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Razón y servicio: sobre quién nos ha de gobernar

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, el vicepresidente madrileño, Ignacio Aguado (izda), y el consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz

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“La tarea mas dura del periodismo consiste en remontar la resistencia que a la divulgación de la verdad oponen los prejuicios, los intereses, los idiotas y los cobardes”

Jean-François Revel 

De pronto no se trata de enfrentarse como un gallo en una batalla rapera con el partido adversario. De pronto no se trata de hacer una campaña de marketing o de establecer un relato que al menos los tuyos compren. De pronto, ante el gobernante, la realidad. La realidad insobornable, ingobernable, incorruptible. Y ahí el gobernante se empequeñece, se diluye, tiembla, porque ante la realidad del sufrimiento, de la muerte, de la pobreza y del caos se siente pequeño, inútil y en peligro. Siempre ha sido pequeño e inútil, pero nunca sintió en peligro sus propios privilegios, por eso le veis temblar.

¿De verdad no es evidente que miles de entre nosotros, tú que me lees, serían capaces de gestionar el desastre con mayor dignidad y, sobre todo, con mayor entrega y espíritu de servicio? Para ser un maquiavelo, aunque sea de feria, hay que tener al menos un fin, para que este justifique los medios, y un fin que no sea solamente mantenerte tú y tu carrera política. La cuestión política no es la cuestión del poder, del mantenimiento del poder, te lo diga un spin doctor, un borracho o tu serie de cabecera. A algunos políticos su obsesión por el poder les hace perder de vista la idea general de lo que es la política. Esto puede disimularse en tiempo de bonanza mas se estrella contra el grito de auxilio del pueblo en época de tribulación.

La tragedia que ahora viven los madrileños es la tragedia común de muchos pueblos y reside en la vaciedad del gobernante que no comprende, como decía Revel, su deber de mantener en la mano las dos riendas:

La del saber y la del saber hacer.

La del poder y la del objetivo del poder. 

Diríase que con la sabiduría de los técnicos deberíamos de ser gobernados pero Madrid es el ejemplo palmario de que con una rienda sola no sirve. Ante nosotros el temblor y la miseria de los que no saben hacer y sólo temen perder el poder. Incluso si eventualmente supieran, serían inútiles si no supieran cómo hacer para implementar su conocimiento. 

Cualquiera que viera los patéticos temblores y estupores de los responsables del gobierno de Madrid en su desgraciada rueda de prensa sabe que no los contrataría ni para gestionar una mercería. Eso es una evidencia incluso para quienes los votan. Nunca pensaron que de la impericia y la inutilidad de esas personas, que les prometieron mantener el statu quo, iba a terminar dependiendo la propia supervivencia de sus medios de vida. Ahora deberán agradecer al partido de sus entretelas por haber caído tan bajo. Igualito que los que no votamos a tales gobernantes, debemos agradecerles a los líderes de la izquierda la división del voto derivada de que también olvidaron por su propio poder, el objetivo de servicio del poder. Gracias a todos. Tuvo que venir un jodido trozo de ARN a dejarles en pelotas. 

Las medidas adoptadas por el gobierno de Madrid son absurdas e inútiles y es imposible que corten el avance de la pandemia. Esto no es opinión, esto es realidad. No soy la única a la que le embarga la sensación de que el desastre es inevitable. Muchos consideran que la supervivencia se ha convertido ya en algo individual: la ley del mas fuerte, pero esta fortaleza no es sólo física o natural, sino que es también una fortaleza económica y hasta racional. Otros preferimos pensar que aún queda un camino para que la mayoría salga de esta: los débiles, los ancianos, los enfermos, los humildes, las lumbreras y los poco instruidos. Ese es el objetivo que deben acometer las políticas públicas. 

Necesitamos seres pensantes. Durante el verano, el Madrid bien languidecía solitario como cada verano o aún más. El que pudo se fue a resarcirse del encierro. Fueron los barrios populares los que acumularon más personas que habían visto sus trabajos sometidos a ERE o simplemente destruidos o a los que la incertidumbre o las filas del hambre les afectaron de pleno. Era obvio que allí se iba a concentrar la transmisión y por tanto allí y desde entonces habría que haber actuado.

Mayor frecuencia de transporte público, hoteles gratuitos para las cuarentenas, mascarillas gratis para asegurar el cambio, mayor dotación de medios a la atención primaria, rastreadores para seguir los contagios e, incluso, brigadas informativas para aconsejar en las calles y hasta casa por casa de los medios higiénicos necesarios para evitar la transmisión y para ayudar a solucionar problemas concretos. Créanme, la machaconería divulgativa de los medios aburre a unos y, sin embargo, apenas llega a otros sectores.

Razón y medios. Pensar y poner dinero. ¿Es que la Comunidad de Madrid no lo tenía? Parece ser que no era ese el problema y que se recibieron casi dos mil millones exclusivamente para este fin. Hay que tener el dinero y saber en qué gastarlo y ese es el verdadero arte de gobernar. Cualquier mente medianamente lógica dedujo hace dos meses que iniciar las obras de un hospital específico de COVID -con un presupuesto de 50 millones- para emular a Wuham era un absurdo, que no daría tiempo ni a terminarlo. Ahí están las pruebas. Pensar, pensar y actuar con lógica y con un objetivo claro. 

Son como pollos sin cabeza, y gobiernan a una población entre la que hay intelectos y habilidades gestoras a años luz de las suyas. Lo saben. Tienen miedo. Tienen tanto miedo que buscan siempre quién les refrende sus actos. Creo que sé por qué se montó tal lío con las nuevas e ineficientes restricciones cuando el consejero se fue de la boca y también por qué se han ido retrasando hasta, precisamente, el viernes por la tarde su difusión. Se lo cuento porque esto da la medida de su cobardía. El sábado 19 se ha publicado en el BOE la Ley 3/2020 de 18 de septiembre de Medidas Procesales y Organizativas para hacer frente a la COVID-19. En esta ley se ha procedido a modificar las competencias para que sean los Tribunales Superiores los que “ratifiquen” las medidas de las comunidades, para que no llegue de nuevo un juez como Villagómez y le fastidie el arbolito a Ayuso. Han estado esperando a la publicación de esa ley para que la ratificación del confinamiento de los barrios obreros vaya a una sección del TSJM que ya se sabe cuál es. Supongo que tienen claro que no saldrán esquilados. 

Puede que les parezca normal pero no es sino una muestra de la gestión defensiva, defensiva de ellos mismos, que han acometido. Una norma general de una comunidad autónoma no tiene por qué ser llevada a ratificar a los jueces. Los jueces no son colegisladores que le den el visto bueno a tus decisiones de gobierno. Las normas generales las promulgas y puede que te las impugnen ante la Justicia o no. Sucede ¡ay! , que en el delicado ejercicio de la restricción de derechos fundamentales prefieren que un juez les dé la bendición, para evitar que luego lluevan las querellas. Ese es otro de los riesgos que se corre cuando corre el lawfare como la espuma, que luego nadie quiere gestionar ni gobernar, porque nadie quiere correr riesgos. 

Pensemos lo que pensemos, hemos de ser conscientes de que han de ser los mejores de entre los nuestros los que sean elevados a la categoría de gobernantes. En la Comunidad de Madrid ni las derechas fueron capaces de elegir a los suyos ni la izquierda tuvo el cuajo de dejarse de purgar las esencias y de concurrir unida y con unos líderes gestores a los comicios. 

Y Madrid es sólo el rompeolas de todas las lágrimas de las Españas. 

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