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Oraciones, voluntarios armados y cortes de internet: la estrategia de Putin para parar los ataques de drones ucranianos

Un especialista trabaja en el taller de drones de un batallón operativo de la 13ª Brigada Khartiia de la Guardia Nacional de Ucrania en la región de Járkov, Ucrania, el 17 de noviembre de 2025.

Albert Sort Creus

Moscú —
19 de noviembre de 2025 22:12 h

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La Iglesia Ortodoxa rusa mira al cielo en busca de protección divina contra los drones ucranianos, que acechan día tras día las instalaciones energéticas del país. El 6 de noviembre, el padre Yevgueni Karaváyev, de la región de Volgogrado, la antigua Stalingrado, celebró una plegaria inusual. Se desplazó hasta la refinería de Lukoil al sur de la capital y, armado con un icono de la Virgen, rezó una oración para resguardar la planta de los aparatos voladores. Pocos días antes, estas instalaciones habían sufrido un nuevo ataque, el decimocuarto en menos de un año.

El esfuerzo del ejército de Volodímir Zelenski por golpear la industria rusa, especialmente la petrolera, y la impotencia de las autoridades para detener esta sangría ha llevado a algunos a invocar una intervención divina. Según datos del medio independiente Viorstka, desde el inicio de la guerra, Ucrania ha atacado al menos 250 veces 110 refinerías y depósitos de petróleo rusos, una cifra que aumenta cada día.

A finales de octubre, el presidente ucraniano afirmó que esta campaña había reducido en un 20% la capacidad de refinación del país, unas estimaciones que coinciden con las de un periódico alineado con el Kremlin, pero riguroso en sus informaciones, como Kommersant

Si bien en algunas regiones persisten las restricciones en gasolineras y los ciudadanos continúan usando cupones de racionamiento, el pasado viernes, la agencia Reuters informó de que la producción de combustible solo había caído un 3%, según fuentes del sector. El motivo es que las refinerías no funcionaban a pleno rendimiento antes de los ataques y pudieron destinar parte de sus unidades inutilizadas a mitigar los daños causados por los drones.

En cualquier caso, el aumento de los bombardeos ucranianos y su mayor profundidad, llegando a alcanzar objetivos a 2.000 kilómetros de sus fronteras, preocupa a Putin, ya que afecta a un sector clave para la financiación de la maquinaria de guerra.

Voluntarios contra drones

Desde el Kremlin también miran al cielo, pero optan por soluciones más terrenales. La primera, el despliegue de voluntarios alrededor de las fábricas para derribar los drones enemigos. En principio, la llamada está dirigida a los reservistas, hombres con formación militar, pero en algunas regiones se recluta también a ciudadanos y ciudadanas sin experiencia.

Una veintena de regiones han empezado ya el reclutamiento. Inicialmente, todos los voluntarios recibirán formación de fuego, táctica, ingeniería y medicina, así como educación sobre los conceptos básicos de la guerra electrónica y comunicaciones.

Su sueldo depende del riesgo, es decir, de la proximidad respecto de la frontera ucraniana. Algunas regiones, como Briansk, pagan el equivalente a 700 euros al mes y 40 euros más por cada servicio de combate. Otras, en principio más alejadas del peligro, ofrecen sueldos irrisorios, como Ust-Luga, en el Báltico, donde los reservistas recibirán 150 euros mensuales.

Es bastante obvio que el Gobierno ruso está utilizando esta guerra a gran escala como justificación para imponer restricciones de internet sin precedentes que no podría implementar fácilmente en tiempos más pacíficos

Natalia Kapriva Access Now

Sin embargo, los empresarios tienen muchas dudas de que este método acabe con los estragos que causan los drones. Fuentes de la dirección de una de las mayores compañías petroleras y gasísticas de Rusia aseguran a Viorstka que su personal de seguridad “no tiene grandes expectativas” con los voluntarios. “Solo un sistema de defensa aérea del ejército de verdad nos puede proteger y es poco probable que lo veamos”, lamentan.

El propietario de una gran planta cerca de la frontera y de los territorios ocupados cuestiona la estrategia del Gobierno ruso. “Tenemos más de un centenar de grandes empresas en nuestra región que todavía no han sido objetivo, pero que podrían serlo en cualquier momento. Así pues, ¿todas estarán equipadas con reservistas y ametralladoras? Lo dudo mucho”, responde.

¿Una movilización silenciosa?

Para implementar este sistema, Putin ha firmado una ley que permite desplegar reservistas en operaciones militares “en tiempos de paz”. Por contradictorio que parezca, como Rusia no está oficialmente en guerra, sino que lleva a cabo una operación militar especial en Ucrania, esta norma dará vía libre al Kremlin para utilizar a más hombres en zonas calientes como las fronteras.

Los funcionarios del Ministerio de Defensa se han apresurado a dejar claro que los reservistas solo se destinarán a su región, pero en el redactado de la ley no figura este punto. En declaraciones al medio opositor Agentstvo, el activista Artiom Kliga alerta de que estos voluntarios pueden acabar en el frente: “Si quisieran introducir estas limitaciones, lo habrían escrito por ley. Esto no impedirá que los envíen, por ejemplo, a los territorios ocupados”.

Al fin y al cabo, los defensores de los derechos humanos temen que esta nueva legislación sea una argucia para involucrar a reservistas en operaciones militares sin declarar una segunda ola de movilización, que resultaría muy impopular después de la experiencia de la primera, en septiembre de 2022.

Un soldado ucraniano lanza un dron en la región de Zaporiyia.

Bloquear las tarjetas SIM

La segunda solución que ha puesto en marcha el gobierno ruso busca dejar sin conexión a los drones ucranianos. Con este propósito obligará a las compañías telefónicas a bloquear durante 24 horas las tarjetas SIM de los rusos que vuelvan de viaje. El argumento oficial es que hay muchas tarjetas “huérfanas” que Kiev utiliza para guiar los aparatos no tripulados. De este modo, quieren garantizar un período que han llamado de “enfriamiento” para asegurarse de que no sirven para llevar a cabo ataques.

Sobre el papel, los usuarios podrán acortar este tiempo de enfriamiento resolviendo un pequeño test para demostrar que son humanos, los conocidos captcha. Ahora bien, este sistema se ha estado probando desde mediados de octubre con las tarjetas SIM extranjeras que entraban en Rusia y ha sido un desastre. Usuarios rusos consultados por este periódico confirman que no han conseguido esquivar las 24 horas de bloqueo.

Por ejemplo, cada vez que el móvil cambia de red —un hecho habitual con el roaming— el bloqueo se reinicia, los tests suelen fallar y, en regiones como Kaliningrado o Pskov, la proximidad con los países de la Unión Europea mantiene los dispositivos permanentemente inservibles.

Ante la inquietud de los usuarios, el Kremlin tuvo que salir a respaldar la medida. “El periodo de enfriamiento no causa ningún inconveniente a los ciudadanos, funciona perfectamente y es necesario por motivos de seguridad”, dijo su portavoz, Dmitri Peskov.

Los expertos cuestionan la eficacia de este sistema para detener los drones. Mijail Klimariov, presidente de la entidad rusa Internet Protection Society, apunta a elDiario.es que “los drones no vuelan con estas tarjetas SIM” y que esta medida no funcionará “en absoluto”.

Además, desde la ONG Access Now, que defiende los derechos digitales en países donde se encuentran en regresión, la abogada Natalia Kapriva advierte a elDiario.es de que desconectar la red, especialmente durante un conflicto, es “desproporcionado” y “pone en riesgo la seguridad de las personas, ya que no pueden acceder a la información ni recibir asistencia de emergencia”.

Cortar internet

Desde la primavera, el Kremlin también invita a los gobernadores a cortar internet cuando existe amenaza de bombardeo. Lo probó durante las celebraciones del Día de la Victoria en Moscú y las regiones siguieron su ejemplo en verano. Lo que empezó como una excepción se ha ido consolidando como norma y, en algunas zonas, como Uliánovsk, a mil kilómetros de la frontera ucraniana, las autoridades han reconocido que las restricciones durarán hasta el final de la guerra. 

Aseguran que los cortes solo afectan a las áreas cercanas a las infraestructuras críticas, pero los vecinos denuncian que llevan más de tres semanas sin internet vivan donde vivan. En foros de internet, se quejan de su situación, que ha sido debatida en medios nacionales. “Nos han hecho famosos en toda Rusia, estamos muy orgullosos. Bienvenidos a la primera ciudad de Corea del Norte. ¿No es eso lo que intentan conseguir?”, escribe Alisochka. “Pronto no habrá internet, sino algún tipo de red propia miserable”, añade Artiom.

Para Klimariov, Uliánovsk se ha situado en el centro de la polémica, no porque sea pionera en estos cortes, sino porque “un funcionario brillante hizo una declaración de gran alcance” al admitir que no será un problema temporal. Aun así, ve “improbable” que, una vez terminada la guerra, tal y como pronostican los representantes regionales, cesen este tipo de prácticas.

“Es bastante obvio que el Gobierno ruso está utilizando esta guerra a gran escala como justificación para imponer restricciones de internet sin precedentes que no podría implementar fácilmente en tiempos más pacíficos”, concluye Kapriva.

Por si fuera poco, en los últimos días también se ha impulsado una ley que da potestad al Gobierno para aislar el internet ruso del resto del mundo en caso de peligro y que obliga a las teleoperadoras a cancelar los servicios de comunicación si lo piden los servicios secretos, el FSB, antiguo KGB.

Según Klimariov, se trata solo de un “ajuste burocrático” ya que, en realidad, Putin puede desconectar la red rusa del resto del mundo desde 2019, cuando firmó la ley sobre el internet soberano. “Ningún decreto evitará ni impedirá una desconexión global de Rusia de internet. Esto sería una decisión completamente política”, concluye.

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