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El IVAM amplia los horizontes de la modernidad artística a través de la obra del libanés Aref El Rayess

El IVAM acoge la exposición 'Aref El Rayess. Obras (1958-1978)'.

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València —

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La directora del Institut València d’Art Modern (IVAM), Nuria Enguita, ha presentado a los medios la exposición dedicada al artista Aref El Rayess (1928-2005), “una figura fundamental del panorama cultural libanés desde los años 50 hasta los 80, con el fin de ofrecer una modernidad artística más abierta, compleja e inclusiva”, según explicó.

Aref El Rayess. Obras (1958-1978) es el título de la muestra, que se inaugura el jueves 11 de mayo en el IVAM Centre Julio González, comisariada por Catherine David que comenzó su carrera en los años 80 en el Centro Pompidou, fue conservadora del museo Jeu de Paume de París y directora de la Documenta X de Kassel. En sus últimos años volvió al Centre Georges Pompidou, como directora adjunta. La comisaria declaró que “Aref El Rayess es un artista muy interesante que encarna lo moderno, entendiendo lo moderno como la práctica de un arte comprometido a nivel formal, social, político y espiritual”.

Hijo de una acomodada familia drusa, de formación autodidáctica y ecléctica, Aref El Rayess se mudó a París en la década de 1950 donde asistió a clases en los estudios de Fernand Léger y André Lhote. La muestra se centra en el período que abarca desde 1958 a 1978, cuando Rayess regresa a Beirut tras sus años de formación entre Senegal, París y el Líbano y hasta los inicios de la guerra civil libanesa (1975-1990).

“Fue un dandi y hasta cierto punto un libertario. Una paradoja para un hombre que procedía de una familia tradicional drusa. Pero creo que las paradojas son hasta cierto punto la marca de Rayess, tanto en su forma de trabajar como en la manera que vivió”, comentó Catherine David.

La muestra se despliega en las cinco salas de la galería 3 del IVAM que reúnen 130 obras, además de abundante documentación, sobre un artista cuya vida fue una sucesión de idas y venidas entre Líbano, Senegal, Francia, Italia, Argelia, Estados Unidos, México o Arabia Saudí, escenarios complejos que influyeron significativamente a lo largo de su prolífica carrera.

En este sentido, la directora del IVAM ha señalado que “fue un artista muy atento a los contextos de la época, a las guerras de liberación, Argelia, Vietnam, etc”. Sus imágenes “absorben esas vivencias a la vez que plantean nuevas iconografías con referencias muy diversas, desde el futurismo italiano al arte pop o el muralismo mejicano”, destacó.

En sus obras el artista deja traslucir su preocupación por las crisis políticas, sociales y culturales de su tiempo. Desde los retratos de los combatientes drusos de la revuelta de 1958 hasta las brutales alegorías de las revoluciones del Tercer Mundo y de la guerra del Líbano (1975-1990); desde las abstracciones matéricas italianas hasta los Tapis Volant (Alfombra voladora) de los años 60, o los dibujos impregnados de espiritualidad ‘cósmica’ que acompañan los poemas de su amigo Kamal Jumblatt, excepcional líder político y espiritual asesinado en 1977, todo queda registrado por la visión auténtica e independiente de Rayess.

“Su obra es muy compleja porque no tiene un estilo permanente; tiene más bien una actitud muy abierta y referencias muy diversas. No es un artista fácil, pero es un artista con un concepto del arte antropológico, cultural y político, fruto de una necesidad interior”, explicó la comisaria sobre la obra de Rayess. “Un artista excepcional”, resumió.

La muestra incluye las piezas matéricas de su época italiana, la producción realizada en Estados Unidos y México, las series más políticas como Sangre y Libertad (1968) o Amor, muerte y revolución (1970) y la que dedicó a los burdeles y la prostitución. La última sala acoge Tiempos modernos y tercer mundo, una referencia a Chaplin, a la mecanización del mundo, pero también un compendio de los ciclos revolucionarios de la época.

“Las prácticas artísticas de Rayess son hoy una muestra de una cosmovisión muy particular. Sus obras no ilustran el mundo, más bien lo representan, y en algunos casos constituyen un posicionamiento crítico que se adelanta a su época, como su serie sobre burdeles, en la que considera a las prostitutas obreras del sexo y hace patente una prostitución que va más allá, para referirse a la miseria social y política”, ha concluido Nuria Enguita.

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