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El Ayuntamiento espera “regularizar” en un mes el colegio de lujo en el Hospitalillo de Chamberí con orden de cese

El Hospitalillo de Chamberi, que ya funciona como colegio privado pese a la carencia de una licencia de actividad.

Guillermo Hormigo

Madrid —

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Sigue abierto el incierto destino del Hospitalillo de Chamberí, ahora reconvertido en la escuela de lujo Brewster Madrid, abierta desde septiembre sin licencia. Pese a la orden de cese emitida por la Agencia de actividades municipal, el Ayuntamiento de Madrid afirma que “se está tramitando un plan especial que va a permitir regularizar esta actuación”. Un procedimiento imprescindible ya que el edificio está declarado Bien de Interés Cultural.

El delegado municipal de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha adelantado este lunes en la comisión del ramo que este paso llegará “una vez que ya ha finalizado el plazo de alegaciones, en el que se han recibido 51 escritos”. Los servicios técnicos de Cibeles deben ahora estudiar la estimación o desestimación de cada alegación. El concejal espera “elevar la cuestión para su aprobación definitiva en el Pleno de noviembre para que la situación quede regularizada”.

El edil defiende que, independientemente de ese proceso, “el centro educativo tiene una orden de cese desde el 16 de octubre y, si se certifica que la actividad no se detiene en el mes de plazo que se ha concedido, el Ayuntamiento procederá al precinto”. Y añade: “Hemos hecho lo que debíamos hacer, resolver ineficacia y comunicar cese”. No obstante, ha destacado que la comisión de patrimonio dio su visto bueno a la reconversión del Instituto Homeopático en el colegio privado. “Si no fuera un Bien de Interés Cultural, la declaración responsable habría sido suficiente”, ha hipotetizado Carabante.

Ha sido el portavoz del PSOE en la comisión del área de Urbanismo, Antonio Giraldo, quien ha preguntado por esta cuestión al delegado. Los socialistas siempre han reclamado un uso público para el antiguo Instituto Homeopático San José, en los números 3 y 5 de la calle Eloy Gonzalo, donde la Comunidad de Madrid invirtió más de tres millones de euros para evitar su deterioro bajo distintos Gobiernos autonómicos.

Giraldo ha denunciado que Brewster ha estado operando en el recinto con una declaración responsable emitida al Ejecutivo municipal el 6 de septiembre. El Gobierno que lidera José Luis Martínez-Almeida no actuó, por mediación de la Agencia de Actividades, hasta el pasado 16 de octubre. El concejal ha echado en cara a Carabante la permisividad de la corporación local con este tema: “La orden llegó inmediatamente después de que el grupo municipal socialista registrara la pregunta para esta comisión, por si no sabían que estaba abierto de manera irregular”.

La orden de cese obliga a “la paralización o cese inmediato de la actuación objeto de la declaración responsable, así como a restituir la situación física y jurídica al momento previo”. La Agencia de Actividades ha concedido un mes de plazo a Brewster para que detenga las clases. Advierte además que si los responsables del espacio no ejecutan la orden podrían enfrentarse a multas o incluso al precinto el edificio, según la resolución a la que ha tenido acceso Somos Chamberí. La entidad impide igualmente la instalación de placas fotovoltaicas que había reclamado el colegio.

Obras sin licencia para un colegio de matrículas desorbitadas

La negativa ha llegado después de que Brewster intentara obtener licencia para su actividad a través de una declaración responsable que el Ayuntamiento de Madrid ha acabado tumbando. Lo hace porque el edificio ya estaba inmerso en un plan especial para cambiar su uso de sanitario a educativo y durante este trámite, que suele durar varios meses, no se permite la concesión de otras licencias.

El colegio puede ahora recurrir la resolución municipal, aunque el futuro de este curso es incierto. Sus dirigentes declararon a El Español que actuarán “dentro de la legalidad”. El Brewster ha alquilado el edificio del hospital y el contiguo palacete del Marqués de los Salados durante al menos tres décadas. Su intención es desarrollar un proyecto educativo de lujo, con matrículas anuales que van desde los 10.202€ para alumnado de 5 a 6 años a los 22.070€ para el último curso (16-17 años). Pese a carecer de licencia de obras y de un plan especial iniciado, sus impulsores empezaron a buscar alumnos a principios de año.

Sin embargo, pronto quedó patente que los plazos eran muy ajustados. La condición de Bien de Interés Cultural (BIC) del Instituto Homeopático obligaba a postergar obras de calado por la necesidad de aprobar el citado plan especial. Pero la preparación de las aulas exigía algunos trabajos que se desarrollaron durante primavera y verano, según pudo constatar este medio.

El edificio fue construido entre 1873 y 1878 gracias a una importante suscripción popular de vecinos de la ciudad, encabezada por el primer Marqués de Núñez. Surgió así un hospital de beneficencia que contribuyó a salvar un elevado número de enfermos cuando, a finales del siglo XIX, epidemias de tuberculosis o cólera causaban estragos entre la población madrileña. Mantuvo su actividad hasta el inicio de la Guerra Civil en 1936 y su clausura definitiva tuvo lugar en 1980.

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