Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Pulpo seco: el mejor secreto del bar El Paso

Varios pulpos secándose en el bar El Paso.

Nacho S. Corbacho

A mediodía hay jaleo en el bar. Las cañas de cerveza pueblan la extensa barra. El equipo de camareros y camareras que atiende al personal se mueve de un lado a otro como rabos de lagartija. Es temporada alta y se nota. De vez en cuando, se escucha “una de quisquillas” o “una de caracoles”. Pero hay una petición que sobresale por encima de todas. Cuatro palabras que en el bar El Paso se escucha sin descanso: “Una de pulpo seco”. “Marchaaaando”, responden desde la cocina.

Con las paredes repletas de nudos marineros, redes de pesca y timones de madera, este humilde bar de la barriada de San Antonio, en la zona norte de Motril, es conocido más allá de las fronteras andaluzas y nacionales precisamente por su pulpo seco. Allí lo prepara con mimo, tradición y sabiduría la familia de Francisco José Antúnez, propietario del local, quien cuenta que todo surgió gracias al consejo de un amigo de sus tíos.

“Ellos regentaban originalmente el bar cuando abrió en 1978. Y un amigo de Adra, donde es habitual el pulpo, les contó cómo hacerlo. Probaron, gustó mucho y se quedó para siempre”, cuenta Antúnez en una de las mesas del establecimiento donde todas las personas que trabajan son familia: su hermano, su hija, su primo, su mujer...

Elaboración artesanal

Unos metros más arriba está el secreto. En dos habitaciones, decenas de pulpos pescados en el Mediterráneo cuelgan en perchas frente a dos ventiladores. Allí llegan tras ser congelados y puestos en salazón. Nueve horas después de que el viento les seque lentamente, el producto está listo. Ya sólo queda pasarlo unos minutos por la plancha para darle el toque definitivo. “Todo es elaboración casera, ahí está la clave”, añade Antúnez. Con ella se alcanza un sabor único, salado, que invita a masticar el pulpo y saborearlo lentamente con cada bocado. Y un buen vino refresca el paladar.

En El Paso lo habitual es servirlo con un chorreón de aceite y algo de ajo picado, así como un acompañamiento a base de col. En tapa, media ración o ración entera. Incluso se puede pedir para llevar, ya sea seco o incluso pasado por la plancha. De una u otra manera, cada día se sirven en este local entre 30 y 40 kilos de pulpo seco, una cifra que asciende los fines de semana.

Más allá del cefalópodo, la carta del restaurante motrileño está repleto de delicias mediterráneas. La principal, las famosas quisquillas de Motril, otro de los productos estrella de la localidad granadina. Pero también hay opción de completar el menú con cigalas o navajas a la plancha, anchoas con guacamole, espichás (boquerón seco) con huevos fritos a la motrileña o un vaso de caña repleto de caracoles denominado 'Cañita brava'. También patatas asadas, que se sirven recubiertas con ensaladilla o mojo picón.

Etiquetas
stats