Julián Carretero: “Para la clase trabajadora habría sido mejor un gobierno progresista en esta legislatura”
Hay un asunto que ha saltado en las últimas semanas sobre unas supuestas irregularidades en unos cursos de formación. ¿CCOO ha recibido a estas alturas alguna llamada del Gobierno regional o de alguna otra instancia para pedir explicaciones, para aclarar algo, para contrastar datos?
-Tras la puesta en escena y cacareada rueda de prensa de la Consejera de Empleo en la que se puso en marcha el ventilador de la noticia, no hemos recibido absolutamente nada. Ni siquiera contestación a nuestra petición expresa realizada al SEXPE para que se nos envíe los informes definitivos a los que aludían en la citada rueda, ni la resolución administrativa que debiera cerrar el proceso de liquidación del programa formativo (recuerdo que del mismo se nos debe aún más de 394.000 euros desde hace más de un año).
Ya dije en su día que con esta denuncia, además del daño reputacional que supone para la organización y para las personas, desgraciadamente no buscaban ni más, ni mejor control del dinero público (cosa que es difícil pensar de alguien que siendo el Presidente de la región más pobre es de los que más gana y que todos sabemos cómo y para qué viajaba a cierta isla). Sólo buscaban emponzoñar la campaña electoral desde el inicio (recuerdo que la rueda de prensa coincidió con la última sesión parlamentaria de la legislatura), sin sopesar las consecuencias políticas y sociales de futuro que decisiones de esta índole pueden suponer.
-Se ha escuchado con frecuencia desde ámbitos del PP criticar la implicación política de Julián Carretero ¿le molestan esas críticas o por el contrario confirman el papel político de un sindicato de clase frente a los sindicatos amarillos?
-No sólo no me molestan sino que me auto reafirman en mi responsabilidad al frente de un sindicato como CCOO, que recuerdo es un sindicato democrático, de clase, sociopolítico y de la izquierda transformadora, que no supone otra cosa que defender los intereses de trabajadoras y trabajadores desde la óptica del salario directo en la empresa y sector a través de la negociación colectiva y del salario diferido en la sociedad a través de la concertación y la participación institucional en los distintos niveles de gobierno. Nos preocupa tanto el convenio colectivo y las relaciones laborales, como los servicios públicos, la protección social, la política de empleo, la industrial, de vivienda, etc. Este papel de intervención sociopolítica no es invento de CCOO, ni siquiera mío: es el papel que, afortunadamente todavía, nos reserva la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía.
A estos menesteres, a representar los intereses de la parte de la sociedad que es propia, me he dedicado y me seguiré dedicando con todo el ahínco y trabajo de los que sea capaz, mientras siga siendo secretario general.
En cualquier caso quien políticamente no sea capaz de entender y asumir este papel sindical como herramienta básica para la articulación social y económica, además de analfabetismo, refleja carencias democráticas, desprecio a la clase trabajadora y cobardía política.
El pacto que no se hizo
-Antes de analizar esta legislatura que se acaba, quiero recordar que la suya fue una de las pocas voces que públicamente pidió un acuerdo PSOE-IU para gobernar la región ¿le decepcionó el apoyo de IU al PP de inicio y su actitud durante toda la legislatura?
-Efectivamente, me pronuncié públicamente a favor de un acuerdo de legislatura y de gobierno PSOE-IU, porque en base a lo que he dicho, entendía y sigo pensando igual hoy, que hubiera sido mejor para los intereses de la clase trabajadora un gobierno progresista, que lo que ha sucedido con el gobierno de Monago, dicho sea con el máximo respeto a la decisión legitima y democrática que tomó IU en su día.
Hoy, cuatro años después, creo que el tiempo me da la razón. Monago ha gobernado como si hubiera tenido mayoría absoluta, la concertación social en la práctica ha desaparecido, las alcantarillas de la Junta están más pobladas y quizás más putrefactas que hace cuatro años, el elenco de acólitos y el culto al yo personal del Presidente de la Junta se ha multiplicado, hasta tal punto que Monago en estos cuatro años no se ha dedicado a gobernar, sino lo más, a presidir. La política para las personas y el interés general han desaparecido del autodenominado Gobex, sustituyéndola por la propaganda y la ocurrencia mal entendida.
Las 152.000 personas paradas, las más de 70.000 sin prestaciones, el 36% de pobres, las decenas de miles asistentes a los comedores sociales, las personas que se han quedado sin atención domiciliaria, las pensionistas del copago farmacéutico, las del canon del agua, las que perdieron su asistencia médica rural y el transporte escolar, quienes han tenido que abandonar la universidad, quien ha tenido que emigrar… Y tantas y tantas más, sincera y desgraciadamente, creo, que no han percibido el “freno a la derecha”.
-Al acabar una legislatura se suele resumir casi todo en una pregunta ¿estamos mejor ahora que hace cuatro años o no? ¿Qué cree?
- Ya en mi respuesta anterior vislumbro algo de cómo estamos. Creo que ha sido la legislatura más aciaga del periodo autonómico. En 2011 ya estábamos bastante mal, ahora estamos bastante peor. Cualquier ámbito que evaluemos refleja un empeoramiento: los servicios públicos, la protección social, el empleo, el tejido productivo… La situación es preocupante porque hay aspectos que entrevén que podemos entrar en una especie de bucle que nos impida volver a situaciones de mejora. Por mucho que se empeñen en gastar para publicitar lo contrario, la gente no es tonta y estoy convencido que va a saber poner a cada cual en su sitio. No se puede vivir del engaño permanentemente.
Frenar la sangría
-El paro, sobre todo el paro entre jóvenes, es insostenible a todas luces; llevamos tiempo oyendo esa frase, pero no hay mejoras ¿ve posible salidas?
- Tener un 30% de desempleo, un 57% entre las personas jóvenes menores de 25 años y que un 41% de quienes están en paro lleve más de dos años buscando empleo, con un tejido productivo desguazado, donde apenas una treintena de empresas superan los cien trabajadores, es situarse más allá del filo de la navaja. Si a esto además añadimos la debilidad de nuestro estado social, el envejecimiento poblacional, la propia despoblación y el desequilibrio territorial, el deterioro del capital físico y de las infraestructuras, una deuda pública que Monago la ha situado ya cerca del 20% del PIB y un déficit de más de 400 millones, que va suponer nuevos recortes y mayor presión fiscal, las salidas no se aventuran precisamente fáciles.
Siendo cierto que hay cosas que dependen en mayor medida de la política europea y española, hay cosas que se pueden hacer desde Extremadura.
En primer lugar hay que frenar la sangría y socorrer a las personas que peor lo están pasando, que son muchas. Llevo estos cuatro años reclamando un proceso de concertación social en Extremadura dado el deterioro y la certeza de que no hay recetas mágicas y de que desde todos los intereses debemos hacer sacrificios. Hemos hecho propuestas de manera reiterada en este sentido que han tenido la callada por respuesta, porque, insisto, Monago ni ha estado ni está interesado en gobernar.
La región necesita una repensada, es necesario reeditar el Pacto Social y Político. Hay que reordenar las políticas económicas y laborales tomando el empleo como eje central de las mismas. La articulación del territorio desde una concepción de la región como un solo ente territorial es otro asunto pendiente. Extremadura necesita una verdadera estrategia de producción y transformación agraria que en nada tiene que ver con la pantomima de Ley Agraria que se ha hecho, siendo necesario para ello una firme apuesta por una Política Agraria Común (PAC) cuyo eje central sea la producción y el empleo y no como ahora que está destinada a mantener rentas de quienes más tiene. Disponer de una verdadera estrategia fiscal que preserve el sostenimiento de los servicios esenciales a la vez de estimular la economía y el empleo es otro reto.
A pesar de las dificultades mencionadas, creo que existen potencialidades importantes en la región, en los ámbitos industriales, de las infraestructuras, turísticos, energéticos, agroalimentario, etc. ; que debemos saber aprovechar, desprendiéndonos de ciertos falsos complejos de ricos que a veces nos han acompañado. Nunca fuimos ricos y nunca lo seremos. El crecimiento económico que empieza a vislumbrarse es otro potencial si sabemos acondicionar y aprovechar las ventajas competitivas y comparativas de nuestra estructura económica, desequilibrada en algunos casos, pero aprovechable en otros, si sabemos sacarle partido.
¿Cree que la irrupción de nuevas formaciones va a modificar mucho la vida política regional, incluso el futuro gobierno?
-No sé si se va a modificar o no, mucho o poco, la vida política regional. A mí lo que de verdad me preocupa y debiera ocupar al 100% de las fuerzas políticas, las nuevas y las otras, es que se modifique, para mejorar sustancialmente, la vida de las personas. O en los próximos años esto lo vamos consiguiendo desde una opción igualitaria o nos vamos al garete sin retorno. Extremadura necesita un nuevo contrato social basado en unas relaciones sociales, económicas y políticas cuyas señas identitarias sean el diálogo y la concertación, buscando el progreso social desde la igualdad, el ejercicio de las libertades y derechos, la ejemplaridad, la honestidad y los valores del trabajo.
Ahora entramos en época de subasta de todo, en muchos casos sin escrúpulos, y la gente debe hacer oídos sordos a los cantos de sirenas. Yo pediría a la ciudadanía en general y a los trabajadores y trabajadoras en particular que participen, que acudan a votar masivamente y que no nos vale cualquier cosa, que para ocurrencias ya están otros, que reflexionemos nuestro voto desde nuestra propia condición, desde lo que somos y desde lo que queremos para el futuro.
Mirando al futuro
-Por cierto, personalmente ¿se ve en un futuro gobierno?
- Como ha venido sucediendo hasta ahora, en estos últimos diez años, y hasta diciembre del 2016, sólo me veo como secretario general de CCOO de Extremadura.
-La primera medida del gobierno surgido tras el 24 de mayo que le gustaría ver publicada en el DOE ¿Sería…?
- Más que un medida en sí misma, me gustaría ver un gobierno que su centro de atención sean las personas, el empleo y el bienestar social, comprometido de verdad con la igualdad y con la transformación que Extremadura necesita, que base su acción política en el dialogo y la concertación social y que deje la propaganda para la venta de “detergentes” y demás productos de limpieza.