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“La ciudad quiere tener un papel predominante en la estrategia del puerto de València, dado su impacto”

El vicealcalde segundo de València, Sergi Campillo

Carlos Navarro Castelló / Adolf Beltran

Valencia —

Ha dejado el área de personal y la gestión de la maquinaria administrativa del Ayuntamiento de València, en las que se caracterizó por su discreción y eficacia, para hacerse cargo, con la líder socialista Sandra Gómez, de una de las dos vicealcaldías de las que dispone el equipo de Joan Ribó en el segundo mandato del gobierno de izquierdas en la ciudad, surgido del denominado Pacto del Rialto entre Compromís y el PSPV-PSOE.

Sergi Campillo (Valencia, 1978) emerge como figura relevante de la coalición valencianista al frente de un área de Ecología Urbana y de las concejalías de Limpieza y Jardines y Renaturalización, así como de la de Devesa-Albufera, que ya desempeñaba.

Las políticas urbanas contra la emergencia climática son una prioridad en su agenda, mientras se acostumbra a una visibilidad política que no había tenido que afrontar antes en un Consistorio en el que está considerado, no solo una persona de confianza del alcalde, sino también de la líder de Compromís, la vicepresidenta de la Generalitat Mónica Oltra.

Del papel discreto del pasado mandato ha pasado a la primera línea de relevancia. ¿Es usted la mano derecha del alcalde Joan Ribó?

Cuando el alcalde me comunicó que iba a ser vicealcalde y las responsabilidades que iba a tener como coordinador del área de Ecología Urbana las concejalías de Limpieza del Espacio Público, Gestión de Residuos, Jardinería Sostenible y Renaturalización de la Ciudad, además de conservar la de Devesa-Albufera, evidentemente era un cambio importante en mis atribuciones. Supongo que durante estos últimos cuatro años en los que llevé la responsabilidad de las políticas de personal y del gobierno interior del Ayuntamiento valoró positivamente esa labor, como también la de otros compañeros y compañeras.

¿Cuál es el papel exacto de los vicealcaldes?

Tenemos el papel de la coordinación de Gobierno, nos reunimos con el alcalde de València semanalmente para discutir los temas del Gobierno y discutir aquellos puntos en los que pueda haber visiones diferentes y, como en el anterior mandato, habrá un diálogo constante para llevar adelante un Gobierno complejo porque es de coalición. Ese es el papel, porque además los vicealcaldes tenemos concejalías concretas.

Se ha hablado sobre si eso indica una posibilidad de que sea el sucesor de Ribó o el submarino de Mónica Oltra. ¿Qué hay de eso?

Entiendo el interés mediático de estos asuntos, es una realidad que debemos afrontar y que está ahí, este morbo por decirlo de alguna manera. Pero yo soy una persona muy formal y me gusta mantener muy bien separados los espacios orgánicos de los institucionales. Durante muchos años en este país hemos vivido cómo el espacio de partido ha contaminado sobremanera el institucional hasta el punto de que algunos confunden partido e institución. Lo hemos visto y es uno de los problemas que hemos tenido los últimos años que después ha derivado en casos de corrupción. Por tanto es muy importante para mí separar estos ámbitos y creo que el nombramiento de la vicealcaldía es exclusivamente este nombramiento y no hay nada más. Además Compromís es una organización democrática y por tanto ya tiene sus procesos para elegir sus candidaturas cuando toque, porque estamos en 2019 y quedan cuatro años, y eso en política es una eternidad.

¿Cuáles son los principales retos de este mandato con respecto al anterior?

En el pasado mandato se reforzaron mucho los servicios sociales, por tanto ese era de los principales objetivos. También en los últimos cuatro años nos centramos en poner la decencia en el centro de la acción política después de unos años del PP con muchos casos de corrupción. Este segundo mandato es en el que realmente se pueden desarrollar muchos de los proyectos que teníamos en marcha porque cuatro años para una administración pública y para desarrollar un proyecto de ciudad es poco tiempo desde el punto de vista del urbanismo sostenible, de la movilidad, de los temas medioambientales, de cómo va a variar también la gestión de residuos del Ayuntamiento de València, que ahora sigue con el contenedor marrón de la materia orgánica. Todo eso requiere un tiempo y este mandato es en el que debemos desarrollar todas las políticas que tenemos en marcha.

Está en un área a la que llaman Ecología Urbana, es algo de lo que se habla mucho ahora y parece que es de las que tiene más recorrido de cara al futuro. ¿Cuáles son las primeras medidas que plantearía?

Es un área que está muy relacionada con un concepto de sostenibilidad y, por tanto, como doctor en biología es un tema que me apasiona. Creo que uno de los grandes retos de la humanidad es hacer de las ciudades espacios sostenibles. Durante los últimos tiempos las ciudades se están convirtiendo en grandes sumideros de energía, además de los problemas que generan como el efecto isla de calor por la gran cantidad de asfalto y de obra dura que tiene una ciudad. Todo el mundo sabe que València tiene unos pocos grados más que si te vas un poco más al interior, a una zona del área metropolitana más boscosa o que tiene más verde. Cuando me plantearon que me hiciera cargo del área me planteé primero seguir la hoja de ruta que había llevado a cabo mi compañera Pilar Soriano a nivel de residuos. En el tema de jardinería queremos darle una vuelta a este concepto de jardinería que debe ser más sostenible, más mediterránea que integre la biodiversidad urbana en nuestros jardines y zonas verdes.

A la concejalía de Jardinería se le ha añadido la coletilla de Renaturalización, ¿Qué implica ese concepto y en qué medidas se plasmará?

Es un concepto muy importante para mí. Es una de las herramientas más importantes para mitigar el cambio climático que, por otra parte, ya está aquí y no podemos verlo como futuro. La ciudad está sufriendo ya los efectos del cambio climático con un aumento progresivo de temperaturas cada año, los veranos cada vez son más largos, tenemos cada vez más olas de calor. Por tanto tenemos que preparar la ciudad para ese reto y para eso una de las herramientas fundamentales es la jardinería. Debemos de tener más zonas verdes, más masa arbórea en la ciudad, tenemos que recuperar todos los espacios que puedan ser habitados por plantas y por otros animales, los tenemos que favorecer, por eso se dejaron de usar herbicidas en la ciudad para controlar la vegetación herbácea. Todas estas medidas ayudan a combatir el cambio climático, a bajar la temperatura de las calles, a ser refugios de otros insectos y animales. Es todo un concepto de que la ciudad no sea algo antagónico al medio natural.

Ha comentado que va a variar un poco la gestión de residuos. ¿En qué sentido?

En el tema de residuos hay una cuestión importantísima y crucial que queremos desarrollar en estos cuatro años, que son las campañas de comunicación y de concienciación, tanto en limpieza del espacio público como en gestión de residuos. También soy presidente de la Entidad Metropolitana de Tratamiento de Residuos (EMTRE), que es una entidad con vocación metropolitana y ya estamos hablando con los municipios que la integran para hacer acciones conjuntas entre ayuntamientos y EMTRE en gestión de residuos. He estado en las plantas de tratamiento de Quart y Manises y te das cuenta de la cantidad de basura de impropios que llega a estas plantas, que solo tratan los residuos orgánicos del contenedor marrón y los que no se pueden reciclar del contenedor gris. Por tanto, queremos hacer campañas informativas para que la gente tenga claro en qué contenedor tiene que tirar cada residuo y de concienciación porque todo lo que no se recicla acaba en el vertedero de Dos Aguas. Respecto a la limpieza del espacio público debemos incidir en el civismo.

Pese al cambio de gobierno hace cuatro años, la cúpula del EMTRE sigue siendo la misma que había cuando estaba el PP. ¿Por qué no se ha renovado en cuatro años?

Hay que diferenciar entre la representación política y la funcionarial. Es verdad que puede llamar la atención que se mantengan los equipos directivos de otros gobiernos, pero yo por ejemplo cuando entré hace cuatro años no cambié a ningún jefe de servicio porque me entrevisté con ellos y enseguida demostraron una actitud muy positiva. Yo creo que hay que valorar a las personas por el trabajo que hacen y por su competencia técnica en esos puestos. No soy partidario de hacer tabla rasa.

Este mandato finalizan los contratos tanto de limpieza como de jardinaría. ¿Qué novedades y mejoras puede avanzarnos que se incluirán en los nuevos pliegos?

Es un poco pronto para hablar del nuevo contrato de limpieza porque el actual finaliza en el año 2021, dentro de este mandato. Estamos trabajando ya para que en ese año esté lista la nueva licitación y no tengamos ningún problema con los plazos. Desde luego lo que sí es seguro es que después de 15 años del contrato que finaliza hay un gran recorrido para incorporar todas las mejoras tecnológicas que ha habido, como temas de sensorización, de smart city, y desde luego la posibilidad de incluir vehículos no contaminantes y silenciosos. Hay un mundo de posibilidades que hay que estudiar bien porque es el contrato más cuantioso del Ayuntamiento con 70 millones de euros anuales actualmente.

¿Y el de jardinaría que finaliza este mes incluirá mejoras?

Sí, finaliza este mes y vamos a prorrogarlo un año para estudiar bien el nuevo contrato que tiene que tener una mejora económica sustancial porque el que nos dejó el PP firmado justo antes de perder el Gobierno, que duraba cuatro años, era un contrato leonino en cuanto a condiciones económicas,. Eliminó la contrata de poda y la incluyó en el contrato general de jardinería con un presupuesto muy reducido. Además, en los últimos cuatro años ha crecido mucho el número de jardines con un total de 80 y todas esas zonas verdes hay que mantenerlas. Solo con el aumento de superficie hay que aumentar el presupuesto de jardinería. También tenemos problemas importantes en la gestión del arbolado en la ciudad precisamente por la deficiencia en el mantenimiento.

Usted mantiene las competencias de la Devesa-Albufera. Cuál es su posición con respecto a la ampliación del puerto de València y sus posibles efectos en el parque natural y sobre la costa y playas como las de El Saler?

La verdad es que nos sorprendió la noticia del dragado frente a la costa del Saler para rellenar el muelle de la ampliación. Nos sorprendió mucho porque hasta ahora pensábamos que todas las actuaciones se ceñían al interior del perímetro del puerto. Como dijo el alcalde, estamos preocupados y por eso se ha solicitado toda la información al puerto porque el Saler es una costa que está en regresión y, de hecho, el ministerio tiene un proyecto de regeneración de las playas del sur. Evidentemente el puerto es la primera empresa económica de la ciudad, es una institución pública que tiene una importancia capital para toda la Comunitat Valenciana y para España. Pero una infraestructura de estas características tiene externalidades negativas para la ciudad que van desde la contaminación atmosférica de los grandes buques hasta afecciones en la movilidad. Por tanto la ciudad, y me atrevería a decir el área metropolitana, ha de tener voz y voto y se la ha de escuchar. Yo creo que durante muchos años el puerto y la ciudad han vivido de espaldas. El anterior Gobierno municipal del PP era como que no quería saber nada de establecer una relación de tú a tú con el puerto. Está claro que el puerto es una entidad autónoma, pero la ciudad debe tener una voz predominante y que se le escuche por parte del puerto de València. Es cierto que ahora hay una voluntad de diálogo, pero la ciudad quiere tener un papel predominante a la hora de definir la estrategia de desarrollo del puerto. Porque son evidentes los impactos que ha tenido. El desarrollo económico tiene que ser también sostenible, sobre todo, teniendo en cuenta a la ciudad.

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