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El frenazo en seco de la economía arrolla a más de 1.800 empresas en Aragón

Un total de 1.827 empresas aragonesas se dieron de baja en la Seguridad Social en las primeras dos semanas de parón de la actividad económica por el confinamiento

Eduardo Bayona

Zaragoza —

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El frenazo en seco de la actividad económica y comercial como consecuencia del confinamiento por la pandemia se llevó por delante más de 1.800 empresas aragonesas: un total de 1.827 sociedades con actividad real y plantilla se dieron de baja como empleadoras en la Seguridad Social en el mes de marzo.

La Estadística de Empresas Inscritas en la Seguridad Social que elabora mensualmente el Ministerio de Trabajo certifica cómo en ese mes sus registros cayeron de las 41.249 sociedades inscritas al cierre de febrero a las 39.422 de finales de marzo, lo que supone un retroceso del 5%; es decir, que en solo quince días bajó la persiana una de cada veinte empresas que operaba y daba empleo en la comunidad.

Sin embargo, el balance de los daños es en realidad mayor, ya que marzo es el primero de los cuatro meses en los que tradicionalmente, en una tendencia que suele mantenerse hasta junio, el censo de empresas que operan en Aragón aumenta de manera notable.

Se trata de una consecuencia de la fuerte estacionalidad que caracteriza a la actividad económica en la comunidad, y que comienza a desinflarse a partir de julio para registrar un segundo repunte, aunque siempre de mucha menor entidad, a finales de año, entre noviembre y diciembre.

Ese aumento, que en marzo del año pasado fue de 202 empresas y uno antes de medio centenar, previos en ambos casos a incrementos cercanos al millar en los tres meses siguientes, ya no llegó a darse este año ante la certeza de que, principalmente por las restricciones a la movilidad, la campaña de verano no iba a ofrecer las oportunidades de otros ejercicios prácticamente en ningún ramo de componente estacional, agricultura al margen, en todo caso.

Solo en Euskadi y Navarra fue menos mal

La magnitud de las consecuencias de ese primer ‘arreón’ del frenazo en seco de la actividad económica fue, no obstante, uno de los de menor intensidad que se registraron en España, ya sea por las diferencias en la estructura del sector productivo aragonés o por otros motivos.

En términos porcentuales, el abandono del 5% de las empresas en Aragón resulta similar al de Galicia, aunque en este caso con 3.227 cierres, y únicamente superior al 3,7% registrado en Navarra y en Euskadi, con pérdidas de, respectivamente, 462 y 1.768 sociedades empleadoras.

Por el contrario, el descalabro alcanzaba registros del 11,9% en comunidades como Andalucía y del 8,3% en Canarias, donde la fuerte dependencia del turismo hace prever que esas caídas puedan mantenerse con ritmos desoladores en los próximos meses.

Otras, como Extremadura y Castilla-La Mancha, donde la estacionalidad tiene más que ver con la agricultura que con el turismo y la construcción, sufrieron retrocesos superiores al 8%.

Una merma de más de 21.000 empleos

La pérdida de empleo aparejada a esa destrucción del tejido empresarial alcanzó las 21.352 bajas, para caer de los 421.228 trabajadores de febrero a los 399.876 de marzo en un descenso que, por otro lado, incluye un matiz emblemático: el volumen de asalariados de las empresas aragonesas llevaba casi dos años, desde abril de 2018, sin caer por debajo de la barrera de los 400.000.

Entonces marcó 398.085, aunque, al contrario de lo que ocurre ahora, dentro de una tendencia ascendente que ya había permitido superar los 400.000 entre mayo y julio de 2017.

La pérdida de mano de obra asalariada alcanzó el 3,3% del total, ligeramente por debajo del 3,4% de Galicia pero netamente por encima de, además de las forales Navarra (-1,3%) y Euskadi (-2,2%), la vecina La Rioja (-2,6%) y Madrid (-2,9%). De ellas, solo esta última, con un retroceso de 123.377 empleos, arroja mayores pérdidas que Aragón en términos cuantitativos.

Casi un millar más de actividades económicas se pierden

Sin embargo, esas más de 1.800 empresas y más de 21.000 puestos de trabajo no son, ni mucho menos, los únicos efectos devastadores que el parón de la actividad económica por la pandemia de coronavirus ha causado en el tejido productivo y comercial de la comunidad.

El recuento de las Cuentas de Códigos de Cotización pone sobre la mesa la pérdida de casi 3.000 actividades económicas, muchas de ellas gestionadas por autónomos que operan a través de sociedades limitadas.

Concretamente, esta estadística registra cómo en marzo de este año se dieron de baja 4.916 de ellas mientras las altas se quedaban en 1.978, con una merma de 2.938 que deja el balance final en 42.127, con un retroceso del 6,5%.

Más del 70% de los abandonos (3.586) se concentran en la provincia de Zaragoza, en la que también se produjo un porcentaje similar de las altas (1.412). Los cierres alcanzaron los 884 y los 446 en Huesca y Teruel, demarcaciones en las que las incorporaciones fueron 328 y 238.

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