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Un estudio apunta a Alicante como ejemplo de resiliencia frente a la escasez del agua y de adaptación al cambio climático

Un instante de la presentación de Aquae Papers

Emilio J. Salazar

Alicante —

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La gestión del agua en Alicante permite tener una mayor garantía de suministro que otras ciudades del mundo donde llueve el doble. Esta es una de las conclusiones de ‘Aquae Papers 8: Resiliencia en el ciclo urbano del agua. Extremos pluviométricos y adaptación al cambio climático en el ámbito mediterráneo’, una publicación de carácter científico, que Aguas de Alicante y Fundación Aquae han presentado en la mañana de este jueves en la Universidad de Alicante.

En este sentido, se ha puesto como ejemplo Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde pese a tener una precipitación media anual elevada (515mm - 1.310mm), tuvo la desgracia de ser la primera gran urbe del planeta en declarar la Catástrofe Natural por falta de agua. Sin embargo, Alicante, con una precipitación cuatro veces inferior (unos 300 mm), la probabilidad de que ésta última experimente la situación agónica de la capital sudafricana es muy baja debido a que la ciudad alicantina ha puesto en marcha, durante las dos últimas décadas, “una eficaz gestión de sus recursos hídricos para adaptarse a un contexto de escasez”.

En el acto han participado el director de Aguas de Alicante, Francisco Bartual, la patrona de la Fundación Aquae, Asunción Martínez, y el presidente de la Asociación de Geografía Española y catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad alicantina, Jorge Olcina. El primero, Bartual, ha explicado en la presentación de la publicación que “la estrategia que ha asegurado la sostenibilidad hídrica en Alicante, en los últimos veinte años se asienta en la diversificación de sus fuentes de suministro (agua superficial, subterránea, desalación); la eficiencia en el uso de los recursos hídricos basada en la disminución de pérdidas, la inversión para mejorar e incrementar las infraestructuras hidráulicas, la concienciación ciudadana y la gestión de la demanda; así como en la apuesta hace 15 años por la reutilización para uso urbano y agrícola. Lo que ha permitido además en este último caso mejorar el entorno de la ciudad a través del crecimiento de las zonas verdes”.

Además, según ha señalado Jorge Olcina, la riada de 1997 (en la que fallecieron tres personas) “supuso un punto de inflexión para Alicante ya que se desarrollaron varios planes que abordaron la evacuación del agua de lluvia: plan anti-riadas de la Generalitat Valenciana, actuaciones complementarias del Plan contra Inundaciones del Ayuntamiento de Alicante y el Plan Especial de Inversiones de Aguas Municipalizadas de Alicante. Lo que incluía además el depósito anticontaminación José Manuel Obrero y el Parque Inundable La Marjal”.

Con respecto a este último, se insistió en que La Marjal “es una obra pionera en Europa” inaugurada en 2015 en San Juan de Alicante para dar solución a los problemas de las inundaciones. Esta infraestructura es capaz de retener hasta 45.000 m3 frente a una lluvia de alta intensidad, y posteriormente, derivar el caudal de lluvia a la red de drenaje o a la depuradora para su reutilización. “Asimismo, en tiempo seco, se utiliza como zona recreativa dotando de un valor social añadido a la función hidráulica” ha explicado Asunción Martínez, patrona de la Fundación Aquae.

Para retener esta cantidad de agua de lluvia, el parque inundable cuenta con un vaso retenedor formado por un estanque que almacena habitualmente 6.674 m2 de agua regenerada procedente de las depuradoras de Alicante. Durante la lluvia, se inunda la zona de vegetación de ribera adyacente hasta alcanzar su capacidad máxima. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha seleccionado este proyecto, documentado y presentado por la Cátedra AQUAE de Economía del Agua, como ejemplo de buena gobernanza en las ciudades para solucionar a las inundaciones.

Por su parte, el depósito ‘Ingeniero José Manuel Obrero’, ubicado bajo las instalaciones del polideportivo Juan Antonio Samaranch, en el barrio de Cros-San Gabriel, es capaz de almacenar un volumen máximo de 60.000 metros cúbicos (20 piscinas olímpicas), lo que reduce significativamente los alivios de la red de alcantarillado al barranco de la Ovejas. Construido entre 2009 y 2011, este depósito se controla remotamente y funciona 24 horas, todos los días del año.

Con todo, en esta publicación sus autores se preguntan: “¿Cómo es posible que una ciudad históricamente sujeta a la escasez de agua, sin fuentes de abastecimiento locales, haya podido afrontar el cambio de siglo creciendo, y a la vez, con confianza en la garantía del suministro?”. Jorge Olcina ha aportado algunas claves: “La respuesta está ligada a los 120 años de historia de Aguas de Alicante, ya que cuando surge esta compañía en 1898 da respuesta a los problemas crónicos de abastecimiento, facilitando el acceso a nuevas fuentes a través del Canal del Cid”. Este hecho, unido a la creciente diversificación en la procedencia de sus recursos hídricos, a una mejora de la eficiencia de sus redes y del consumo, han conseguido que en las dos últimas décadas Alicante haya crecido de forma continuada, consiguiendo reducir su demanda hídrica total en un 20%.

Retos

Según señala la publicación de Aguas de Alicante y Fundación Aquae, la planificación urbana del agua en el litoral mediterráneo, en relación a las sequías, tiene varios retos por delante: disponer de diferentes fuentes de abastecimiento (tradicionales -superficiales y subterráneas- y “no convencionales”, depuración y desalación); eficiencia en las redes para reducir las pérdidas; monitorización continua; redes alternativas de distribución de agua depurada; impulso de sistemas terciarios y cuaternarios de depuración; construcción de depósitos de distribución dimensionados para situaciones de escasez; planes municipales de emergencia ante sequías; sistemas tarifarios que penalicen el exceso de consumo; y sensibilización social continua de los beneficios del ahorro del agua. En relación a los episodios de lluvia torrencial, los retos son construir colectores de agua pluvial de gran capacidad, depósitos pluviales y espacios públicos inundables; adecuar los sistemas tradicionales de alcantarillado a lluvias intensas; crear sistemas de alerta a las poblaciones (apps específicas en móviles); y poner en marcha sistemas de drenaje urbano sostenible.

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