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El frío y la lluvia se suman a la pandemia para recrudecer la situación de centenares de temporeros sin techo en Jaén

Un olivar jiennense. Foto de archivo

Javier Domínguez Reguero

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Tradicionalmente el puente de la Constitución y de la Inmaculada toma el pulso a la campaña de la recogida de la aceituna en la provincia de Jaén. Es un periodo en el que el flujo de personas temporeras en busca de trabajo se incrementa.

Estos días han venido acompañados de un temporal de lluvia, de nieve y de bajas temperaturas que ha provocado la activación del protocolo de emergencias en la provincia. Con esta climatología adversa se han abierto espacios alternativos para acoger a los temporeros, pero no son suficientes para atenuar el déficit de camas de la red de albergues cuya ocupación se ha visto reducida a un tercio debido a las medidas Covid.

“Hay entre 500 y 600 personas en la provincia sin un lugar para pernoctar”, calcula el responsable de Cáritas Diocesana en Jaén, Rafael López-Sidro. Aquellos que cuentan con un contrato tienen una situación “medio resuelta”, pero “el papeletón (sic)” lo tienen aquellas personas en situación irregular, que son casi la mitad de los temporeros que acuden a la campaña oleícola.

Podría haber sido peor ya que el cierre de las fronteras andaluzas por la pandemia ha desanimado a muchas personas a venir. “No ha llegado más gente siendo consciente de que iba a ser más difícil [conseguir trabajo], pero los que han venido, al faltar plazas, duermen donde pueden”, dice Carlos Escobedo Director del Servicio de Atención al Temporero de la diócesis de Jaén. Desde Cruz Roja explican que “la afluencia es parecida a otros años y todavía es pronto para saber cuánta gente llegará”.

La mitad de plazas por la Covid y la falta de ayudas

La provincia de Jaén cuenta con una red de 18 albergues para la atención a los temporeros, pero sólo 11 están abiertos este año. Así de las 656 plazas del año pasado sólo hay 390 disponibles. Los albergues de Baeza, Beas de Segura, Villanueva de la Reina, Ibros, Alcaudete, Mancha Real y Navas de San Juan han optado por no abrir por problemas para cumplir la normativa anticovid y por el recorte de las ayudas autonómicas para el dispositivo de esta campaña, aseguran. Este déficit de camas ha provocado que muchos temporeros se vean obligados a dormir en pasajes, en soportales y en edificios abandonados.

El protocolo de emergencia por climatología adversa favorece la apertura de otros espacios para acoger a más temporeros: la caseta del Jaén Arena en la capital, el restaurante de la piscina de verano en Alcalá la Real o la casa cultural en Villanueva del Arzobispo. Una situación temporal que hace que algunas de estas personas encuentren un techo, pero que no da respuesta a la problemática habitacional sufrida durante toda la campaña.

López-Sidro pidió en mayo la conformación de una comisión de trabajo para abordar una campaña que iba a estar marcada por la crisis sanitaria del coronavirus. Desde la Diputación de Jaén también se instó a la Junta de Andalucía a realizar un “protocolo específico” para la campaña de la aceituna, pero sólo se activó una vez había comenzado la recogida, critican. El responsable de Cáritas además quiso realizar un inventario de recursos inmobiliarios de las localidades (pistas deportivas cubiertas, casas culturales y otros inmuebles municipales) para dar respuesta al déficit habitacional que preveía. “Y eso no se hizo”. Por ello, López-Sidro remarca que “se ha ido improvisando” desde el comienzo de la campaña.

Atención al temporero

En el ecuador de la campaña, Jaén capital y Úbeda, debido a su condición de paso, cuentan con un número mayor de personas en la calle. El municipio de Alcalá la Real también se ve “muy afectado” en estas fechas al igual que ocurre en Martos, Alcaudete y Villanueva del Arzobispo, según Cáritas.

Tanto la organización diocesana como Cruz Roja se afanan por ayudar a las personas en situación de calle a través de sus protocolos y les proporcionan alimentos, abrigo y productos de higiene. Los temporeros sin alojamiento lidian, según explica Escobedo, con una “bomba psicológica” al enfrentarse a necesidades tanto asistenciales como físicas, además de la dificultad de “aspirar a trabajar y no poder conseguir tajo”.

Cáritas cuenta con siete comedores operativos en la provincia y para este puente ha cerrado un dispositivo para proporcionar alimento en el Jaén Arena, un recinto habilitado para la pernoctación y aseo de las personas temporeras en la capital. En Jaén lo peor ya pasó. Según fuentes municipales el “desborde” del albergue municipal de semanas atrás se ha visto mitigado gracias a la apertura de la caseta del Jaén Arena. Pero con el flujo de temporeros, la preocupación vira: “Cada año el número desciende después del Puente de la Inmaculada y de la Constitución. Ahora el problema está en los pueblos”, dice la concejala de Políticas Sociales del consistorio jiennense, Ángeles Díaz.

“Tienen derechos”

“Cada vez llegan antes”, dice Marino Aguilera (PP), alcalde de Alcalá la Real. En este municipio de la comarca de la Sierra Sur, el albergue municipal no ha podido abrirse este año debido a que “no cumplía con los requisitos de seguridad” del protocolo Covid. Así, los temporeros que buscan tajo y no cuentan con un contrato se han quedado sin opciones de alojamiento.

El Ayuntamiento ha abierto un espacio alternativo, con un coste de 5€, pero en el que sólo pueden pernoctar aquellos temporeros con contrato. “El empresario debe preocuparse por sus trabajadores, pero la mayoría son pequeños agricultores que no pueden facilitar un alojamiento”, dice Aguilera. Esa es la “singularidad” de la provincia de Jaén donde “los cultivos de olivar son principalmente minifundios” sin posibilidades habitacionales para los temporeros, explica López-Sidro. Pero para Escobedo las organizaciones de empresarios deben acordar medidas para solucionar esta situación. “No pueden pedir trabajadores y que les dé igual que las personas que les recogen las aceitunas duerman en la calle”, recalca. E incide: “No se pueden olvidar que son personas y tienen sus derechos”.

Para ello propone que el Foro Provincial de la Inmigración, institución presidida por la Junta de Andalucía y encargada de la campaña, invite a las organizaciones que trabajan con inmigrantes y a las asociaciones de empresarios agrarios “para construir”. Y no por la pandemia, ya que la situación se repite cada año. “Instamos a todas las partes a sentarse a dialogar y aportar soluciones para que los temporeros cuenten con un sitio digno donde alojarse”, pide el adjunto la Dirección de Cruz Roja en Jaén, Paco Lendínez

El contexto pandémico ha recrudecido las condiciones de los temporeros sin hogar. Las personas en situación de calle aumentan y los municipios olivareros han visto como la Junta de Andalucía ha recortado las partidas para la campaña oléicola de 2020-2021. Aguilera no cree que haya habido falta de previsión: “Es una falta de recursos”, dice. El alcalde alcalaíno no entra a valorar el recorte presupuestario de la Junta de Andalucía y añade que “ni la Diputación de Jaén ni el Gobierno han soltado un duro”. Aguilera sabe que está prestando un “servicio deficitario” y que los 20.010€ asignados en esta temporada no cubren el gasto para afrontar las necesidades de los espacios de acogida para los temporeros. Y no es la única localidad que exprime sus recursos económicos para dar respuesta a las necesidades habitacionales de los temporeros, como denuncia el Ayuntamiento de Jaén.

Mientras “se van poniendo parches”, como dice Escobedo, centenares de personas duermen cada noche al raso en la provincia de Jaén. La climatología adversa ha recrudecido las condiciones de los temporeros cuyas perspectivas ya habían empeorado bajo el contexto pandémico. Las partes responsables ya estaban avisadas después de la complicada campaña de la fruta en Lleida el pasado verano.

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