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Alsasua como ensayo del nuevo frente nacional

Albert Rivera critica que se ponga la Abogacía del Estado "a disposición de quienes quieren liquidar el Estado"

Ruth Toledano

La derecha española es muy ultra. Mientras la familia Franco sigue su pulso con el Gobierno para llevar la momia del dictador al centro de Madrid, Ciudadanos, Vox y el PP se marcan una cita en Alsasua. La convocatoria es una provocación en toda regla, por lo que deja en evidencia su intencionalidad a la hora de buscar nuevos escenarios emblemáticos para viejísimas ideas.

La derecha española, que es ultra, ha acostumbrado a tildar de guerracivilismo a sus oponentes políticos, principalmente si aspiran a una justa memoria histórica, pero ahora está aplicando la más guerracivilista estrategia: escenificar la confrontación en una localidad muy sensibilizada con las manipulaciones del caso de los chicos de Alsasua, para quienes la Fiscalía de la Audiencia Nacional llegó a pedir hasta 50 años de cárcel, acusados de terrorismo por una pelea de bar con miembros de la Guardia Civil que no ha sido debidamente esclarecida. Se encuentran en prisión cumpliendo condenas de entre 2 y 13 años por delitos de atentado a los agentes de la autoridad, lesiones, desórdenes públicos y amenazas. A los acusados de agredir a los guardias les buscaron vinculaciones con ETA que no fueron capaces de demostrar, y el delito de terrorismo, para decepción de la Fiscalía, que también es muy ultra, quedó descartado.

Como era de esperar, el provocador desembarco de Rivera ha generado reacciones en una buena parte de la población de Alsasua, que ha recibido al inestable líder de manera que quedara patente su rechazo. Nada mejor para abrir titulares sobre la violencia y la intolerancia local. Solo que al montaje se le han visto mucho las costuras. Han ido a poner una pica en Alsasua para convertirla, en palabras del naranjito, en lugar de defensa del constitucionalismo. Y como Alsasua es lo menos parecido al lugar adecuado para tal cosa, pues hasta el propio alcalde lo ha llamado, por ceñirse estrictamente a los hechos, provocación. Las campanas del pueblo sonaban para contrarrestar el ruido de los provocadores.

Rivera también dijo que habían ido a Alsasua a debilitar el sanchismo, demostrando un retorcimiento que tampoco cuadra con su presunta cruzada por la unidad de España: la decisión de ir allí solo puede desunir lo que, por otra parte, nunca estuvo unido. Albert Rivera quería liarla para atraer la atención de los medios y dar zafarrancho a sus compañeros de filas, que no de formación. El objetivo de convertir la localidad navarra en llama viva de un conflicto que sería mucho mejor tratar con responsabilidad política, respeto a los vecinos y unas aspiraciones menos innobles que la de armar bulla es guerracivilista y no democrático, como chulescamente han pretendido argumentar. Por supuesto, para avivar esa llama Rivera habló de ETA. Faltaba Aznar. No faltó, sin embargo, ese Santiago Abascal sin cabeza ni corazón que ha clamado por penas de 74 años para presos políticos catalanes como Junqueras.

Ir a Alsasua ha sido ir a buscar el enfrentamiento para cargar de demagogia y exaltación el discurso que no pueden sostener con argumentos ni con respaldo político. Ciudadanos, Vox y PP han ido a sembrar odio a Alsasua, un municipio donde ninguna de las tres formaciones de ultraderecha tiene representación por las urnas. Los fachas se han plantado, como si de una falange se tratara, en un territorio que había logrado mantener la calma frente a los posibles abusos policiales y judiciales del caso de la pelea de bar. No puede haber otra razón para ello que buscar la foto en que a alguno le cayera algo en la cabeza y pudieran aferrarse a la sangre, que es el violento lenguaje implícito a sus consignas. La otra razón era la de hacer llegar fuera de allí su eco expansivo. Por eso el alcalde les ha acusado de usar su pueblo de “rehén”.

El PP de la regeneración que es regresión y el Ciudadanos de la patria y la bandera han ido a provocar acompañados de los fascistas de Vox. Y de estrella invitada se llevaron Fernando Savater, que antes era filósofo progresista y ahora es taurino trasnochado, eso sí que es degenerar. Dime con quién andas y te diré quién eres. No era necesario hacerlo explícito, pero lo han hecho, lo cual es toda una declaración de principios. Están haciendo ensayos para cuando llegue el momento de constituirse en ese frente nacional con el que Aznar tiene sus sueños más húmedos. De sangre. Le llaman engañosamente constitucionalismo pero solo se constituyen ellos. En un bando. Justo en el momento que ellos mismos perversamente definen como de ruptura de España. La suya en Alsasua podría entenderse como una forma también de rebelión. Al menos iban escoltados por guardias civiles, policías y guardaespaldas armados.

Y mientras tanto la familia Franco sacando pecho en Madrid.

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