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Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

Trump le puede dar muchos disgustos a Rajoy

El presidente en funciones, Mariano Rajoy, en la sesión de investidura del 31 de agosto.

Carlos Elordi

Mariano Rajoy debería estar seriamente preocupado por las consecuencias que va a tener sobre España la política que anuncia Donald Trump y que ya está empezando a aplicar. La supresión temporal de la página de la Casa Blanca en español es un claro indicio de que los intereses españoles importan bien poco al nuevo presidente norteamericano. Dentro de unos días, cuando Trump concrete su plan para dejar muy tocado el tratado de libre comercio con México, la cosa se puede poner bastante peor. Porque ese país es la niña bonita de las inversiones privadas españolas en el exterior. Más adelante, si se confirman las amenazas proteccionistas contra las exportaciones europeas a Estados Unidos, también España tendrá que pagar su parte del pato. Pero los corifeos de La Moncloa siguen diciendo que no va a pasar nada.

“Hay que tomarse en serio el proteccionismo de Trump. El presidente no va de farol” decía este viernes el 'Financial Times' coincidiendo con la impresión que al respecto tienen bastantes analistas europeos. La durísima invectiva que el presidente norteamericano lanzó la pasada semana contra Alemania, la UE y la OTAN en su entrevista al 'Times' y al 'Bild' admite pocas dudas: en el ideario ultranacionalista norteamericano lo europeo nunca ha estado bien visto y Trump parece decidido a acabar con el entendimiento con Europa que ha marcado la política exterior norteamericana desde el final de la segunda guerra mundial.

El hecho de que el día mismo que tomó posesión anunciara que sus primeros encuentros internacionales serían con la primera ministra británica Theresa May, partidaria de un Brexit duro que puede hacer mucho daño a la UE, y con el líder israelí Benjamin Netanyahu, enfrentado desde hace años con la política europea hacia Oriente Medio, indica bien a las claras que Trump no se va a andar con chiquitas. El que en la citada entrevista dijera que “si BMW quiere construir una planta en México para vender coches en USA sin pagar una tasa del 35%, es mejor que se olvide de ello” confirma que su escasa simpatía hacia Europa va a tener un coste muy serio en términos comerciales.

El gobierno español carece de instrumentos eficaces para contrarrestar o paliar una política como la que parece que se viene encima. En el caso de México, ninguno. Si Trump cercena el Tratado con ese país y Canadá, impone aranceles a sus exportaciones a USA y pone trabas a las inversiones norteamericanas -ha bastado una amenaza verbal para que Ford anulara su proyecto de 1.400 millones de dólares- España tendrá que asistir como mero espectador a las muy negativas consecuencias que eso puede tener para sus intereses empresariales en ese país. Que son formidables. En México operan, en posiciones sectoriales muy relevantes, el BBVA, el Santander, la Caixa, el Sabadell, el Popular, Mapfre, Telefónica, ACS, Cobra, FCC, Sacyr, Acciona, OHL, Abengoa, Isolux, Repsol, Iberdrola, Gas Natural, Abantia, Indra, Gamesa, Iberia, Iberojet, Melía, NH, CAF, Adif, Duro Felguera, Agbar, Aenor, Eletronor, Viscofán, Prosegur y una larga lista de empresas más.

La actividad de buena parte de ellas se centra en el mercado interior, pero no pocas también utilizan México como plataforma de actuación en el resto de Latinoamérica y también en Estados Unidos. El “milagro” económico mexicano que ha tenido lugar en los últimos 20 años tras la firma del tratado comercial con Washington y la privatización, a precios de saldo en muchos casos, de muchas empresas públicas explica el fenómeno inversor español. No pocas de las citadas empresas, y en particular los bancos, obtienen en México una parte significativa de sus beneficios. Las nuevas condiciones que quiere imponer Trump pueden provocar fuertes recortes de la actividad económica mexicana y el país puede perder mucho del atractivo que hoy tiene para las empresas españolas. Si es que no provoca efectos peores para muchas de ellas.

La política exterior de Rajoy, si es que así se puede llamar lo que éste ha hecho en tal materia en los últimos cinco años, se ha limitado a dar apoyo estatal a las empresas españolas que operan en extranjero. Ante una iniciativa como la que parece estar fraguando Trump esa política no vale hoy para nada en el caso de México. Las relaciones políticas con Latinoamérica en su conjunto, y país por país, están hoy bajo mínimos y la diplomacia española no está en condiciones de propiciar iniciativa alguna en ese frente.

Ni tampoco en el europeo, en el caso de que la ofensiva proteccionista de Trump se concrete en hechos en un inmediato futuro. En 2015 España exportó a Estados Unidos 11.400 millones de euros y ese es su primer socio comercial fuera de la UE. Lo que algunos llaman el “milagro exportador” español durante la crisis se podría ver cercenado si el presidente norteamericano pasa de las palabras a los hechos. La inflación del 1,4 % en 2016 también puede contribuir a ello. Y Rajoy no va a poder hacer otra cosa que esperar y ver si Alemania reacciona para pillar algo de los efectos que eso pueda tener.

Nadie en el mundo político y mediático español, en el que lo exterior suena a esotérico, hace mención alguna a esas inquietantes hipótesis. Lo de la supresión temporal de la página en español ha pasado casi desapercibido en los grandes medios. Eso sí, cuando el tema de Trump y España sale por casualidad se dicen dos sinsentidos: uno, que Estados Unidos está muy interesado en mantener las bases de Rota y Morón y dos, que las relaciones que José María Aznar tiene en el establishment republicano estadounidense pueden ayudar mucho. Lo primero está fuera de lugar. Porque Rajoy nunca se atreverá a negociar con las bases de por medio. Y lo segundo, aparte de que no hay datos sobre la consistencia de las relaciones de Aznar, también sobra. Porque las de Trump son mucho mejores.

Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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