José Luis Gómez acaba de exhibir, y clausurar, en una sala pública, una muestra de su obra pictórica en óleos y acrílicos. Es la primera vez que lo hace en uno de estos espacios que llamamos “salones”, pues ya lo hizo anteriormente en otros locales más mundanos.
Murciano de 63 años, copropietario de la empresa murciana de creación artística “Zigurat”, ahora cerrada, no es en absoluto un desconocido en el mundo de las artes plásticas, sino un prestigioso “artesano”, como él se define y defiende sin añadir el adjetivo, a pesar de que una multitud le contradiga cada vez que lo dice.
En su taller de Casillas, junto con un socio, en 1986 montó su propio taller para fabricar motivos carroceros, fallas y otras figuras en cartón piedra, y de ahí evolucionó hacia una producción escultórica más versátil siguiendo directrices de empresas y artistas para ambientar exposiciones, así como al diseño propio de elaborados trabajos ornamentales y funcionales. Bajo la marca “Zigurat”, en su taller colaboraron reconocidos artistas, pintores y escultores.
Para este “currante del cartón”, como él se define, la pandemia le supuso un susto, pero llovía sobre mojado, ya que con la jubilación del socio en 2019 no tuvo ganas de seguir adelante con la manufactura. “No sabía dónde estaba” en el mundo del arte, afirma, hasta que “comencé a confiar en mí”. Y del pasmo a la reflexión, y de ahí a centrarse en la obra artística en sentido estricto, tan estricto que se abocó a un hiperrealismo sin la mínima concesión a la figuración.
El rostro humano acaparó su atención desde el primer momento y, si es cierto que “no sabía dónde estaba” en el ámbito artístico, la expresión de los modelos humanos que captó y plasmó tuvieron que ponerle en su sitio, bien clavado en el hecho artístico, con unas primeras obras de precisa mímesis en un matemático y amable cara a cara con el observador.
La estética fotográfica de sus obras queda sobrepasada al permitir José Luis que tintas y texturas ultimen el hecho artístico consiguiendo la configuración de obras de arte, y artesanas si así lo prefiere. No obstante, ese no saber que dice le impulsó a pintar sobre lienzo, también le llevó a ensayar técnicas menos figurativas, haciendo del trazo fuerte y libres abstracciones otros acabados más experimentales, siempre concentrado en la expresión de sus modelos, en la mirada y sus trasfondos.
Aunque esa timidez de supuesto aprendiz le impidió al principio plasmar su firma en los lienzos, ahora se ha venido arriba y consta clara. Y piensa que el máster en producción artística que sigue en la universidad de Murcia le permitirá encajar las piezas sueltas del puzle que afirma haber barajado durante su experiencia en el taller artesano. Pues, suerte, y cuando se considere un artista que nos lo diga.
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