Esgrima-Espada, la galería de arte en los balcones que nació de la pandemia

Desde este 21 de marzo, y durante un mes, 21 balcones de la confluencia de las céntricas calles Esgrima y Espada, en Lavapiés, se han convertido en una galería poco común de arte por obra y gracia de Paula Moscuzza y de sus vecinos, que se conocieron a la hora de los aplausos durante el confinamiento y que quieren celebrar con esta acción el aniversario de ese encuentro y del inicio de su amistad, algo de lo poco bueno que les trajo la pandemia, como a otras tantas personas de otras muchas calles de España.

Los edificios de los números 5, 6 y 7 de Esgrima y el 12 y el 14 de Espada se han llenado desde este mediodía de color con las creaciones de Moscuzza, bonaerense afincada en Madrid desde hace 17 años que se atreve con su primera exposición pública en este formato tan poco común. 

Los trabajos que forman la muestra son una selección de pinturas pertenecientes a tres series distintas, pero tienen en común el hecho de que en todos ellos hay, al menos, una persona representada, por lo que en cada balcón participante estará asomada de forma permanente y alegórica una figura humana.

“Quien pase por estas calles lo que va a percibir al ver mis obras en los distintos domicilios es la unión que se ha creado entre los vecinos. Para organizar algo así debe haber confianza, colaboración, cooperación y todo eso se ha ido dando y creando entre nosotros desde hace un año, cuando la Covid-19 nos metió en casa y propició que gente como yo, que vivo sola y que en dos años de vivir en Esgrima sólo había conocido a dos vecinas, ahora tengamos un grupo de WhatsApp con muchos más vecinos, un círculo de personas dispuestas a ayudarte y a animarte e, incluso, apoyo para generar este tipo de manifestaciones”, cuenta Moscuzza.

Paula llevaba tiempo queriendo enseñar sus pinturas y, de hecho, así es como se llama esta primera muestra, ‘Quería exponer’. Sin embargo, y pese a que mucha gente la había animado a hacerlo, no le apetecía llevarlas a una galería. 

“Yo había pensado en exponer, quizá, en un centro social o en un bar, pero finalmente encontré el espacio donde hacerlo a través de mis vecinos. Quería algo que tuviera que ver con ellos y con el espacio urbano y fue entonces cuando tuve la certeza de que quería exponer en la calle y, más concretamente, en este cruce de calles, donde te sientes muy cómoda y cuidada. Conté, temerosa, a mis vecinos la idea de esta exposición y enseguida se entusiasmaron y me dieron seguridad. Creo que esta muestra nos va a unir todavía más”, comenta esta artista autodidacta que se gana la vida dando clases de español a migrantes.

La muestra ha quedado inaugurada a las 13:30 horas de este domingo, con muchos vecinos de Esgrima-Espada tomándose un vermut al alimón desde sus respectivos balcones mientras sonaba música enlatada y más de uno se arrancaba a bailar. 

Un miniconcierto del músico y cantautor Miguel Legoff, desde la ventana de su piso, dio por concluido el acto. Miguel es otro de los habitantes de estas dos calles que ha comenzado a mostrar su arte alentado por las nuevas amistades de barrio forjadas durante el confinamiento. 

Paula tiene ganas de ver cuál será la reacción de quienes, paseando, se encuentren sus obras expuestas en los balcones:“Me intriga ver qué pasa”. Mientras, apunta que le encantaría que algo así se replicara en otros barrios, habla de que podría llevar a otros balcones las mismas obras que ahora expone en su calle y fantasea también con montar exposiciones de otros artistas en los balcones donde ahora se muestran sus trabajos: “Sería bonito crear la galería Esgrima-Espada, creo que lo voy a consultar con mis vecinos”.

 Lo que la pandemia ha unido que no lo separe la llegada de tiempos mejores.