Sergi Castillo, periodista: “Mazón trata de reabrir heridas sobre el valenciano cerradas gracias a gente del PP”
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Si hay un especialista en el proceso que dio lugar a la creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), ese es el periodista Sergi Castillo (Cocentaina, 1978). Autor de ensayos y crónicas sobre algunas de las tramas de corrupción que han afectado a la política valenciana, colaborador en diversos medios de comunicación, profesor de lengua y literatura en un instituto y concejal socialista en el ayuntamiento de Benidorm, en 2021 publicó Operació AVL, el pacte lingüístic dels valencians (Vincle) y ha dedicado los últimos años a una tesis sobre el mismo tema con la que se doctoró en la Universidad de Alicante en diciembre de 2024. Una tesis que dará lugar a un libro cuya publicación tiene programada para el año que viene la editorial Tirant lo Blanch con el título Els orígens i els primers vint anys de l'Acadèmia Valenciana de la Llengua (1995-2021).
“Faltan actualmente referentes del mundo de la cultura que en otro tiempo tenía el PP, como Joaquín Calomarde, que fue diputado en el Congreso, y Manuel Tarancón, que fue presidente de la Diputación de València y conseller de Educación y Cultura. Los dos, ya desaparecidos, tuvieron un papel importante en la creación de la AVL. No solo tenían en cuenta qué es la cultura y la lengua de los valencianos, sino que trabajaron para tender puentes y superar el conflicto con figuras de la Universidad, el valencianismo y la izquierda”, señala Sergi Castillo como punto de partida al dar su opinión sobre los intentos actuales del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, de reformar la institución normativa del valenciano, incluso cambiándole el nombre, con lo que desvirtuaría el pacto lingüístico que la hizo posible.
“La transición a la democracia en la sociedad valenciana, que tuvo momentos de mucha conflictividad y violencia, en realidad no acabó con el Estatut d'Autonomia del 1982”, señala Castillo, “sino con la creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, que venía a superar la división de los valencianos en materia lingüística. El proceso empezó en 1997, con Eduardo Zaplana de presidente, y culminó con la incorporación de la AVL como institución en la reforma del Estatut del año 2006, ya con Francisco Camps como presidente”.
Esta última maniobra, que blindaba la Acadèmia como una institución estatutaria, se produjo, enfatiza Castillo, cuando “la AVL ya había aprobado el Dictamen sobre los principios y criterios para la defensa de la denominación y la entidad del valenciano en febrero de 2005”, que había vuelto a levantar malestar en ciertos sectores del PP porque reconocía, como siempre ha sido una obviedad en ámbitos científicos y culturales, que la “lengua propia e histórica de los valencianos, desde el punto de vista de la filología, es también la que comparten las comunidades autónomas de Cataluña y de las Islas Baleares y el Principado de Andorra. Así mismo, es la lengua histórica y propia de otros territorios de la antigua Corona de Aragón (la franja oriental aragonesa, la ciudad sarda de l'Alguer y el departamento francés de los Pirineos Orientales)”. Aquel dictamen dio pie a la definición del valenciano como una lengua románica que en otros territorios recibe el nombre de catalán y, recíprocamente, del catalán como una lengua que en la Comunitat Valenciana recibe el nombre de valenciano.
Aunque en su libro de 2021 dio mucho relieve a la aproximación entre Eduardo Zaplana y el presidente de la Generalitat de Catalunya Jordi Pujol, enmarcada en el acercamiento a nivel estatal de José María Aznar con el líder de Convergència a finales de los años noventa que se plasmó en el llamado “pacto del Majestic”, Castillo ha modificado durante la investigación para su tesis doctoral ese punto de vista y ahora relativiza la importancia de esa circunstancia política y apunta más a la dinámica autóctona: “A iniciativa de Manuel Tarancón, el PP incorporó la idea de crear un órgano normativo en el programa electoral del PP en 1995. Joaquín Calomarde, por otro lado, propició decididamente la negociación en el Consell Valencià de Cultura que llevaría al pacto lingüístico, plasmado en la creación de un órgano normativo del valenciano con determinadas condiciones”.
“La intención explícita”, recuerda el periodista, “era sacar la lengua del debate político”. Justo lo contrario de lo que ahora busca Mazón. Por otra parte, añade, “se sabía que el pacto (no hubiera sido posible de otro modo) propiciaría un organismo con mayoría de defensores de la unidad de la lengua. No se engañaba a nadie”. En el seno de la AVL se han acercado muchas posturas y la institución ha hecho, en opinión de Castillo, “un importante trabajo de incorporación y reconocimiento de elementos de la lengua viva y el habla de los valencianos”.
“Mazón hace una manipulación del tema para intentar salvarse” de su desastrosa actuación en la catástrofe de la dana del 29 de octubre de 2024, “y trata de reabrir heridas que ya estaban cerradas, entre otras cosas, gracias a gente de su partido”, asegura Castillo, que considera que, de todas maneras, “es un brindis al sol, porque no lo puede hacer. Necesita una mayoría cualificada en las Corts Valencianes que no tiene ni tendrá nunca. Lo único que hace es utilizar políticamente la lengua, una vez más, y causa un gran daño al pueblo valenciano y a toda la gente que trabaja por el valenciano y su uso normal”.
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