Los pueblos de Castilla-La Mancha: serena belleza de lo puramente rural para llegar al mundo interior de sus viajeros
Este contenido está patrocinado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
¿Conoces la historia de Alonso Quijano? Enloqueció de tanto leer novelas de caballería y creerse caballero andante. Abandonó sus quehaceres de hidalgo manchego para lanzarse a protagonizar la gesta más hermosa y alocada de la historia de la literatura universal. El más conocido como Don Quijote de la Mancha hoy podría llamarse Jorge y regentar una casa rural en los Montes de Toledo; Dulcinea también podría ser Julia o Irene, una ganadera o una artesana en un pueblo de la Sierra del Segura o en la llanura manchega.
La región está llena de posibilidades para quienes se aventuran en sus tierras. Castilla-La Mancha es un lienzo pintado de intensos colores, salpicada por pueblos de blanco y añil, de piedra y pizarra. Sus habitantes son hombres y mujeres de carácter afable y cercano, que encarnan la vuelta al origen, a lo auténtico, al espíritu quijotesco que el visitante encontrará en cada rincón de esta tierra de gente soñadora. Empecinada en mantener viva la esencia de lo rural, la tierra obsequia a quien llega con la calidez de los pueblos y parajes naturales que envuelven y seducen.
¡Atrévete a recorrer este verano el diverso mundo interior de los castellanomanchegos! La comunidad está atravesada por pueblos alejados del ruido y de las prisas, remansos de paz en los que conseguirás desconectar. Estos son los lugares que no puedes dejar de visitar.
Guadalajara, rincones rurales por excelencia
La provincia de Guadalajara ostenta rincones rurales por excelencia. Empezando por la monumental Sigüenza, que se enorgullece de tener una catedral romántica y un castillo del siglo VIII. Siglos de historia marcan el paisaje de Guadalajara, desde el Parador de Turismo seguntino hasta los casi legendarios pueblos de Arquitectura Negra. Se pueden visitar conduciendo por carreteras serpenteantes rodeadas por un espectáculo único. La ruta atraviesa literalmente la frontera del silencio y despoja al visitante del ruido y el sentido del tiempo, en plena conexión con la naturaleza, la arquitectura popular y el marcado carácter hogareño de sus gentes. Se convierte así en una escapada muy recomendable para olvidar las ataduras del día a día.
Junto a los pueblos de Arquitectura Negra, otra visita obligada es Molina de Aragón, con un impresionante casco urbano medieval, o Torija, a las puertas de la Alcarria que tan sumamente bien describió Camilo José Cela en su viaje literario. También no se puede olvidar Pastrana, donde llegó a residir la princesa de Éboli. Trillo, una localidad a orillas del Tajo, se puede disfrutar de la naturaleza en estado puro y podrás relajarte en aguas termales.
Cuenca: un camino perfecto y de recursos ilimitados
Cuenca, una provincia de pintorescos paisajes y gran riqueza patrimonial. Para conocer esta zona, se puede empezar por Belmonte, un tranquilo pueblecito con colegiata a los pies de su ingente castillo, uno de los más hermosos y mejor conservados de España, en la carretera nacional que une Cuenca con Alcázar de San Juan, en Ciudad Real. La serranía conquense está llena de localidades de incalculable valor, como Uña, Huélamo, Tragacete, Cañete o Huerta del Marquesado.
Tampoco se puede dejar de visitar Uclés, y su monasterio construido por la Orden de Santiago. Otro atractivo imperdible es la plaza Mayor renacentista de San Clemente; Huete, por su parte, es una pequeña población en plena alcarria conquense salpicada de casas señoriales. Tampoco se pueden olvidar los pueblos de Alarcón, Iniesta y Villanueva de la Jara, en La Manchuela conquense.
Ciudad Real es uno de los territorios más extensos del país, y encierra una provincia de contrastes con verdaderas joyas que unen el carácter típicamente manchego y el patrimonio en el que se basó Cervantes para escribir su obra universal. Para disfrutar de esta esencia, se debe viajar a Almagro, y disfrutar de sus calles empedradas y los palacios que nobles familias dejaron en la ciudad, conocida de manera universal por acoger el famosísimo Festival de Teatro Clásico en su corral de comedias. Clásicos del teatro del Siglo de Oro a la luz de la luna, inolvidable. Su plaza mayor está llena de vida a las horas en las que el sol da un respiro.
El pueblo de Villanueva de los Infantes comparte también el carácter señorial e imponente de Almagro, situado en el centro de la comarca de Campo de Calatrava, en el Campo de Montiel. Es una localidad repleta de tesoros arquitectónicos de una cautivadora identidad. En el recorrido por el extenso territorio ciudadrealeño no puede faltar la patria de Quevedo, Torre de Juan Abad, donde se puede visitar la casa museo del literato y también el palacio del Marqués de Santa Cruz que se puede encontrar en la localidad de Viso del Marqués. Campo de Criptana y Herencia, con sus gigantes de grandes aspas en lo alto de sierras desde las que contemplar la inmensidad de la llanura manchega son otros destinos imprescindibles en este recorrido.
No sólo en Ciudad Real encontramos los molinos que se convertían en gigantes en la novela de Cervantes: sino que también llegan a Consuegra en la provincia de Toledo. Enclaves rurales de ensueño, ubicados muy cerca de la capital como Tembleque, a 56 kilómetros de Toledo, impresiona su plaza mayor del siglo XVII, declarada Bien de Interés Cultural, lugar de descanso y de alto en el camino para reponer fuerzas. También destaca Ocaña, con su monumental plaza de corte barroco. Los castillos de Oropesa y Escalona ofrecen vistas majestuosas al viajero, o también se puede conocer la cuna de Dulcinea, la amante de El Quijote, en la tranquila localidad de El Toboso. Los pueblos de las comarcas de la Jara y de la Sierra de San Vicente son también un destino rural especialmente ideal.
La provincia de Albacete no se puede olvidar. Comenzando por Alcaraz, que es uno de los Conjuntos Histórico Artístico más bellos de esta parte de la región. Tampoco se puede pasar por alto Chinchilla de Montearagón, Hellín o Almansa. La Sierra del Segura ofrece una oportunidad única para el decisivo descanso que los viajeros buscan, en pequeños pueblos como Yeste, Liétor, Letur o Riópar, Ayna, Molinicos, o Nerpio, justo en el entorno del nacimiento del río Mundo. En el otro extremo de la provincia, las localidades Alcalá del Júcar y Jorquera permiten disfrutar de imágenes panorámicas que subirás directamente a tus perfiles de redes sociales.
Castilla-La Mancha es el destino por excelencia para hacer turismo rural, por sus diversos atractivos patrimoniales, oferta cultural y su rica gastronomía. Un dulce sueño que huele a campo y trigo, que sabe a origen y a tradición, que suena a dichos de antaño, y que no puedes dejar de conocer si buscas sosiego, autenticidad, belleza y desconexión, en definitiva, si buscas tu mundo interior.
0