está en el poder por muy legítimo que éste sea. Es verdad aquello del político y periodista Churchill de “no polemices con quienes usan la tinta por bidones”. Imagínense ahora donde esa tinta se convierte en redes incontrolables o sólo controladas por los que ganan dinero, mucho dinero con ellas y por, ende, dominan el mundo. Casi na.

El odia, el insulta que algo queda es lamentablemente un realidad; calumnia también. Una asquerosidad auténtica. Da asco. Los políticos, esos políticos, que  han degradado la política y la han hecho exclusivamente su modus vivendi (y de qué manera)  van a lo suyo. No hay nada más allá que sus intereses o los del partido. Para la mayoría.

¿Qué hemos hecho para merecer esto? Digo algo que pienso: crear una sociedad vacía, falta de valores; una clase política que en su mayoría han encontrado en ella una profesión (les recuerdo algunas hostias físicas y mentales,  navajazos… cuando hay que hacer las listas para la elecciones) Pero unos políticos, lo he dicho siempre, que son producto de esa sociedad vacía, de muchos intereses espurios, del tanto tienes tanto vales, que hemos creado entre todos.  Pero son “nuestros” políticos, a los que hemos elegido.

Es tal el interés y la incompetencia de algunos políticos y partidos que ahí está, por ejemplo, atascado el nombramiento del nuevo Defensor del Pueblo, la renovación del Poder Judicial,  el sistema de elección de jueces para los órganos de ese poder…Para hacer el reparto vamos. No he conocido una clase política más floja, peor preparada en formación (ojo, que nada tiene que ver con los títulos), en compromiso, en dialéctica en saber estar que la actual.  Con las evidentes excepciones. Claro que muchos de ellos son vedettes en redes sociales, en manejo y encargos de fake news, bulos, chismes y banalidades. Ahí, muchos sobresalientes. Pero entre estos asesores a tutiplén,  buscadores de palabrejas, de “bienquedas” y lo que ustedes deseen, ganamos por mil.

Mientras, ese odio que ya se trasmite, esa crispación que llega a la calle. Es para gritar basta. Y tendremos que hacerlo, cuando toque, más pronto que tarde seguramente. dentro de los cauces democráticos.  Mientras, me entran unas ganas irreprimibles de gritar aquí y ahora que me dejan: ¡Váyanse a la porra o intenten arreglar esto, que para eso les han elegido! El Gobierno se ha equivocado en miles de cosas, seguro, y la oposición se han pasado mil pueblos, asevero. A ver si es posible que todavía quede una cabeza pensante que comience a hacer algo para invertir bien el pastizal que parece va a llegar de Europa (más de 120 mil millones de euros) dicen. Eso es lo importante, el futuro, y no esa sensación de pandilla de ineficaces, de odiadores, de insultones… A ver si alguien les dice a los asesores que los partidos tienen que ser de Estado, no de Gobierno sólo, por una parte. No sólo de oposición, por oposición, por otra, para  ponerme yo ahí por el insulto no por elecciones democráticas alentando insurrecciones, golpes… 

Esperemos que encima de la mesa sólo. De Sanjurjadas y 23 F parece que ya habíamos hablado bastante.

 

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