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Más y mejor agua, sedimentos y espacio fluvial, claves para recuperar el Tajo

El río Tajo a su paso por Toledo / Fidel Manjavacas

Fidel Manjavacas

“El problema fundamental -del Tajo- es que no se pagan los costes ambientales... hay que empezar a calcular y poner las cuentas claras”. Con esta rotundidad resume el catedrático Diego García de Jalón el principal problema que existe en la contaminación del río más largo de la Península Ibérica, un río que a juicio de este experto en Ecología Fluvial aplicada está “empantanado”.

Ni el constante trasvase desde la cabecera -Entrepeñas y Buendía- al Segura, ni las demandas de regadío ni los vertidos, tanto los que provienen del Jarama como los que le llegan también desde “Toledo o Talavera la Reina” ayudan a que el Tajo pueda recuperar una funcionalidad que ha perdido en los últimos “50 años”. Así lo apunta García de Jalón en una charla con este medio en la que aborda cuáles son a su parecer las principales claves que han de adoptar la sociedad y las instituciones para trabajar en la restauración del río.

En este sentido, recalca que “el problema principal del Tajo es la contaminación” que presentan sus aguas. En concreto, en el Tajo medio, “el caudal del río por debajo de Aranjuez es el doble de lo que viene de arriba, y como viene contaminado no se recupera”, apunta este experto que desarrolla su trabajo en el Departamento de Sistemas y Recursos Naturales de la ETSI Montes, Forestales y Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid.

Para García de Jalón, lo “más importante” para poder recuperar el Tajo es establecer un “plan de restauración a largo plazo” sabiendo “qué uso” quiere darle la sociedad al río. “¿Qué nos interesa cumplir?”, plantea el experto en referencia a la recuperación de la biodiversidad natural o el paisaje, la dinámica geomorfológica o los usos recreativos del río -pesca, senderismo o actividades actuáticas-.

“Todas estas cosas las tiene que decidir la gente. Una vez que se decida eso podemos pensar en qué hacer pero la la restauración tiene que hacerse con participación pública proactiva”, reflexiona el catedrático sobre un proceso que debería “durar años” y en el que tendrían que involucrarse las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha y Madrid -por competencias ambientales-, así como la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT).

No obstante, García de Jalón enumera las claves que a su juicio serían básicas para mejorar el Tajo: “agua en cantidad y de calidad, sedimentos y espacio fluvial, quizás el espacio incluso la primera. Una vez que tengamos todo esto hay que dejar al río completar el trabajo”.

Unas claves que el catedrático ha compartido en una ponencia en Toledo bajo el título 'Restauración fluvial en el río Tajo: posibilidades de recuperación', organizada por el grupo de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) 'El río Tajo: hacia un enfoque holístico de sus problemas y soluciones'.

“El Tajo no necesita una repoblación forestal”

El análisis que realiza García de Jalón sobre el cambio que ha sufrido la cuenca del Tajo en las últimas décadas no obvia que “le han quitado gran parte del cauce de tierras colindantes”. “Han robado el dominio público hidráulico, con el consentimiento de la CHT. Si uno ve fotos de lo que era antes el río y lo que es ahora...”, lamenta el experto, que considera imprescindible devolver al propio río su dominio hidráulico.

“Las riberas del Tajo en la mayor parte se reducen a taludes empinados y a aprovechamiento agrario”, señala sobre el espacio que pide recuperar y con el que apunta que el río sería capaz de volver a generar su propia biodiversidad. En este sentido, agrega que “el Tajo no necesita una repoblación forestal” ya que “si le das el espacio, él lo repuebla solo”. “Tampoco necesita aparcamientos ni sendas para ver pájaros, eso lo necesitamos los humanos”, apostilla.

Asimismo, el experto lamenta que el “daño ambiental” que se hace al río no se compensa con lo que, por ejemplo, cuesta el agua que se llevan desde la cabecera al Levante. “Todo el mundo quiere agua si es baratita, pero si tenemos que pagar el impacto que significa entonces quizá se lo piensen”, dice García de Jalón, que critica también el uso del agua “limpia y pura” en los cultivos ya que a su juicio, el uso de las desaladoras ayudaría a reducir el impacto en la calidad del agua en el Tajo a lo largo de su cauce.

No obvia tampoco la política agraria que se lleva a cabo y que permite “regar arroz en encinares, en sitios desérticos”. “Que Albacete sea la mayor zona de producción de maíz cuando eN un sitio superseco... hay que plantearse toda esa política agraria y estudiar lo que va a ser rentable”, añade.

Crucial resultan también los sedimentos que ha de llevar el río, apunta García de Jalón, que culpa a las presas de que el río “se haga recto” al quitar parte del conjunto de partículas de materiales procedentes de la erosión de las rocas, de la precipitación de elementos disueltos en las aguas o de la acumulación de materia orgánica con la ha de contar el caudal del río.

El río Manzanares, ¿ejemplo de recuperación?

Cuestionado sobre “la inesperada recuperación” del río Manzanares de la que se hacía eco hace unos días El País, el catedrático opina que “queda muy bonito ahora el río porque es de color verde, pero el agua está a ocho metros de la gente y no hay conectividad”. “Un río tiene que moverse, habían puesto una serie de presas y lo que han hecho es dejar correr el agua y ha salido vegetación, pero el río sigue contaminado”.

“El río no tiene una ribera, hay pinos. Por debajo pasa la M-30, no hay conexión del agua del río con el agua de los acuíferos. Es un río degradado y lo hemos hecho un poco más bonito. Me parece bien, pero espero y quiero más, todavía le queda mucho”, apunta García de Jalón, que insiste en este caso como en el del Tajo a que “la contaminación hay que pagarla ya”.

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