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El tutor de Cifuentes certificó por escrito y con su firma una versión llena de mentiras antes de comparecer junto al rector

Enrique Álvarez Conde.

Raúl Rejón / Pedro Águeda

Había que salir del atolladero como fuera. La mañana del 21 de marzo de 2018, el Rectorado de la Universidad Rey Juan Carlos era un hervidero para buscar una explicación al retoque de calificaciones del máster de Cristina Cifuentes. Los responsables académicos aseguraban que todo estaba OK. Que solo hubo un problema administrativo sin más.

El rector Javier Ramos estaba dispuesto a salir en público a contar esa versión, pero según su versión les pidió a los profesores que pusieran por escrito sus explicaciones. La carta de uno de los catedráticos implicados, Pablo Chico de la Cámara, fue luego exhibida por Cifuentes como prueba de su inocencia. La del tutor de la expresidenta, Enrique Álvarez Conde, nunca vio la luz. Ahora, eldiario.es ha tenido acceso al escrito firmado por el catedrático “para que así conste”. Un texto que, plagado de falsedades, disparaba una huida hacia adelante. 

1. “Durante el año académico 2011/2012 fui el director del máster”

La carta arranca con esta frase. No lo era. Esa pátina de autoridad con la que se revistió era, simplemente, falsa, como desveló eldiario.es. La directora era Cecilia Rosado. Múltiples pruebas documentales desmintieron este renglón. Desde los correos electrónicos en los que Rosado se presenta como directora hasta su asignación económica por ejercer estas funciones. Además, ahora se puede poner fecha exacta: el exrector, Pedro González Trevijano, firmó la resolución por la que Álvarez Conde cesaba como director el 10 de octubre de 2011. La que nombraba a Cecilia Rosado tiene igual fecha.

2. “En junio de 2012 se realizó el examen del Trabajo de Fin de Máster”

Esa endeble afirmación duró un suspiro: lo que tardó en hablar el rector Javier Ramos, que dijo públicamente que el supuesto examen tuvo lugar en el mes de julio. A partir de ahí, la versión oficial repitió machaconamente la fecha de 2 de julio de 2012. “Lo defendí personalmente, en el campus de Vicálvaro”, afirmó Cristina Cifuentes. El día elegido para mostrar a la opinión pública enredó más las mentiras de la expresidenta y los profesores de la URJC: el departamento estaba en una inauguración académica a 40 kilómetros, y en Madrid se desplegaba un dispositivo de seguridad por la celebración de la Eurocopa de fútbol a cargo de Cifuentes.

3. “Poniendo en mi conocimiento que distintos alumnos” protestaron 

La versión que esgrimieron los catedráticos responsables, Álvarez Conde y Chico de la Cámara, explicaba que ese curso hubo varios casos de alumnos que alertaron de errores a la hora de registrar sus calificaciones. Un barniz de normalidad al hecho de que se hubieran retocado las notas de Cristina Cifuentes. La bala del error administrativo. Pero la documentación la ha desmentido. El vicerrector de Posgrado, José María Álvarez Monzonzillo, contestó a la Fiscalía de Móstoles que “no constan” reclamaciones de otros alumnos para modificar notas. Álvarez Conde llega a escribir que se “habrá comprobado que no es el único error que se produjo en las actas”.

4. “El tribunal de TFM de la alumna Dª Cristina Cifuentes estaba compuesto por:”

La carta tiene un anexo que, a la postre, resultó una mentira de potencia nuclear: Álvarez Conde afirmaba y rubricaba la composición de un tribunal académico fantasma: Cecilia Rosado, Alicia Esperanza López de los Mozos y Clara Souto habían evaluado el trabajo de Cristina Cifuentes. No había marcha atrás. A partir de ese momento, la presión se dirigió hacia el acta que atestiguara la evaluación y calificación de ese trabajo. Un camino que desembocó en la fabricación de un acta falsa con las firmas de las profesoras.

Cuando Alicia López de los Mozos no aguantó más la mentira todo saltó por los aires. Ni tribunal, ni calificación ni acta. Las presiones de Álvarez Conde para que sostuviera lo que él había puesto por escrito habían dejado de surtir efecto.

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