Abascal, salvador de mujeres que no quieren ser salvadas
Santiago Abascal nos trata como a 'niñas y niños desobedientes' a los que tiene que asustar con historias de miedo para que hagamos lo correcto. Nos infantiliza para presentarse como mesías salvador de la patria, de las tradiciones y de 'sus' niños y 'sus' mujeres. Victimiza a los españoles y a las españolas con historias inventadas e imaginarias que no buscan convencer, sino amedrentar. De esta forma, en toda la ciudadanía puede encontrar a sus potenciales votantes, puesto que miedo se puede tener a todo y a cualquier cosa, basta utilizar hábilmente la cultura intangible de leyendas urbanas para conectar con 'ese niño' que todos llevamos dentro que buscará al adulto protector cuando la oscuridad le dé miedo.
El mensaje de Abascal es tan simple como efectivo. ¿Acaso no lo es el de unos padres que amenazan a su hijo con que vendrá el 'hombre del saco' si no se acuesta? Eso es precisamente lo que está haciendo Abascal, infundir miedo a algo supuestamente terrible y desconocido. A las familias las asusta con la (mal llamada) 'ideología de género' que quiere adoctrinar a sus hijos y que supuestamente va a enseñarles que es buena hasta la zoofilia; a los hombres los apabulla con un 'feminismo' que supuestamente pone en peligro sus vidas y esta dispuesto a intimidarles y perseguirles con denuncias falsas y hordas de mujeres 'feas' y agresivas; y, ahora también, busca aterrorizar a las mujeres con una 'manada de menas' que pasean impunemente por las calles de las ciudades dispuestos a violarnos y robarnos. Para Abascal, estos son algunos de los 'hombres del saco' con los que está dispuesto a lograr que volvamos a ser una España grande y cristiana.
¿Cuántos niños conocen ustedes que no tengan miedo al hombre del saco?, ¿cuántos padres y madres que no quieran proteger a sus hijos?, ¿cuántos hombres que no se sientan frágiles ante una mujer fuerte y empoderada?, ¿cuántas mujeres que no tengan miedo a ser violadas?... El mensaje de Vox es llano y simple, aparentemente nada ideológico. Aunque su carga fascista sea de libro, el envoltorio con el que se ofrece a sus potenciales votantes es casi irresistible, busca su bien. Los trata como niños, los infantiliza. En realidad, nos infantiliza a todos. Ahora, también a las mujeres.
Las mujeres no necesitamos que nadie nos salve. Y menos un hombre que se declara defensor de los valores cristianos occidentales. La última vez que alguien con ese perfil alcanzó el poder en España, las mujeres –durante 40 años– vivimos una versión adaptada de 'El Cuento de la Criada': madres solteras tuteladas por instituciones religiosas, bebés robados, mujeres adoctrinadas por la Sección Femenina para ser buenas esposas y madres; lesbianas y transexuales sometidas a terapias de curación como el electroshock; mujeres de izquierda repudiadas por la sociedad y la Iglesia, la bendita Iglesia, imponiendo la extremaunción a las presas de Franco antes de ejecutarlas. La extrema derecha, Vox y el franquismo lo son, es antifeminista por definición.
Las mujeres no necesitamos que nadie nos salve, y solo pensarlo es lo más antifeminista que hay. Porque creer que necesitamos que un hombre como Abascal, o una mujer como Monasterio, defienda nuestros derechos es tratarnos como niñas indefensas que necesitamos que venga 'el papá/esposo' o 'la señora de bien' a salvarnos de un imaginario 'hombre del saco'. Es falso que Vox quiera defender los derechos de las mujeres, más bien lo que quiere, exactamente igual que hizo el franquismo nada más alcanzar el poder, es cercenarlos. Franco derogó el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres que recogía la Constitución republicana, Vox plantea derogar las leyes de violencia de género. Las semejanzas están ahí, negar a las mujeres su estatus de ciudadanía propio.
Vox está instrumentalizando los derechos de las mujeres para desplegar su discurso anti-inmigración y para hacerlo está utilizando una construcción cultural tan básica como la de 'el miedo al hombre del saco'. Sin embargo, para cualquiera que conozca mínimamente la realidad de los niños extranjeros que llegan solos a España lo que tendría que provocarnos pavor son las historias de abusos sexuales, humillaciones, secuestro, tráfico de órganos y maltrato institucional que sufren. Es muy fácil (y de cobardes) meterse con el más débil cuando sabes que nadie va a salir a defenderle. A mí, como mujer, lo que me aterra no son 'los menas' -concepto jurídico indeterminado fruto de una construcción social llena de falsedades y prejuicios-. A mí, como mujer, lo que me aterra es Vox, tan tangible y tan real.