El cambio de nombre a la Plaza del Rastrillo, paralizado por la Fundación Francisco Franco
La desaparición de los nombres franquistas en el callejero de Madrid tendrá que esperar a una resolución judicial. Así lo ha dictado el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 23 de Madrid, que establece como medida cautelar esta paralización -a la espera del juicio y la sentencia final- en respuesta a una demanda de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF), que impugnó el pleno municipal que aprobó el cambio de nombre a 52 espacios de la capital por aludir a la dictadura.
En la lista de lugares que no podrán todavía cambiar de nombre está la Plaza del Rastrillo, nombre popular que tiene desde hace décadas la de Juan Pujol, en el corazón de Malasaña y que el gobierno franquista renombró para homenajear al jefe de prensa del dictador. El Ayuntamiento había aprobado en mayo el cambio de nombre, a propuesta de los grupos políticos del distrito y para cumplir con la Ley de la Memoria Histórica, pero lo dejó en suspenso en julio a la espera de la resolución de varias demandas judiciales.
Los juzgados han estimado ahora una de esas demandas, interpuesta por la FNFF, que se dedica desde hace años a difundir “la memoria y la obra” del dictador. Sin embargo, le impone una caución de 60.000 € para llevar a cabo la paralización efectiva. La fundación ha iniciado una campaña de recogida de fondos para conseguir esta cantidad.
El Ayuntamiento de Madrid ya ha anunciado que recurrirá las medidas cautelares impuestas por el juzgado y declara que es “absolutamente incomprensible que el nombre de Francisco Franco siga en 2017 paralizando la aplicación de una ley aprobada en un parlamento democrático”.
La Fundación Francisco Franco estima en su demanda que la retirada de nombres franquistas del callejero de Madrid costaría a la ciudad 55 millones de euros. El Ayuntamiento considera esta cifra exagerada. En el caso de la Plaza del Rastrillo, el coste sería únicamente el de sustituir las dos placas metálicas que indican el nombre de la plaza. También cambiaría la dirección de un portal de viviendas y el de un negocio, ubicados ambos en el número 1 -el único- de esta plaza.
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