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Entrevista
Quique González, cantautor

“Parece que estamos haciendo del éxito algo sagrado, y para mí el éxito en la música es hacer música”

El músico y compositor Quique González.

Blanca Sáinz

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Abandona Cantabria después de 17 años, y la nostalgia se percibe en su voz en cuanto se saca el tema, y eso que aún no se ha ido. Quique González (Madrid, 1973) ha aprovechado la pandemia para escribir un disco y grabarlo, aunque también para respirar y tomar decisiones, y es que la llegada de su hija ha dado un giro de 180 grados a su vida, como él mismo reconoce. Y de ese cambio ha surgido 'Sur en el valle', su nuevo álbum, cocinado en los Valles Pasiegos y dedicado a su pasión por la naturaleza: “Sin ella no podría vivir”, admite. Y aunque ya había ido abriendo boca con algunos singles como 'Jade', desde el 1 de octubre los incondicionales del cantante y compositor pueden escuchar el álbum completo y recordar por qué este artista madrileño ha logrado convertirse en un referente mucho más allá de 'Aunque tú no lo sepas' o 'Charo'. Precisamente por su vuelta a la escena, hace unos días estuvo charlando con elDiario.es en una entrevista pausada, reflexiva y conmovedora, es decir, tal y como es el propio Quique en la intimidad.

Compuso 'Sur en el valle' durante la etapa más dura de la pandemia, ¿le sentó bien creativamente hablando?

No todas las canciones del disco han salido en plena pandemia, pero en torno al 70% sí. No sé si ha sido un periodo creativo, pero sí que sé, y tenemos suerte, que la música distrae mucho la cabeza. Ocupa mucho espacio en tus pensamientos y en un periodo tan duro escaparte un poco de lo que estaba pasando lo ha hecho más llevadero.

Creo que su vida ha cambiado mucho desde que escribió su último disco… ¿Se percibe en 'Sur en el valle'?

He tenido una hija, pero si se percibe en el disco es inconscientemente. Es cierto que hay un gran cambio en tu vida cuando eres padre, obviamente, y es un giro de 180 grados, y de alguna manera te coloca en la vida de otra manera, pisas de otro modo. Supongo que eso también sí que afecta a la hora de hacer canciones y a las cosas de las que hablo a través de las canciones, pero no lo pienso mucho. Escribo más por intuición que por otra cosa.

El miedo a perder la ilusión por componer está siempre ahí sobrevolando, pero luego escribo una canción que me gusta y es gasolina

¿Nunca piensa en qué pasaría si, de repente, ya no encuentra una motivación para escribir?

Sí, yo creo que es común a todo el mundo que trabaja con la creatividad, y tengo el mismo miedo que todos. Al final, una canción, que es lo que yo conozco, es algo muy subjetivo, y la cabeza y tus pensamientos condicionan mucho si lo das por válido. Y no es tanto el no saber componer, sino ese miedo a perder la ilusión por hacerlo, que está siempre ahí, sobrevolando. Pero luego escribo una canción que me gusta y es gasolina, y recupero la ilusión inmediatamente, pero sí que existe ese miedo. Por otro lado, las canciones están en muchos sitios, no solo cuando estás en movimiento. Pero sí que cuando estás viajando tienes mucha información de fuera, información nueva, y eso son elementos que añado a mis canciones. Cuando estás en casa puedes tirar más de recuerdos, de cine, de literatura, de las noticias…

Admite que le gusta hacer pensar al oyente. ¿No estamos en una época en la que, por el estilo de música que más se escucha, parece que el público busca todo lo contrario?

Bueno, yo creo que tiene que haber canciones de celebración y canciones de introspección. Me gusta la diversidad, que haya tantos géneros distintos, que al final se mezclen. Pero yo pertenezco a un sitio concreto y aunque no disfruto mucho de géneros como el trap o el reggaeton, que no son para mí, no lo puedo denostar. Es una música de otra generación. Donde más me gusta escuchar música es mientras conduzco, cuando más disfruto los discos y cuando más atento estoy a los detalles, y supongo que a mí también me gusta hacer música para que la gente la disfrute así: en casa, en el coche, un domingo por la tarde… Es más de eso que de un sábado noche. A no ser que te quedes en casa.

Llevo 35 años viviendo para la música, manteniendo un diálogo a través de mis canciones con gente que llegó en el primer disco, o incluso antes... Si eso no es el éxito, no sé que es

También mantiene que prefiere tocar en espacios más pequeños... Pero, ¿el fin de un músico no debe ser llegar al mayor número de personas posible?

Prefiero llegar más dentro que ocupar más espacio. Prefiero llegar al corazón y que la gente sepa por qué viene a verme, a que venga un sitio donde dé igual que esté yo o que esté otro. No creo que el fin de un músico sea llegar al mayor número de personas posible, parece que estamos haciendo del éxito algo sagrado, y para mí el éxito en la música es hacer música. Hacer música con gente con la que quieres hacer música y encima que vengan a verte 500 personas. Eso me parece bestial. Y para mí en un teatro vives la experiencia de un concierto de forma mucho más potente y estimulante que en un pabellón de 15.000 personas donde hay muchas distracciones y mucho ruido y ves al cantante a 400 metros. Y voy a conciertos de esos, pero la música que hago no conectaría tan bien en esos espacios. En cualquier caso, también tengo el público que tengo, parece que estoy renunciando al éxito y suena un poco estúpido eso, pero para mí el éxito es tener lo que tengo. Llevo 35 años viviendo para la música, manteniendo un diálogo a través de mis canciones con gente que llegó en el primer disco, o incluso antes… Si eso no es el éxito, no sé qué es. También vivimos en un mundo en el que nos han convertido en adictos a todo y en el que la ambición es importantísima, y yo creo que tal y como se ven las cosas en este momento, tenemos que aprender a vivir con menos de lo que tenemos. La ambición no es buena ni mala, realmente, pero donde está tu ambición es lo que te define. Puedes tener la ambición de que tu entorno esté bien, o la ambición de ser lo más honesto posible. Pero también puedes tener ambición por ganar la mayor cantidad de dinero posible pisando a quien sea… Y hay mucho de eso. Demasiado. Tenemos que intentar tender, no a conformarnos, pero sí a ser felices con lo que tenemos.

Se fue a vivir a Villacarriedo hace 17 años, y ahora ha anunciado que vuelve a Madrid. ¿En qué le ha fallado la tierruca?

No, bueno, no es eso… Son circunstancias de mi vida. Llevo 17 años aquí, y siempre voy a volver aquí. Es el sitio en el que voy a jubilarme, este es mi lugar en el mundo… Pero mis circunstancias familiares son diferentes. Ahora quiero que mi niña esté cerca de su familia y no pensar tanto en mí porque ahora en vez de pensar en mí solo tengo que pensar en tres. Y encontrar un sitio donde estemos los tres. Voy a mantener la casa, pero a partir de ahora igual es el sitio donde venga a escribir las canciones y a pasar temporadas. Voy a tener que moverme un poco. Aun así, yo tiendo más al campo que a la ciudad. No me termino de ver viviendo en Madrid, en una ciudad tan agresiva. Necesito vivir cerca de la naturaleza, ya no creo que pueda vivir sin ello.

Por cierto, ¿qué opina de la polémica de los parques eólicos en los Valles Pasiegos? Si se quiere mojar… 

Claro que me quiero mojar. Soy de los que piensa que hay que pararlo. Aparte de que va a estropear el paisaje, en la zona en la que vivo hay muchas casas rurales. No creo que alguien que venga de la ciudad para estar dentro de la naturaleza, quiera tener un molino de 160 metros delante. Y más a cambio únicamente de dinero… Si solo se hace por dinero no hay que hacerlo. Si fuera a beneficiar de alguna otra manera al valle... pero creo que va a ser pan para hoy y hambre para mañana.

Xoel López me decía hace poco en una entrevista que la música le ha servido de terapia, pero, ¿nunca ocurre lo contrario? Que al buscar demasiado las emociones, ¿se termine encontrando con alguna que no le guste?

Sin duda. Creo que ocurre mitad y mitad. Si rascas en tus sentimientos y en tus emociones también a veces te meten en la incertidumbre y la duda, y en lugar de resolver un problema te crea una preocupación. Ocurre en los dos sentidos. Pero sin embargo como oyente te hace plantearte preguntas y suele ser más terapéutica. En mi caso, he vivido muchos años solo y eso hace que inevitablemente tengas mucho diálogo contigo, y te acabas intentando conocer porque si no no te puedes soportar. Así que inevitablemente sucede así, pero eso nuevamente te hace plantearte más preguntas.

¿Cómo se encuentra mentalmente?

Estoy con mucha ilusión porque la gente lo ha recibido muy bien estos primeros días, y vamos a salir a tocar con la misma banda con la que hemos grabado el disco. Nos llevamos muy bien, y con nuestro equipo de técnicos también, nos han ayudado muchísimo. Ha sido como un proyecto común y después de este año y medio tan duro volver a salir a tocar algo nuevo, y volver a encontrarnos y viajar juntos nos hace mucha ilusión. Teníamos muchas ganas… Es como que recobras algo que pensabas que habías perdido para siempre, y eso te hace sentir muy bien. Soy un privilegiado solo por hacer lo que más me gusta hacer. Eso es un tesoro en la vida, pero también tiene mucho sufrimiento detrás y cierta inestabilidad e incertidumbre. Todo tiene su cara B, su lado oscuro… Pero indudablemente me siento un privilegiado por dedicarme a la música. Me da muchísimo, me parece un buen plan pasar por la vida haciendo canciones. Lo hubiera firmado con 14 años, no me lo hubiera creído.

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