Twitter se indigna con Ana Botella por el cambio de nombre del Teatro Fernán Gómez
Los transeúntes que ayer pasaban por la madrileña plaza de Colón no daban crédito: justo un día antes del sexto aniversario del fallecimiento de Fernando Fernán Gómez Ana Botella mandaba retirar las letras del teatro que hasta ahora llevaba su nombre.
Esta decisión obedece al cambio de política de gestión de los teatros municipales de Madrid y entra dentro de los planes de su responsable, José Tono, de recuperar el anterior nombre: Centro Cultural de la Villa. Intentando encontrar una solución intermedia que satisfaga a todas las partes y que facilite la comprensión, desde ahora recibirá el nombre “Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa”.
Sin embargo, en Twitter no ven con tan buenos ojos este cambio de nomenclatura y hasta se ha creado el “hashtag” #FernandoFernánGómezPresente para dar a conocer las opiniones contrarias a la actitud tomada por el Ayuntamiento de Madrid y se ha creado una petición en la plataforma Change.org para que reconsidere, de manera urgente, la decisión que ha tomado respecto al Teatro.
El cambio de letrero se produce en medio de un proceso mucho más amplio en el que el consistorio parece plantear la privatización de la gestión de los centros culturales municipales, algo que niegan tanto el equipo de Ana Botella como la empresa municipal Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio, encargada de la gestión.
Pedro Corral, delegado de las Artes, Deporte y Turismo, afirmaba con rotundidad hace unos días que “no va a privatizar los teatros” y que la gestión seguirá siendo pública “y se mantendrán los precios públicos a los que está sujeta su actividad”. Algo que no tranquiliza para nada ni a los trabajadores ni a la oposición, que temen que esa “externalización” encubra la privatización de parte de los servicios de los teatros, como las taquillas.
En este sentido, la propia Madrid Destino ya reflejaba en un documento este nuevo rumbo marcado por una nueva forma de financiación, pasando de un modelo de subvenciones del Ayuntamiento a otro modelo más empresarial, de fondos privados, hablando directamente y sin tapujos de “una sociedad de capital público-privado”.
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