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Sobre este blog

@Retiario estudió biología pero siempre quiso aprender y contar historias reales. En tiempos remotos fue paleontólogo, pero desde hace décadas es periodista y profesor de periodismo. Cree en la ciencia, la tecnología y el poder de la humanidad para cambiar las cosas para bien, si se aplica. Pasa la mayor parte de su tiempo en Internet y es un firme defensor de la pluma (y la red) frente a la espada.

El pez amazónico que amamanta a sus crías

Imagen de Bjoertvedt - CC BY-SA 3.0.

José Cervera

Una característica básica de los mamíferos, como su propio nombre indica, es el amamantamiento: la alimentación de nuestras crías cuando son muy pequeñas e inermes por medio de fluidos nutritivos secretados por la madre, en nuestro caso glándulas sudoríparas modificadas para crear un nutritivo y contundente medio de engorde para los cachorros.

Esto permite que las crías de nuestro grupo zoológico nazcan menos desarrolladas que las de otros y puedan crecer fuera del cuerpo materno durante mucho tiempo.

Pero no somos los únicos animales que lo hacemos: resulta que un pez gigante del Amazonas llamado Arapaima gigas hace algo muy similar, aunque con un origen evolutivo diferente. Un pez que amamanta; las buenas ideas se repiten en el árbol de la vida.

El arapaima, llamado también pirarucú, es el segundo pez de agua dulce más grande del mundo y puede alcanzar hasta 3 metros de largo y pesar 350 kg.

Dotado de una vejiga natatoria especial el pirarucú puede respirar aire atmosférico durante periodos cortos, lo que le viene muy bien en las épocas estivales cuando baja el nivel de los ríos y el contenido de oxígeno del agua.

Las tradiciones de los nativos de la región dicen que este pez amamanta a sus crías; se sabe que fabrica y defiende una especie de ‘nido’ en el fondo del río donde las protege y a menudo guarda los huevos fecundados en su propia boca. Aun así la idea de un pez que alimenta a sus crías parecía fantasía aborigen.

Ahora un estudio ha caracterizado el contenido en proteínas, nutrientes y hormonas de un líquido que estos animales segregan para que sus crías se alimenten.

Este líquido, que sale de la cabeza de los peces padre y madre, contiene numerosos compuestos alimenticios y hormonales además de suplementos inmunológicos que funcionan en la práctica como una especie de ‘leche’ materna, aunque de origen completamente diferente a la de los mamíferos.

Una vez más la naturaleza nos sorprende con soluciones similares pero de origen radicalmente distinto en diferentes grupos, y las tradiciones locales se ven confirmadas por la ciencia.

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