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Sobre este blog

Este blog pretende transmitir reflexiones sobre música, literatura, arte, pensamiento y cultura en general, sin eludir la dimensión política. Trata de analizar la realidad, especialmente cuando, como ocurre con frecuencia, supera la ficción.

El “aeropuerto del abuelo” y el pasodoble de la alcaldesa

La alcaldesa de València, María José Catalá, visita las obras del Palau de la Música, en una imagen de archivo.

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El próximo domingo, día 21, la Coral Juan Bautista Comes y Banda Sinfónica Municipal de València, bajo la dirección del titular de esta última, Cristóbal Soler, ofrecen un concierto de Navidad en el Palau de la Música. El variado programa comprende obras de diversos autores, entre ellas fragmentos de zarzuela y composiciones navideñas, así como el Concierto para violonchelo y orquesta de viento de Friedrich Gulda. Lo más llamativo, sin embargo, es la obra que abre el programa: un pasodoble compuesto por Manuel Morales, titulado María José Catalá.

¿Es una coincidencia ese título con el nombre de la alcaldesa de València? Pues no. Un grupo de obsequiosos concejales y asesores del PP decidió encargar la obra al compositor con la intención de agasajar a su jefa. Lo más notable es que esta no haya tenido empacho en aceptar la pelotilla de sus correligionarios y elevarla a obra de programa del concierto de Navidad. En posición inicial, claro.

Como era previsible, las críticas de la oposición no se han hecho esperar. La concejala socialista Maite Ibáñez ha anunciado que llevará al Síndic de Greuges la iniciativa y pregunta quién dio la orden de tocar la pieza y cuánto ha costado el “homenaje personal” pagado con dinero público. También la portavoz de Compromís, Papi Robles, ha manifestado que esta decisión de María José Catalá “da buena muestra del ego desmesurado del personaje, que parece haberse comido a la persona”.

Es lamentable que la alcaldesa de Valencia caiga en este grosero caso de patrimonialización de lo público. Recuerda el caso de Carlos Fabra, cuando en marzo de 2011 inauguró el aeropuerto de Castelló como presidente de la diputación y preguntaba a sus nietos: “¿Os gusta el aeropuerto del abuelo?”. Catalá, que tiene estudios musicales, impulsa una programación en el Palau que ha recuperado las grandes orquestas internacionales, desterradas en los cuatro años de obras tras el hundimiento. Pero debería recordar que el autobombo no es un instrumento de percusión. Parece que nadie se libra del efecto narcotizante del poder y la ola de desmesurado egoísmo despótico encabezada por el payaso de la Casa Blanca, que pretende poner su pétreo rostro en las monedas. Si Donald Trump anhela situarse al nivel de reconocimiento de George Washington, María José Catalá aspira al de Amparito Roca.

Una fuente del Palau se apresuraba ayer a desmarcar al auditorio de la decisión, al puntualizar que “alberga” la programación de la Banda, pero no la decide. Cabe recordar que en el segundo mandato de Joan Ribó, con Gloria Tello en Cultura, el ayuntamiento intentó integrar la Banda en el Palau. Hubo un duro pulso, con reiterados actos de protesta de los profesores de esa formación musical, que interpretaban marchas fúnebres ante la sede municipal. Ganó la Banda, que mantiene la independencia respecto del Palau de la Música y continúa adscrita a la Concejalía de Cultura del ayuntamiento.

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