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Crónica

El festival de literatura feminista Demoleer vuelve a desbordar la Biblioteca Regional de Murcia: “Debería ser un partido político”

Más de 300 personas copan la segunda planta de la BRMU durante Demoleer

Marta Hernández Cano

Murcia —
18 de mayo de 2025 14:42 h

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Esta es la crónica de una demolición anunciada. Ayer tuvo lugar la segunda edición del festival de literatura feminista Demoleer en Murcia. Una iniciativa llevada a cabo por lo que en origen era un club de lectura y un grupo de amigas que no encontraban en la capital murciana la respuesta a una necesidad común a todas: la existencia y promoción de eventos culturales progresistas y feministas en la Región. La oportunidad de asistir a eventos donde se diera voz y espacio a esas autoras que leían semana tras semana en el club, o a esas amigas -también autoras- que no tenían la suerte que sí tenían sus homólogos varones: ser promocionadas y reconocidas institucionalmente por la publicación de un libro, un poemario o una obra de teatro.

A diferencia del año pasado, cuando Demoleer se celebró por primera vez y el espacio elegido era el Salón de Actos de la Biblioteca Regional de Murcia (BRMU), con un aforo limitado a 100 personas que se demostró absolutamente insuficiente al rebosar por completo el espacio, las organizadoras eligieron esta vez un lugar distinto donde celebrarlo: la primera planta de la BRMU, con capacidad para unas 300 personas, que no se sabía si sería demasiado, pero el año pasado hubo gente que se quedó fuera y esta vez -precisamente por su condición y orgullo de gratuito, abierto y autofinanciado- no podía ocurrir así.

Finalmente, no sabemos si hubo gente que se quedó fuera pero lo que sí se puede afirmar es que, de nuevo, las 300 sillas dispuestas frente al escenario fueron insuficientes. Otra vez, aforo completo. Otra vez, cientos de personas de pie durante horas fieles a lo que allí ocurría. Lo que durante todo el año son mesas de estudio a las que los opositores acuden fielmente, el pasado sábado 17 de mayo sirvieron de asientos improvisados para quienes no tuvieron la suerte de ocupar una silla pero no querían perderse nada de lo que ahí ocurría.

Las organizadoras del festival entre bambalinas

Es difícil llenar un aforo de cientos de personas un sábado a las 10h de la mañana para un evento que gira en torno a la literatura, que incluye -sin miedo y con orgullo- la palabra ‘feminista’ en su presentación, y que, por segundo año consecutivo, sigue sin contar con ningún tipo de apoyo ni publicidad institucional.

Es difícil, pero a las 10h de la mañana ya no quedaba una silla libre si alguien quería asistir al festival desde primera hora, cuando una voz en off detrás del escenario anunciaba el inicio de la segunda edición de Demoleer y quince minutos después tenía lugar la primera mesa redonda de la jornada: “¡Literatura, murciana! Vol. II”, donde la poeta muleña Marisa Morata, la dramaturga María Rodríguez, de Mazarrón, y la directora y guionista molinense Eva libertad, en un debate moderado por la periodista Marta Hernández, hablaron sobre sus distintas trayectorias profesionales, el papel de la literatura en sus vidas y en sus carreras, y el hándicap de desarrollar una carrera profesional desde el ‘no Madrid’.

'Kit de supervivencia' con Wiener, Gopegui y Chen

A continuación, tuvo lugar la mesa 'Kit de supervivencia para el fin del mundo', presentado por María José Gómez, en la que participaron las escritoras Belén Gopegui, Gabriela Wiener y Paloma Chen. En esta ocasión, fueron las identidades, la importancia de la posición política y el poder de la literatura como herramienta de cambio los temas de peso durante el debate. Gopegui afimaba: “La literatura, cuando más fuerza tiene es cuando la compartimos y cuando la rebatimos sin miedo”.

La moderadora María José Gómez junto con las escritoras Gabriela Wiener, Belén Gopequi y Paloma Chen

Por su parte, Wiener apoyaba esta idea y bromeaba: “Que los clubes de lectura sean la fachada de núcleos subversivos donde se prepare el explosivo”. Incapaz de disimular el asombro frente a las más de 300 personas que desde primera hora rebosaban la primera planta de la BRMU, y consciente de que todo nacía de la iniciativa de un grupo de amigas sin apoyo institucional, la escritora peruana propuso, y esta vez sin bromear: “Si Demoleer comenzó siendo un club de lectura y un grupo de amigas, y ha llegado a este alcance, creo que Demoleer debería ser un partido político”.

Libros y flores

Llega la tarde y con ella cobra protagonismo el mercadillo situado en el patio de la BRMU, ambientado con las pinchadas de Annie Villamarzo y Honey Vani, regado por una barra libre de Estrella Levante al final del patio e iluminado por el sol de la primavera murciana. Una hilera de mesas se disponía cara al público y comenzaba una particular, progresista y feminista ‘feria del libro’, donde librerías como Traperos, de Murcia, Futuro Imperfecto, de Lorca, o Libros de la luciérnaga, vendieron libros durante toda la jornada al lado de mesas donde las autoras invitadas al festival redondas firmaban esos mismos ejemplares.

También había espacio para las flores: la floristería La Mataflor, vendía ramos y llenaba de color el espacio. Alrededor de todas estas mesas y en pocos minutos el mercadillo se convirtió en una pequeña celebración donde todos llevaban, al menos, un libro o un ramo de flores en la mano. También un vasito de cerveza.

Mercadillo Demoleer, en el patio de la BRMU

Pasaban las 16:30h de la tarde y se retomaba la actividad en el interior de la BRMU con el programa ‘¡Atiende!’, donde el festival cumple con una de sus premisas principales: abrir espacio y dar voz a distintas propuestas culturales y progresistas de la Región. Así, entre otros, se presentó la compañía de teatro Voraz, donde su portavoz, Ángela Salcedo, reivindicó: “No entiendo la literatura si no es como una carta de amor”.

“Lo mejor de Perú y de Barcelona”

Tras la presentación de microproyectos se iniciaba la última mesa redonda de la jornada. ‘Las cosas del querer narrar(nos)’ era el título de un espacio donde la investigadora y divulgadora Lidia García y la ilustradora Rocío Quillahuaman, presentadas y moderadas por Alba M. Gálvez, pusieron la nota de humor y con el sarcasmo por bandera reivindicaron la posición de clase -“Una es folklórica, pero marxista”-, afirmaba Lidia, y la condición de migrante – “Tengo lo mejor de Perú y lo mejor de Barcelona. Odio a los pijos de Barcelona y eso es algo universal”-, confesaba Rocío.

Finalmente, a las 19h de la tarde, tenía lugar la despedida del evento en la BRMU. “No me quiero ir sin reivindicar un amor a la lectura y un Demoleer que nos acompañe siempre”, fue una de las declaraciones de las organizadoras en el cierre.

“Una red de mujeres que apoya las historias de mujeres”

Visiblemente emocionadas, y entre el clamor del público que hizo de la biblioteca un templo de reivindicación lectora y colectivización feminista, las fundadoras del Demoleer se subieron al escenario y se fundieron en un abrazo que daba cuenta del esfuerzo que supone levantar un festival de literatura que congregue a cientos de personas sin ningún tipo de apoyo por parte de las instituciones. Demoleer, como bien afirmaron al final de la jornada, es la reivindicación de “una red de mujeres que apoya las historias de mujeres”.

Organizadoras e invitadas a la segunda edición de Demoleer en el lateral de la Biblioteca Regional de Murcia

Cerró la BRMU, pero Demoleer no terminó ahí. El festival se trasladó al Café del Archivo, contiguo a la biblioteca, y ahí tuvo lugar el recital de poemas de las ganadoras del micro abierto ‘Flor de piel’, una de las tantas actividades que las fundadoras del festival organizan a lo largo del año; seguido de la actuación de las troveras Natalia Martín y Patricia Navarro. Finalmente, la cantante Lidia Damunt, cerró la jornada en el Café del Archivo como ya hizo el año pasado durante la primera edición del festival.

Pero no, no acaba aquí. La sombra de Demoleer es alargada y el éxito hay que celebrarlo. ‘Demoleer, ¡la traca final!’ fue la fiesta de clausura celebrada en El plan 9, donde la pinchada de Bisektriz puso la nota final -hasta cierre- a esta segunda edición del ya consolidado festival de literatura feminista de la Región de Murcia.

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