La propuesta del PP de incorporar a Vox a la segunda fila de sus consejerías en la Comunidad de Madrid divide a Ciudadanos
El pacto del PP con Vox para incorporar a miembros del partido de extrema derecha al segundo escalafón de las consejerías gestionadas por el equipo de Isabel Díaz Ayuso ha levantado ampollas en Ciudadanos. La dirección nacional deja en manos del PP esa fórmula siempre y cuando los cargos de Vox no rocen sus carteras, según confirman fuentes de la formación a este medio, pero el partido autonómico, liderado por Ignacio Aguado, se ha cerrado a permitir este “cambalache” con el argumento de que “gobierno es todo”, no solo las cabezas visibles de las consejerías.
Aguado fue tajante este miércoles en Al Rojo Vivo al ser preguntado sobre este extremo. “¿No quieren que [Vox] estén en cargos intermedios, entiendo bien?”, le preguntó Antonio García Ferreras, a lo que Aguado contestó: “Entiende bien, de hecho, lo que nosotros queremos es mañana mismo sentarnos con el PP y hablar de qué le preocupa a los madrileños. También habrá que hablar de quiénes, pero nosotros tendemos la mano al PP y sólo hablaremos con ellos”.
Desde la dirección nacional no son tan drásticos y creen que Ciudadanos no puede impedir que el PP tome esa decisión porque cada partido, una vez asuma sus carteras, es responsable de nombrar a sus equipos. “Y si quieren meter a determinada gente...”. “De los acuerdos de los demás partidos, que respondan ellos. Nosotros respondemos por los nuestros”, aseguran fuentes de Cs.
La dirección de Ciudadanos de esta manera se 'lava las manos' de lo que pueda acordar el PP con Vox pero podría al mismo tiempo mantener el relato de que Cs cumple con el mandato de la Ejecutiva, que vetó al partido de Abascal y a “populistas y separatistas” para cualquier acuerdo. “En Cs negociaremos primero políticas y luego equipos con el PP, nuestro socio preferente. No vamos a montar tripartitos”, insisten las mismas fuentes.
Esta incorporación colateral de la extrema derecha al próximo Ejecutivo aún tiene que materializarse pero el Partido Popular confía en que podrá salir adelante. De momento, los de Casado no concretan en que se materializaría esa oferta a Vox para repartir “propocionalmente” entes y presupuesto de Gobierno pero les deja relativamente las manos libres para negociar con las dos partes sin que ninguna de las dos dé un portazo al pacto.
“Vamos a tratar de coser algo pero se ha firmado sin garantías al 100% de que Ciudadanos acceda. Se trata de compatibilizar esto con el acuerdo con ellos”, explican fuentes del PP cercanas a la negociación. El documento firmado, aseguran las mismas fuentes, no especifican si estas cesiones conciernen a viceconsejerías, direcciones generales u organismos públicos: “Aún no se ha llegado a ese detalle”, señalan.
Sin embargo, la dirección de Madrid mantiene su oposición a esta vía. El candidato Ignacio Aguado considera que aceptar la entrada de Vox en la segunda o la tercera fila de la Comunidad de Madrid “implica cambalaches” y un tipo de gobierno que no van a “firmar”. “No queremos tripartitos ni fórmulas extrañas en la Comunidad”, recalcó ayer por la mañana en una entrevista en Cadena COPE, en línea muy parecida a lo que le dijo a García Ferreras. Aguado asegura que no va a “entrar en el juego de esos vericuetos” y ha reiterado que solo negociará el gobierno de coalición con el PP.
En esa ceremonia de la confusión y cruce de mensajes, el PP ha salido públicamente a aclarar que no habrá “acuerdos tripartitos” para calmar los ánimos de Ciudadanos. Ana Beltrán, una de las portavoces del comité negociador nacional, ha pedido también al partido de Rivera que abandone “las posiciones infantiles” y levante “las líneas rojas de no sentarse con Vox”. Por otra parte, el secretario general de los populares, Teodoro García Egea ha rebajado las expectativas de Vox en un futuro Gobierno y le ha pedido que sea “consciente” de “hasta dónde puede llegar y cuánto puede pedir”.
La candidata del partido de Abascal, Rocío Monasterio, ya asume que las reuniones no serán a tres y acepta que se produzcan de “uno en uno”, como ocurrió con la negociación de la Mesa de la Asamblea de Madrid. Además, este martes, se refería solo al “reparto de presupuesto” y no incidía tanto en que la condición sine qua non para el acuerdo era dirigir “consejerías”, como apuntó el lunes.
En el PP aseguran que preferirían negociar en una misma mesa con sus dos socios pero anticipan que Isabel Díaz Ayuso será el nexo para “de una manera u otra” lograr el objetivo de mantener la presidencia de la Comunidad de Madrid. Una premisa que, según el PP, está aceptada por Ciudadanos y Vox como base sobre la que construir los pactos.
Por su parte, Albert Rivera seguía insistiendo en que habrá acuerdo únicamente con el PP, obviando los órdagos lanzados por Monasterio. Rivera certificaba que los equipos negociadores de ambos partidos siguen trabajando estos días “para hablar de programas y de propuestas para mejorar la Comunidad de Madrid, y luego para hablar de personas”, aseguraba en una entrevista en Telecinco. “En Madrid va a pasar lo mismo que en Andalucía: Ciudadanos y PP van a cerrar un programa de Gobierno serio para ejecutarlo y llevarlo a cabo con un calendario. Y luego tendremos que hablar de quién es el presidente, el vicepresidente y los Consejeros. Y cuando eso suceda, iremos a la Asamblea de Madrid a un debate de investidura”, añadía, emplazando a Vox a apoyar el acuerdo que cierren con el PP.
En cuanto al Ayuntamiento de Madrid, aunque el panorama es complicado, Rivera tampoco quiso cerrar ayer la vía Villacís. En la misma entrevista en Telecinco aseguraba que a nivel municipal su partido iba a cerrar con el PP “un acuerdo sí o sí” para que Manuela Carmena no sea de nuevo alcaldesa de la ciudad. Según dijo, en las negociaciones para el Ayuntamiento de la capital sigue “todo abierto” y “nadie ha hablado todavía de personas”. Es más, no descartó que Villacís sea alcaldesa: “Es una posibilidad, igual que lo sea Almeida”, aseguró.
Sin embargo, Pablo Casado ya había echado por tierra sus deseos: “O Almeida o Carmena”, dijo el lunes en el Congreso. La candidata de Vox a la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, apuntalaba esta teoría al afirmar, 24 horas después de firmar su primer acuerdo con el PP en Madrid, que “lo lógico” sería que el alcalde fuera del PP.
Otra alternativa para desbloquear la situación sería dejar que el PP negocie con Vox un documento programático, como hicieron en Andalucía. Pero los movimientos que ha hecho en estos meses en esa comunidad el partido de Abascal les hace desconfiar de lo que puedan hacer en Madrid. Allí, poco después de echar a andar la nueva legislatura, exigieron una “relación detallada de nombres y apellidos” de los trabajadores de la Agencia de Violencia de Género, para “depurar casos ideológicos”, según reconocieron entonces.
Tras una jornada de infarto en la Asamblea de Madrid, este miércoles nadie ha convocado reuniones oficiales aunque el PP admite contactos telefónicos informales con Ciudadanos y Vox. Monasterio, por su parte, dice que tiene “un canal de comunicación” abierto con Aguado –que fuentes de Ciudadanos niegan que exista– e insisten en que es el PP quien tiene que tomar el liderazgo en esta situación.
De momento, los populares han distribuido a ambos partidos un documento de 100 medidas basado en su programa electoral sobre el que aún, aseguran, no han “obtenido feedback” de sus socios. Fuentes del PP no concretan si el documento contiene medidas relacionadas con la lucha contra la violencia de género o la defensa de los derechos LGTBI, dos de los nudos gordianos de un posible pacto a tres en la Comunidad de Madrid.