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La pandemia eleva al 86% los treintañeros que no se han podido emancipar en Navarra

Unos pisos en venta.

Rodrigo Saiz

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La pandemia de la COVID-19 ha agravado un problema que ya se venía registrando en Navarra en los últimos unos años: el bajo porcentaje de jóvenes de 30 que abandonan el hogar familiar y se emancipan. En el segundo semestre del 2020 esta cifra alcanzó su mínimo histórico en la comunidad foral, tan solo un 14,4% de los jóvenes está emancipado. El dato supone una caída de 1,6 puntos con respecto al semestre anterior y sitúa a Navarra por debajo de la media nacional (15,8), cuando en 2015 era la segunda comunidad con mayor número de jóvenes residiendo fuera del hogar familiar.

Estos datos se desprenden de la última edición del Observatorio de Emancipación Juvenil, correspondiente al segundo semestre de 2020, y que ha sido elaborado por el Consejo de la Juventud de España y presentado por el mismo organismo en Navarra, que apunta a que el porcentaje de emancipados aumenta hasta un 77% en la franja de entre 30 y 34 años, grupo de edad en el que el porcentaje crece con respecto al primer semestre del 2020.

Las mayores tasas de emancipación se obtuvieron entre las personas que no cursaban estudios, registrando un 27% en su tasa de emancipación residencial y posicionándose a 12,6 puntos por encima de la tasa registrada en el total de población de entre 16 y 30 años (14,4%). En el caso de las mujeres jóvenes con estudios finalizados, su tasa de emancipación alcanzaba el 35,7%.

Desde el Consejo Navarro de la Juventud (CJN) atribuyen este desplome, además de a la crisis provocada por la pandemia, al creciente aumento del precio de los alquileres en la comunidad foral y al “altísimo” porcentaje de paro juvenil y la precariedad laborar entre los jóvenes. “Sin estabilidad laboral es muy complicado que una persona joven dé el paso de dejar el hogar familiar para independizarse”, lamenta el presidente del CJN, Juan Gutiérrez.

En Pamplona, la ciudad más habitada de Navarra y en la que se concentra el porcentaje más alto de población juvenil, la renta mediana de 696 euros, lo que según el estudio supone que para que una persona joven pueda emanciparse en solitario “debería destinar el 75,6% de su sueldo al alquiler y los suministros”. La opción del piso compartido supone “un esfuerzo económico menor” y continúa siendo la alternativa más habitual entre la población juvenil. Se ha mantenido prácticamente igual que el primer semestre de 2020 suponiendo un desembolso del 32,7% de los ingresos totales mensuales. Los datos del Observatorio de Emancipación Juvenil indican que, para evitar un sobreendeudamiento, la juventud tendría que optar a viviendas de 35,9 m2 en solitario y de 73,4 m2 en el caso de ser compartido.

Al problema del creciente precio de los alquileres hay que añadirle el de la inestabilidad labora y el alto porcentaje de paro juvenil. El 52,4% de las personas jóvenes navarras están en situación de inactividad. Tan solo 4 de cada 10 jóvenes tiene un empleo y “la empleabilidad de la juventud navarra es cada vez más precaria”, critica Juan Gutiérrez.

Según las cifras que desgrana el observatorio, el 61,6% de la juventud navarra asalariada está contratada de manera temporal (el 66,4% de las mujeres frente al 56,1% de hombres), una circunstancia que “se ha agravado” con la COVID-19, apuntan. “El empleo joven en Navarra es temporal, parcial y precario”, lamenta Gutiérrez.

Como solución a este problema el Gobierno de Navarra ha puesto sobre la mesa varias medidas. La principal, el nuevo plan de empleo firmado hace unos meses con la patronal y los sindicatos, que incluye un plan específico para el empleo juvenil “que integre una serie de medidas para reducir el desempleo entre la juventud, se facilite su acceso al mercado de trabajo y el empleo de calidad”.

En materia de vivienda, el Departamento dispone de un plan de ayudas para el alquiler para jóvenes (Emanzipa), del que se benefician más de 2.500 personas, con el que se financia la mitad del alquiler, siempre que no supere los 650 euros a todas aquellas personas de entre 23 y 31 años con unos ingresos mínimos de 3.000 euros anuales y unos máximos de 20.000.

Por último, el Ejecutivo foral está ampliando su parque de vivienda pública en alquiler para reducir el precio del mercado libre. Se está movilizando un parque de vivienda vacía y en las últimas semanas se ha alcanzado un acuerdo con el Arzobispado de Pamplona - Tudela para la cesión de 13 inmuebles propiedad de la Iglesia en la comunidad foral.

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