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La concentración de estudiantes en huelga de la Rey Juan Carlos exige la dimisión del rector Javier Ramos

Concentración estudiantil en el campus de Vicálvaro de la URJC / Olmo Calvo.

Daniel Sánchez Caballero

La huelga de estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) para pedir la dimisión del rector del centro, Javier Ramos, y la “limpieza” y “regeneración” de la universidad se está desarrollando en un ambiente de tranquilidad, con campus semivacíos pero algunas clases en funcionamiento.

La protesta arrancó la pasada madrugada con sendos encierros en dos edificios de los campus de Fuenlabrada y Aranjuez. Por la mañana, en Vicálvaro, sede del Instituto de Derecho Público (IDP) que ha sido el epicentro del escándalo de los másteres que ha puesto a la URJC en el foco informativo, los pocos estudiantes que se acercaron por las facultades dudaban entre secundar la huelga o no.

“¿Para qué?”, se preguntaba Carlos en la cafetería. “No va a servir para nada”, se autorespondía mientras dudaba. Otros compañeros lo tenían más claro en los dos sentidos. Un paseo rápido por la zona de aulas que rodea el gran patio central del campus permitía observar que algunos optaron por ir a clase. El campus no estaba paralizado ni mucho menos. Clases pequeñas, con una veintena de estudiantes en las primeras filas, pero clases a fin de cuentas.

Fuera, unos 40 alumnos esperaban a la concentración de las 12.30, la primera de la jornada, mientras charlaban entre ellos sobre los motivos de la huelga y la “vergüenza” de la imagen que está trasladando la institución. “La situación actual es intolerable, algo hay que hacer”, comentaba Diego. “Puede que no sirva para nada, pero con ese argumento nunca se haría nada. Al menos hay que demostrar que estamos cansados de esta situación y que nos parece una vergüenza que un ente público funcione así. ¿Dónde están las responsabilidades?”, reflexionaba.

A la concentración acudieron estudiantes de diferentes asociaciones en solidaridad con sus compañeros de la URJC porque “el problema no es solo de esta universidad, en la mía, la Complutense, hay casos similares”, explicaba Eva García, portavoz de la asociación Frente de Estudiantes, aludiendo al supuesto trato de favor que recibió Pablo Casado en ese centro.

“Creemos que hay un mal planteamiento en el conjunto de la universidad que trasciende la cuestión del prestigio de una universidad en concreto”, razonaba. “Esto va a ser puntual, pero hay que ir más allá y preguntarse por qué nunca se ha hablado de estas cosas hasta que políticamente ha interesado”, añadía.

A las 12.30 ha dado comienzo la primera de las tres manifestaciones de protesta convocadas para el día. Unos 200 estudiantes se han juntado en el patio central de Vicálvaro. Entre gritos de “dimisión” y “fuera mafia de la universidad”, los estudiantes han protestado y leído un comunicado en el que han repasado todos los agravios que, dicen, han sufrido.

“El rector Ramos es continuista de las prácticas mafiosas. Nunca quiso hacer una limpieza de la universidad, nunca asumió que el problema es estructural y no de manzanas podridas. No va a ser la URJC la que arregle esta situación, tenemos que ser nosotras las que demos el paso. Unidos conquistaremos el futuro de una educación pública, gratuita, universal y de calidad”, han leído.

Mientras, entre los grupillos paseaban guardas de seguridad, para sorpresa de los estudiantes. “A estos los han contratado para hoy, ¿no?”, se preguntaba un joven. “Yo no he visto por aquí guardas con porra jamás”, se argumentaba a sí mismo.

No parecía que hiciera falta, vista la tranquilidad con que se desarrolló la jornada. Al menos en Vicálvaro. En el campus de Fuenlabrada la situación estaba algo más movida. Res Publica, una de las asociaciones convocantes de los paros, informaba de que habían bloqueado todos los accesos al campus excepto uno, donde estaba el piquete que informaba de los motivos de la huelga. Pero no impedían entrar a nadie. Unos 200 estudiantes accedieron a sus clases a primera hora.

Aníbal Valverde, del Concejo Independiente de Estudiantes, lanzaba proclamas con su megáfono y ofrecía propuestas entre medias. “Necesitamos que se dote a los estudiantes de mecanismos de control, si no somos nosotros no lo va a hacer nadie”, afirmaba. Entre sus ideas, fortalecer el Consejo de Estudiantes o que los Consejos de Gobierno de la URJC sean a puerta abierta. “No parece razonable que no se pueda entrar, nos enteramos de las reuniones a toro pasado a través de las actas”, lamenta.

Los estudiantes piden con este paro la dimisión del rector por la gestión que ha realizado de la situación que siguió a la publicación de que a Cristina Cifuentes, expresidenta regional, le habían regalado un máster. Luego vendrían los de Pablo Casado, líder del PP, y Carmen Montón, exministra de Sanidad.

Las siete asociaciones de estudiantes convocadas, agrupadas bajo el nombre URJC Crítica, exigen a Ramos que se marche como primera medida hacia la “limpieza” y la “regeneración” de la universidad. Aunque admiten que el rector ha dado algunos pasos en esta dirección, también creen que ha sido exclusivamente para “alejar a los medios de comunicación de la universidad”, según afirman.

Ramos ya ha dado numerosas muestras de que no piensa marcharse. Lo dijo en el último claustro cuando los estudiantes amenazaron con plantear una moción de censura (movimiento que todavía no ha sido descartado) y lo reiteró ayer en una entrevista en la Cadena Ser. Su argumento es que “en 2012 [cuando ocurrió el caso Cifuentes] no tenía ninguna responsabilidad en el IDP”. “No pienso dimitir, no creo que sea lo mejor en este momento”, aseguró.

Entre su lista de méritos, Ramos ha cerrado el IDP y suspendido y expedientado a Enrique Álvarez Conde, su máximo responsable. No parece suficiente para los estudiantes.

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