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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Todas las claves para entender el caso del máster de Cifuentes

Cristina Cifuentes, tras dimitir.

Raúl Rejón

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes acude este martes a declarar como investigada por su máster tres meses después del estallido del caso. El 21 de marzo, eldiario.es desvelaba que las calificaciones del máster en Derecho Autonómico y Local de la Universidad Rey Juan Carlos que lucía la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid en su currículum fueron retocadas dos años después de haberse matriculado para pasar de un “no presentado” a un “notable”, según el registro del sistema informático de la URJC, un centro público y financiado por la Comunidad de Madrid. Ese sistema dejó el rastro de la persona que accedió a las notas para retocarlas: la administrativa Amalia Calonge. ¿Qué había ocurrido? Una portavoz de Cifuentes explicó que la política del PP se había dejado dos materias para más adelante. Solo fue el principio.

El caso del máster de Cifuentes ha resultado mucho más complejo. Ha descubierto un sistema opaco en el Instituto de Derecho Público. Una retahíla de documentos oficiales con firmas falsificadas. Acusaciones de presión para proporcionar coartadas, dimisiones políticas y, finalmente, imputaciones en cadena.

1. La primera reacción: la Universidad sale al rescate y abre más dudas

El miércoles 21 de marzo, mientras Cristina Cifuentes prolongaba su silencio durante horas, la Universidad Rey Juan Carlos salió a ofrecer una versión: “Error administrativo”. El rector Javier Ramos y los profesores Enrique Álvarez Conde y Pablo Chico explicaron que “la alumna de referencia” (Cifuentes) había cursado y aprobado todo en 2012. Su hipótesis defendida fue que, al ir a tramitar el título en 2014, la alumna descubre que en su expediente constan asignaturas sin aprobar. Y que, a partir de ahí, se subsana ese fallo formal.

Cada uno aportó una parte de la versión: Chico es quien asegura que le avisan por teléfono de que hay ese problema. Y dice que revisa el caso de su asignatura. Y que da aviso de que se corrija porque la presidenta había sacado notable. Luego, la Comunidad de Madrid envió, como supuesta prueba de esto, la imagen de un correo electrónico de Chico en el que pide que se cambie una nota. Aunque en ese texto no aparecen las denominaciones oficiales del curso y materia que afectan a Cristina o su código.

Así, con una llamada y un correo dicen que solventaron la cuestión. Altos funcionarios de las principales universidades públicas de Madrid cuentan entonces a eldiario.es que cambiar calificaciones, y más aún varios años tras haberse cerrado el curso, es un trámite más complejo. Y que deja huella documental oficial. Igual análisis le mereció al profesor Antón Losada.

El catedrático Álvarez Conde –presentado como director del curso– afirmó: “Todo cumple la legalidad vigente”. El reglamento de Trabajo fin de Máster de la URJC de 2011 exige presentar un justificante de tener todo aprobado antes de leer y defender ese trabajo. Sin ese justificante ¿cómo se le autorizó leerlo? Si lo presentó: ¿Cómo lo obtuvo si tenía una asignatura no presentada?

El rector dijo haber hablado con las integrantes del tribunal asignado al trabajo de Cifuentes. Y dio sus nombres: Cecilia Rosado, Clara Souto y Alicia López de los Mozos. Por aquel entonces, todas ya tenían una estrecha y duradera relación con la Universidad Rey Juan Carlos a pesar de que el reglamento interno de estos tribunales pide que haya un profesor de otra institución, alguien externo, para ofrecer imparcialidad. También que los miembros sean funcionarios y no lo eran.

Además, una de las doctoras señaladas por Ramos, Cecilia Rosado, figura como directora del máster en el año en que Cifuentes asegura haber aprobado: 2012. No el profesor presentado ante la prensa como aval de la legalidad: Álvarez Conde. Así quedó registrado en la web oficial de presentación e información del curso.

Horas después, el rector anuncia que abre una investigación porque la información que le han aportado y que ha defendido en rueda de prensa no le cuadra. Una semana después, el rector solicita a la Conferencia de Rectores que le ayude y aporten un investigador externo.

2. La presidenta cambia de versión: documentos que no prueban

Con toda esa explicación encima de la mesa. La Comunidad de Madrid, no Cifuentes en persona, emitió un comunicado que, básicamente, hacía referencia a los puntos señalados por la Universidad. Se aferraban a lo dicho por la URJC como tabla de salvación.

Además, adjuntaron una batería de documentos para, supuestamente, disipar dudas. Entre ellos, un documento con el encabezamiento de “acta de trabajo fin de máster”. Un papel manuscrito sin sello o firma oficial con los nombres de las profesoras que, por la mañana, había ofrecido el rector. Cifuentes se grabó en vídeo esa noche para enseñar, entre otras cosas, un “certificado” de notas. Se adhirió a la nueva versión: ya no se había dejado asignaturas. Ella había destapado los fallos.

3. Más dudas: 6,11 euros resultan cruciales

Lo que no mereció explicación esa jornada es la nota de la otra materia que aparecía como no presentada y también se modificó: el famoso trabajo fin de máster. Cómo se cambió y quién lo ordenó es todavía un misterio.

Sin embargo, los registros de secretaría de la propia Universidad guardaban más pruebas. Cristina Cifuentes abonó una tasa de 6,11 euros en noviembre de 2012, cinco meses después de, según ella misma, haber acabado con todo aprobado.

Estos 6,11 euros son cruciales. Un pago por servicios de secretaría que eran los necesarios para volver a intentar pasar el trabajo fin de máster. La normativa indica que las matriculaciones sucesivas para esa asignatura obligan a pagar tasa de trámite: 6,11 euros para el curso 2012/ 2013 en lugar de la matrícula entera, ya que no es una asignatura sino un trabajo. La del curso anterior eran algo más de 5 euros. La respuesta oficial de Cifuentes a esto fue que tuvo que afrontar una especie de multa por entregar el trabajo fuera de la fecha límite. Una sanción que no está prevista en ningún sitio. Además, si entregó el trabajo el 2 de julio como defiende, estaba dentro del curso académico y no tendría que pagar ninguna multa.

4. El trabajo sin aparecer

El currículo de Cristina Cifuentes luce el título de máster en Derecho público del Estado autonómico. El documento reza que se aprobó en 2012. Las modificaciones de sus notas se realizaron en 2014 por Amalia Calonge. La misma trabajadora a la que, en una primera versión “no conocía”, después podía caer en la categoría de “conozco a muchas personas” en esa Universidad y, finalmente, le acompañó físicamente a recoger el famoso título tres años después de los retoques en las calificaciones: noviembre de 2017. El famoso trabajo fin de máster nunca apareció.

5. La querella

Las primeras palabras salidas de la boca de Cifuentes tras abrirse el caso de su máster (quitando autovídeos y las entrevistas) las emitió la presidenta ante el Comitié Ejecutivo Regional del PP. Fue transmitido por plasma en la sala de prensa. Se presentó como víctima de un “linchamiento” para destruirla “política y personalmente”. Y anunció una querella contra eldiario.es. Sin preguntas ni respuestas “por recomendación de la abogada”. Anunció una “inminente” querella criminal contra la periodista Raquel Ejerique y contra el director de eldiario.es, Ignacio Escolar. El 28 de junio, ambos periodistas tienen que acudir al juzgado a recoger como investigados la notificación sobre una de las querellas interpuestas por Cifuentes.

6. Defendió su trabajo el día más difícil del año

La fecha atribuida a la defensa del famoso trabajo, el 2 de julio de 2012, presentaba peculiaridades: por un lado, Cifuentes debía estar a la cabeza del dispositivo de seguridad por la celebración de la Eurocopa de fútbol: eran 450 policías blindando la ciudad de Madrid. Por otro, el departamento a cargo del máster inauguraba un curso de verano a 50 kilómetros, el día más importante del año para la Universidad Rey Juan Carlos después de la apertura del año académico. Según sus versiones, dio tiempo a compatibilizarlo todo (la lectura es rápida y no puede superar los 15 minutos). Según portavoces de Cifuentes la leyó a las 15.45, con la selección ya aterrizada y con el curso en Aranjuez recién acabado.

7. El pleno de la Asamblea

Cifuentes, todavía como presidenta, acudió a la Asamblea de Madrid, arrastrada por la oposición, para dar explicaciones. La culpa era de la Universidad que no encontraba los documentos. Ella se había limitado a hacer lo que le pidieron. Ya reconocía que no iba a clase ni hizo exámenes, pero porque así se lo permitió la institución, dijo. Y se reafirmó en que defendió su trabajo “de manera presencial” en un acto de “unos diez minutos”.

8. Firmas falsas: la coartada se derrumba y acabará por imputar a Cifuentes

El acta del Trabajo Fin de Máster era una fabricación con firmas falsificadas. La supuesta presidenta del tribunal, Alicia López de los Mozos, confiesa que nunca hubo examen, acta ni firma. Dice que firmó su compañera Cecilia Rosado. El director del Instituto, Álvarez Conde, corrobora que se “reprodujo” un documento. La Universidad traslada la información a la fiscalía.

Además de esas falsificaciones, Cristina Cifuentes, junto a un grupo de alumnos, aparece en unas actas de convalidaciones múltiples de asignaturas. Todas firmadas por los responsables del máster y otros profesores universitarios. Algunos de ellos contestan que no han participado en esos trámites. Una, la catedrática de la Universidad de Salamanca, Ángela Figueruelo, no solo niega los hechos sino que los lleva al juzgado. Le corresponde el caso a la jueza Carmen Rodríguez-Medel. La magistrada acabará imputando a los docentes, a la funcionaria conocida de la expresidenta, Amalia Calonge, y, finalmente, a la Cristina Cifuentes.

8. La dimisión

Ante el cúmulo de confesiones sobre la falsificación de los documentos que sostenían su versión, los testimonios de las implicadas que vuelan la coartada por los aires y la aparición del vídeo con su presunto hurto, Cristina Cifuentes dimitió como presidenta. Es 25 de abril. Ha pasado un mes de la publicación de la primera exclusiva sobre su máster irregular. Así se mataba el asunto político, pero quedaba por delante todo el proceso judicial por el que tiene que declarar como investigada este 26 de junio.

9. El claustro ante la jueza

La jueza Rodríguez Medel ha ido imputando todas las capas que se han superpuesto en este caso: la funcionaria que modificó las calificaciones en el sistema informático (Amalia Calonge). Los profesores que pusieron notas de manera, presuntamente, irregular. Los más famosos: el catedrático Álvarez Conde, la directora del curso, Cecilia Rosado. Incluso la docente López de los Mozos que entró a declarar como testigo, denunció las presiones de Álvarez Conde y Rosado para mantener la coartada y que salió del juzgado como imputada por presuntamente haber falsificado documentos por firmar calificaciones falsas. El resto del claustro vino después.

10. Cifuentes y su colaboradora en el Gobierno, investigadas

La investigación fue ampliando su rango de acción. Así, También ha sido imputada la asesora del Gobierno de Cifuentes en la Consejería de Educación Maite Feito. Amiga de Cifuentes, fue la enviada por su equipo a la Universidad a tratar de encontrar una salida tras conocerse el caso máster. “O arregláis esto o Cifuentes y el rector os van a matar”, aseguran las profesoras que les dijo. Terminó dimitiendo de su cargo.

Cuando, por fin, la propia expresidenta renunció a su escaño en la Asamblea de Madrid, perdió su carácter de aforada. Sin tener que remitir la causa al Tribunal Superior de Justicia, la magistrada llamó como investigada a Cifuentes por los delitos de falsedad documental y cohecho.

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