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Desde muerte de linces hasta cierre de caminos: así es el efecto de la caza en el entorno natural

EFE

Francisca Bravo Miranda

Ecologistas en Acción ha documentado un “gran número de casos” en su informe 'Impacto negativo de la caza sobre otro usos y aprovechamientos del medio natural y rural'. Se trata de situaciones en las que la actividad cinegética impacta de forma “muy negativa” en las actividades como el senderismo, agricultura u otras actividades, como la recogida de setas. La organización sitúa a Castilla-La Mancha entre las más afectadas por esta actividad y demandan así que se deje de “privilegiar” a la misma y se computen los impactos negativos, para lograr mayor vigilancia y el incremento de prohibiciones y sanciones.

Este “extenso catálogo” recopila una treintena de “afecciones negativas de la caza a todo tipo de actividades económicas y recreativas”. La situación, explican, se extiende durante todo el año, y en verano hay modalidades “especialmente peligrosas” tal como puede ser la caza nocturna o los recechos. “Tampoco hay límites espaciales: se caza hasta en los parques nacionales”, aseguran.

Entre los efectos más frecuentes de la caza sitúan al cierre de caminos y vías pecuarias, tanto mediante barreras físicas, carteles o “medidas disuasorias” como pueden ser guardias de seguridad, cámaras o sensores. “Este tipo de situaciones están extendidas por toda España, pero están siendo especialmente visibles en los grandes cotos de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha”, aseguran desde la organización. Además, recalcan que existen daños que “ponen en riesgo la integridad física de las personas”. Y es que, explican que la caza en zonas de seguridad y montes públicos ha dado lugar a accidentes “incluso mortales” de seteros, transeúntes o ciclistas, y a una “innumerable lista de molestias y conflictos”.

“La caza tampoco respeta las actividades tradicionales del medio rural, entre ellas la agricultura, la ganadería, la pesca, la apicultura o la recolección de setas, entre otras”, recalcan. Igualmente, critican al sector de la caza por “no respetar” los espacios protegidos y sus “principios rectores” lo que pone “en peligro” actividades como el ecoturismo y el astroturismo.

Los casos podrían darse por toda la región

En total, en Castilla-La Mancha se han detectado 23 casos del catálogo elaborado por Ecologistas en Acción, la segunda más alta después de Castilla y León. Existen seis comunidades donde no se han detectado: Navarra, La Rioja, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. La primera de estos efectos es el corte y tránsito de vehículos por caminos, vías o zonas de uso público, algo que se ha detectado en la localidad alcarreña de Renera, cada otoño. Igualmente, se ha detectado un coto “totalmente vallado” e “imposible de acceder” en el Arroyo de Valdelagallega, también en Guadalajara. Algo similar se ha producido en el cauce del arroyo de la Vega, con un vallado cinegético que “imposibilita el tránsito” para las personas; la situación se detectó en 2016 y permanece, según Ecologistas.

Por otro lado, en Navas de Estena, localidad muy cercana al Parque Nacional de Cabañeros en la provincia de Ciudad Real, se ha detectado la prohibición del paso por montería, lo que ha llegado a impedir el senderismo. Esto mismo se ha repetido en Robledo de Corpes (en Guadalajara), Las Majadas (Cuenca) o Belvís de la Jara (Toledo). “A veces se ponen carteles disuasorios, otras directamente se prohíbe el paso”, critican.

Desde Ecologistas que resaltan que en el caso de la provincia conquense se trata de un corte que se realiza en un espacio protegido, como es el Parque Natural de la Serranía de Cuenca. “Podrían darse muchos más ejemplos a lo largo y ancho de Castilla-La Mancha”, aseguran.

En el caso del corte del Camino Real de la Plata con vallas también incluye el acceso al agua y la luz a la Venta de la Inés, conocida como la “cervantina”, de lo que culpan directamente a los titulares del coto La Cotofía. “Se puede considerar acoso inmobiliario a la familia que habita la Venta. Les han cortado y les ponen obstáculos para acceder por camino e incluso el agua y la luz”, describen. Los Montes de Toledo no se libran de estos cortes, según explican desde la organización, a través de bandos municipales o carteles de prohibido el paso para “evitar que se usen libremente caminos públicos. Los casos que se recogen afectan a localidades como Hontanar, Los Navalucillos, Navahermosa o Consuegra.

En cuanto a las agresiones y accidentes relacionados con los animales domésticos, recuerdan el caso de un perro de caza herido en un ojo que provocó finalmente su pérdida en Renera (Guadalajara). Lo mismo ocurrió con una burra, que se añade a otros accidentes sufridos por perros y cerdos del mismo afectado en un coto de caza en la localidad de los Navalmorales en Toledo. Ecologistas también describe “cientos” de cartuchos abandonados en los parajes, o cebaderos ilegales para corzos y jabalíes

La organización no olvida tampoco el caso del lince que murió por un disparo de un guardia durante una espera a un zorro. “Los accidentes por la imprudencia de cazadores afectan también a las especies protegidas cuya protección y recuperación suponen un gran esfuerzo para la sociedad. Son especialmente peligrosas las modalidades de caza nocturna y las esperas y recechos en horarios crepusculares”. El hecho se registró en la localidad de Torre de Juan Abad en 2014.

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